Pues bien, pesadas o no, allí estuvimos compañeras de la CNT, junto a otros sindicatos, haciendo el esfuerzo de garantizar el derecho a huelga de 24 horas para trabajadoras y trabajadores a quienes se convocaba para ella el 8 de marzo: dos semanas previas recorriendo despachos de las distintas administraciones, informándonos y negociando. Hemos intentando dar lo máximo en materia de sensatez, humildad, firmeza, voluntad de diálogo, respeto y educación, con vistas a nuestro objetivo principal.
Han sido horas de convocatorias precipitadas, de acudir al trote para cumplir plazos estrechos, de digerir información abundante sobre la que hay que tomar una decisión inmediata, de escuchar hablar una jerga burocrática que se da por sabida –protocolos, cargos, nombres que nos son ajenos…-. Pero le hemos intentado sacar el máximo partido, superando el momento mediante la utilización de argumentos claros y generales que unificaban criterios. Es importante conocer la realidad de los diferentes sectores para poder argumentar lo que es estrictamente necesario. En ciertos momentos, los cargos y técnicos que hemos tenido enfrente reflejaban en sus caras y silencios la falta de costumbre de cuestionarse y reflexionar argumentos más allá de lo estrictamente impuesto. Pero han tenido que escucharnos.
Reunión con la administración municipal, reunión con la administración autonómica, reunión con la delegación del gobierno… etc. En todas ellas se nos hablaba de la importancia de garantizar “servicios esenciales” y de proteger el derecho de los esquiroles y de la «ciudadanía», a pesar de que esas mismas administraciones no tienen ningún miramiento en llevar a cabo recortes sociales que precisamente ponen en peligro la satisfacción de los derechos de trabajadoras y trabajadores.
Uno de los motivos que nos ha llevado a la huelga general feminista de 24 horas es la falta de atención a las personas dependientes por parte de las instituciones, una desatención que se quiere paliar poniendo ese trabajo sobre la espalda de las mujeres. Sufrimos la desatención a las personas dependientes, y a quienes, precisamente, nos movemos para lograr la atención a la dependencia se nos pretende dar lecciones sobre su importancia y carácter esencial.
No deja de ser curioso que sea precisamente a las profesiones feminizadas, especialmente castigadas, a las que se les ha querido impedir el derecho a la huelga con servicios mínimos abusivos. Las limpiadoras se consideraron “servicio esencial” y, de hecho, lo son; precisamente por ser un servicio social mal pagado y explotado ha tenido lugar una huelga feminista como la que llenó las calles el ocho de marzo, y volverán a convocarse más huelgas que volverán a llenar las calles mientras estas injusticias se sigan manteniendo.
Mención aparte merecen descoordinaciones evidentes, como las que entre sí mostraron Junta de Castilla y León y Universidad de Valladolid, y que dejan claro que no hay un compromiso y dedicación para respetar el derecho a la huelga. También mencionamos la actitud de sindicatos mayoritarios burocratizados como CCOO y UGT, con libre acceso a la información sobre una huelga que, según ellos mismos, “nos les interesaba” y “no era la suya”, y que aparecieron en algunas reuniones de manera injustificada y con evidente intención de boicotearlas. Bonita manera de emplear su jornada remunerada “al servicio de los trabajadores”.
Finalmente, no hubo acuerdo en la mayor parte de las propuestas y nos encontramos con la imposición de unos servicios mínimos abusivos. Así ocurrió en las emergencias del 112, en las cuales, para colmo, el día de la huelga nos encontramos con una presencia policial que nos impidió comprobar si siquiera se cumplía ese mínimo máximo que se nos impuso.
Las mismas personas que nos llamaron pesadas que hay que quitarse de encima nos dijeron a la cara que estaban “encantadas de habernos conocido”. Nosotras también estamos encantadas de conocer por dentro cómo se toman las decisiones que bloquean el derecho a la huelga, estamos encantadas de lo que hemos aprendido y de poder aplicarlo en futuras ocasiones para aumentar nuestra capacidad de maniobra en defensa del derecho a la huelga y al trabajo digno.