CNT organizó para la tarde del 28 de abril la presentación en sus locales del libro República, guerra civil y campos de concentración: Memorias de un anarquista bilbaíno. El libro ha sido editado recientemente como homenaje a la figura de Félix Padín Gallo, compañero que representa uno de los casos mejor documentados de las penurias a las que fueron sometidos los represaliados de la Guerra Civil.
Para empezar a hablar del libro hay que retrotraerse unos cuantos años, cuando Soraya, una de sus responsables, a los 13 años y durante un acto de CNT en Aranda de Duero, conoció a Félix: ”una persona humilde, respetuosa, preocupada siempre por dar ejemplo con sus actos”. Soraya descubrió por él que en su pueblo hubo un campo de concentración durante la Guerra Civil, totalmente desconocido para sus habitantes. A lo largo de los años Félix fue narrando de forma caótica y desordenada sus memorias. Siendo este ya muy mayor, Luis Fuentes, amigo suyo, se encargó de dar forma al libro, del que Félix recibió un ejemplar en su último cumpleaños.
Fundación Anselmo Lorenzo
La presentación del libro estuvo a cargo de Soraya y de Javier Antón por la Fundación Anselmo Lorenzo, que lo ha editado. La fundación fue creada en 1983 por CNT con el objetivo de organizar su archivo histórico, uno de los mayores sobre movimiento obrero y libertario del mundo, englobando todo lo referente a CNT, FAI, ateneos, cooperativas, Mujeres Libres, etc… Además de realizarse investigaciones históricas, familiares de segundas y terceras generaciones acuden en busca de información sobre sus antepasados represaliados. La FAL posee también una extensa producción editorial.
Recientemente se ha reabierto el antiguo local del archivo de la FAL, en la calle Peñuelas de Madrid, como sede cultural y social. Ya hay programadas actividades hasta verano: monográficos, actividades culturales y de memoria histórica, presentaciones de libros… a lo que se suma una biblioteca abierta al público que constará de más de 26.000 obras. Tanto el catálogo como las actividades se pueden encontrar en su página web.
Biografía
Félix Padín Gallo nace en Bilbao en julio de 1916 en el seno de una familia humilde y obrera. A los 12 años comenzó a aprender albañilería, el que sería para siempre su oficio. Heredero de la cultura libertaria, como tantos otros de su generación, acudía con asiduidad a escuelas libres en los montes, practicaba el nudismo y el vegetarianismo, comentaba con sus compañeros las noticias de la prensa obrera… A los 14 años se afilió a la CNT y posteriormente a las Juventudes Libertarias. En 1934, tras quedar huérfano de padre y madre, fue detenido por los hechos revolucionarios de la Revolución de Asturias.
Cuando estalló la sublevación militar de 1936, a los 20 años, lucho en los batallones de ”Isaac Puente” y ”Durruti”. Combatió en la primera ofensiva del Ejército del Norte, en la Batalla de Villarreal. Existe un documental al respecto titulado ”Desafectos del Pirineo Navarro”. En 1937 cayó preso y fue enviado a la cárcel de Vitoria, para ser posteriormente trasladado al campo de trabajo de Miranda del Ebro, el último en cerrar tras la contienda, en el que se encontraban presos, además de prisioneros de guerra, integrantes de las Brigadas Internacionales. Un campo dónde ”1700 hombres dormían hacinados en barracones y donde los prisioneros que habían ejercido cargos eran fusilados, mientras que los enfermos sencillamente se desechaban”. Con temperaturas de diez grados bajo cero en invierno y sin mantas ni abrigo, ”empleaban latas de tomate como zancos para no hundirse en el barro”. En su estancia sufrió de tifus, sarna y piojos. A pesar de ello, narra en sus memorias, nunca faltaba el humor y las bromas entre los presos.
Posteriormente fue enviado a cavar las trincheras de los pueblos de Guadalajara, al Parque de Ingenieros de Sigüenza para reconstruir casas, puentes y hospitales sin apenas herramientas y con raciones de comida mínimas. La etapa de mayor dureza fue durante su estancia en los Pirineos Navarros, realizando trabajos forzados en los batallones disciplinarios, que integraban a más de 15.000 presos, reconstruyendo vías férreas, tierras agrícolas o alcantarillas… No sólo los que habían participado activamente en la lucha contra el levantamiento militar fueron condenados: también unos 100.000 ”desafectos”, como se conoce a aquellos que fueron castigados por mera simpatía o militancia. Las duras condiciones de explotación están bien recogidas en el documental, con la participación de Félix, ”Desafectos”. La dictadura se sirvió sistemáticamente de la esclavitud para su imposición.
Félix Padín es liberado finalmente en 1942. Durante el Primero de Mayo de 1947 organiza la famosa huelga de brazos caídos de Bilbao, por la que fue encarcelado y enviado de nuevo a Miranda hasta 1954, donde finalmente se estableció el resto de su vida. Como él mismo decía ”No nos pudieron quitar la moral. Les jodía que cantásemos”.
Y es que en 1948 nos encontramos con toda una geografía carcelaria bajo condiciones miserables a lo largo de todo el territorio, que constaba de 148 campos, la mayoría de ellos clausurados en los años 50, aunque otros, como el de la sierra de Madrid, perduró hasta el 61. ”Toda España era una gran cárcel. El lema era: trabaja y muere. Realmente no se inventó nada nuevo en Alemania. España fue el experimento”. Es necesario remarcar que el gestor de esta red de prisiones fue la Conferencia Episcopal. Un ejemplo de esta colaboración de la Iglesia con la dictadura lo protagoniza el cura encargado de una de las dos prisiones de Burgos, quien se jactaba de haber pegado 256 ”tiros de gracia” con la pistola que guardaba bajo la sotana.
Tras la muerte de Franco reactivó su militancia. Soraya recuerda a Félix, ya siendo anciano, llevando a su nieta pequeña a pegar carteles con el cubo de cola y la escoba por las calles de Miranda. En 1990 fue observador del Congreso de Bilbao y en el 92 participó en el Certamen Anarquista Mundial (CAM), entre otros cargos y participaciones. En el 2002 fue homenajeado en Miranda del Ebro y en el 2006 recibió, junto con otros compañeros, un homenaje oficial de las instituciones vascas.
Tras la caída del régimen franquista en el 1976, ”estos ‘viejos’ fueron los que dieron un golpecito en el hombro a las jóvenes generaciones”. Félix Padín Gallo murió el 7 de octubre de 2014 en Miranda de Ebro.
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