Queremos empezar este comunicado participando del dolor de las miles y miles de familias que han perdido en esta crisis sanitaria a sus seres queridos. Este sindicato no es ajeno a las consecuencias de esta pandemia, pues es la clase trabajadora de la que formamos parte de una manera intrínseca, la que se bate el cobre en primera línea, convive con los riesgos derivados de no parar la maquinaria productiva y sufre los recortes y la privatización de los servicios públicos. En este teatro del bochorno en el que se ha convertido la política parlamentaria, el anarquismo se perfila hoy como la opción mas honrada para enfrentar el actual estado de las cosas. Somos la clase trabajadora quienes estamos pagando todas las consecuencias políticas, sociales y económicas de una situación que por supuesto no hemos provocado. Si no acatamos su régimen en 1978 –desvinculando por completo nuestra organización de los pactos de la transición– menos lo haremos ahora, cuando sus cimientos se tambalean y cuando su icono de democracia vive fugado bajo la protección de una dictadura islámica. No formar parte de este circo estatal te concede la independencia necesaria para señalar las fallas de un sistema económico que sigue enriqueciendo a una elite mientras degrada el medio ambiente y niega un futuro para la vida de millones de seres humanos.
Si el año pasado este sindicato se quiso posicionar para enlazar los puntos en común (intentando salvar con humildad la inmensa brecha temporal) que las ideas libertarias tienen con el estallido social que conllevo a la Revolución Comunera. Este año, creemos más oportuno echar la vista atrás y recuperar algunas de las luchas a las que hemos dado cabida o hemos impulsado en nuestro espacio de Villalar esperando que hayan servido para germinar esa primavera de libertad que esperamos construir entre todas las almas honestas que anhelan la justicia con mayúsculas.
Nuestro espacio libertario de Villalar ha procurado ser altavoz tanto de las ideas de liberación que se aglutinan dentro de nuestra organización, como de multitud de colectivos que nos son afines. Nos hemos esmerado también en que opciones que por su naturaleza eran y son silenciadas sistemáticamente por el poder estatal en todas sus ramificaciones tuvieran sitio y lugar en nuestra casa para expresar libremente su mensaje. Exponer que otro mundo es posible, fomentar la afinidad y la organización entre iguales o dar a conocer otras formas de gestión basadas en el apoyo mutuo y la solidaridad con las que poder confrontar el anarquismo a un mundo cada vez más violento, injusto y degradado, ha sido y será nuestra meta no solo en Villalar, sino en el quehacer diario de nuestras vidas.
- Frente a la degradación ambiental que genera la producción capitalista dimos voz a colectivos tan cercanos a nuestras sensibilidades como la plataforma Tierra de Campos Viva, la plataforma en defensa del rio Tajo de Toledo, Salamanca antinuclear o la Coordinadora contra la central nuclear de Garoña de Burgos.
- Frente al centralismo económico y la despoblación que conlleva, sumamos las razones de nuestro mundo rural en palabras de nuestros compañeros de la CNT de Teruel y en la defensa de la gestión colectiva de los bienes comunales a cargo de la plataforma Stop Expolio.
- Frente a la impunidad de los crímenes del franquismo hemos opuesto nuestra memoria como trabajadores y trabajadoras presentando nuestro grupo específico de memoria histórica de Valladolid. Grupo que está trabajando junto con otros colectivos de otras latitudes –dentro de la CNT– para rescatar y poner en valor nuestra fecunda historia Confederal del olvido, pudiendo incluso disfrutar hace unos años de la presencia en Villalar del que fuera referente de la resistencia antifascista, nuestro inolvidable compañero Félix Padín.
- Frente a la imposición de las corporaciones alimentarias, soberanía y autogestión, impulsada por grupos de consumo propios o proyectos participativos que rompen las normas del mercado como Bajo el Asfalto está la Huerta.
- Frente a la enseñanza privada o concertada, defensa de la escuela pública a cargo de la plataforma por la escuela laica o dando un paso más apoyando la enseñanza libre que nos mostró en su día el proyecto de la Escuelita.
- Frente a la pleitesía y la cobardía del estado español ante un crimen de estado, la firme denuncia del asesinato de José Couso con la presencia de su propio hermano en nuestra carpa.
- Frente a la criminalización de la protesta y la represión, compartimos la inocencia de nuestros compañeros Pablo y Jorge desmontando punto por punto el montaje policial sufrido durante la huelga general del 14N en Logroño.
- Frente al racismo y los muros económicos, la experiencia y la situación de los campamentos de refugiados en Grecia a cargo de personal que estaba en primera línea realizando labores humanitarias.
- Frente a sus reformas laborales, los accidentes de trabajo y la precariedad, hemos contado con la presencia de numerosos sectores en lucha bajo las siglas de esta central sindical, desde la huelga de limpieza de Madrid a denuncias de cierres patronales o la lucha por las mejoras en los convenios (como el metal) donde tenemos una fuerte presencia. Frente a los recortes de libertades y los zulos ilegales del estado, la crítica del sistema carcelario y la solidaridad con las personas presas.
- Frente a la sociedad patriarcal, nuestro impulso feminista y militante acercado por nuestras bravas compañeras, participes directas de la organización de dos huelgas generales.
Con este bagaje, que entendemos es muy positivo, nuestro mejor homenaje a los comuneros y las comuneras de todo tiempo y de todo lugar, es y será continuar la lucha. La organización de los trabajadores y de las trabajadoras se hace imprescindible para que las razones del común se habrán paso sobre el egoísmo y el odio racista encarnado hoy como ayer en la extrema derecha, ultra o sutil. No es fortuito que mientras los medios de comunicación nos bombardean con debates ajenos a la clase trabajadora aumenten las desigualdades sociales o económicas o se conculquen derechos civiles y laborales. La conciencia de la clase obrera y su organización entre iguales debe emerger en cada puesto de trabajo, en cada barrio, en cada pueblo, en todos y cada uno de los actos en los que la bandera roja y negra ilumina un halo de esperanza en los sueños del conjunto de los explotados llamando a la resistencia contra cualquier forma de opresión. A pesar de que no hemos podido hacer una convocatoria a la altura de la efeméride que tenemos delante a causa del estado de alarma, no les demos el placer de rendirnos como no se lo dieron aquellos que perdieron la vida en estos campos de Villalar hace ya 500 años.