El miércoles 10 de octubre de 2018 el sindicato socialdemócrata UGT realizaba un acto para celebrar su 130 aniversario en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid, respaldado por diversos «notables». En dicho acto el secretario autonómico presumía que su sindicato es “la memoria histórica de la clase obrera en este país”.
Se diría que el señor secretario no está muy puesto en la historia del movimiento obrero español al atribuir unos méritos que, solo en parte, pertenecen a una UGT ya extinta. Se olvida de un referente en la praxis sindicalista y revolucionaria dentro del Estado Español como es el sindicato CNT -que superó a UGT en número de afiliados-: una de las organizaciones más combativas por sus alternativas al capitalismo, y por ello más atacada y hostigada desde el poder, no solo con gobiernos monárquicos o autocráticos sino también bajo la república, la dictadura franquista o la actual monarquía constitucional. La imagen del anarquismo y del anarcosindicalismo que se difunde desde el periodismo, la literatura y la historia domesticada, forma parte de los ataques que se nos hacen y que no padece un sindicato burócrata como UGT.
Esta desmemoria es tanto más preocupante cuando el anterior secretario autonómico de su sindicato amigo, CCOO, ocupará la presidencia del consejo asesor de Castilla y León sobre Memoria Histórica. Parece un nuevo caso de toda una tendencia de memoria desmemoriada que CNT ya está teniendo que criticar a nivel de Valladolid a propósito de iniciativas de la ARMH como el «memorial por todas las víctimas».
Si esa “desmemoria” la tiene el señor secretario en lo que respecta a la represión, no lo es menos en lo referente a las luchas y logros conseguidos por la central anarcosindicalista -a veces, no tenemos ningún problema en recordarlo, en unión con UGT- en lo referente a las mejoras laborales conseguidas en España.
La atribución que hace el señor secretario de la conquista de las ocho horas a la UGT no es correcta. Históricamente es conocida la fecha de febrero de 1919, cuando los comités de la CNT asumieron la dirección del conflicto de la empresa Riegos y Fuerzas del Ebro “La Canadiense”, consiguiendo que una huelga que comenzó con ocho obreros despedidos terminase con una huelga general que trajo la implantación de la jornada de ocho horas en todo el estado, siendo de los primeros del mundo en implantar esa jornada laboral.
Ignorar a CNT como elemento fundamental de la historia del movimiento obrero es ignorar la historia del último siglo, es olvidar el sufrimiento de aquellos compañeros y compañeras que dieron su vida por lograr mejorar sus vidas y las de los demás buscando esas “utopías” que llegaron a realizarse en amplias zonas de España en 1936, en aquellos lugares donde el pueblo supo y pudo parar el golpe de estado fascista. Es el más claro momento de logro social, UGT y CNT unieron sus fuerzas bajo las siglas UHP (Uníos Hermanos Proletarios, significado de las siglas por si el señor secretario no lo conoce) para autogestionar las fábricas y colectivizar la tierra.
Hemos pasado de esa unidad de las dos organizaciones en la revolución española de 1936 a ver como el discurso de los dirigentes de UGT traicionaba las luchas obreras durante la llamada Transición del 78 hasta nuestros días.
El señor secretario de UGT debería mostrar más humildad con la militancia que luchó ayer y sigue luchando hoy contra el despotismo, la miseria y el fascismo no solo en España sino también en Europa.
Para terminar nos remitimos al Documento base sobre el posicionamiento de CNT en relación a la Memoria Histórica, y lo hacemos citando su último párrafo: Reivindicamos la verdad, la dura realidad sufrida, la vida militante de compañeras y compañeros que fueron y son objeto de persecución y represalias. Queremos que resplandezca la figura de las personas torturadas, fusiladas o asesinadas sin otro motivo que el de luchar esforzadamente por una humanidad libre. Por ello, ni tranquilidad ni reposo, hay cosas que no admiten mayor retraso o demora
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