La huelga vale para mucho. Para mucho.
Lo fácil sería rebatirte diciendo que es gracias a una huelga cómo los estibadores siguen teniendo las condiciones que les querían quitar. Y al igual que ellos (caso mediático en la tele hace dos años) existen otros tantas ejemplos, otras experiencias, silenciadas (trabajadores de Cuétara, limpiadoras en el aeropuerto de Ibiza, portuarios en Barcelona, cuidadoras en las residencias en el País Vasco, trabajadoras de Bershka… El “etc.” es realmente larguísimo, ¡mucho más de lo que piensas!; lo que pasa que no nos lo ponen por la tele, no vaya a ser que…).
Eso sería lo fácil, pues hay literatura para rato y los datos están ahí. Pero de cara a una huelga general como es la huelga general feminista de este 8 de marzo, podrás decir (y con razón): “mucha gente (la mayoría) no va a hace esta huelga el 8M. Y entonces, así, la huelga no va a dar sus frutos”. Esto no es cierto. La historia demuestra cómo cada Huelga General hecha en este país, por poca participación que haya tenido, sí ha servido para cosas. Como digo no me voy a detener aquí, pues sobre esto (además de muy obvio) hay ya mucha literatura. Así que voy a otras lindes menos comentadas. Porque hay más cosas en una huelga.
Una cosa a nombrar es que una huelga ha de hacerse también con un sentido de empatía. Ha de tenerse en cuenta: ese día, muchas personas se van a jugar sus puestos de trabajo, van a poner en riesgo posibles acosos en sus empresas hacia su persona, o también a poner en riesgo promesas que tenían de sus encargados respecto a diversos temas (me tienen apalabrado darme tal fin de semana, tengo una boda…).
También ese día, en las calles, en los piquetes, a veces gente termina multada e incluso detenida y/o con penas de cárcel. Dirás, “¡joder!, ¿y me quieres animar a ir a la huelga con estas palabras?”. Si cito esto no es por querer desanimar a que hagas la huelga. Es por querer hacer ver que mientras otras personas se están jugando el pellejo, mientras que se están partiendo la cara por los derechos de todas, tú no puedes faltar en tu curro porque ___________________________ (añade aquí la excusa que prefieras. Sí, excusa). De ahí que hable de empatía con quien ese día sale a la calle y del sentido que tiene estar todas del mismo lado y no haciendo el esquirolaje a quien se juega no sólo el puesto sino en ocasiones mucho más. Y sí, por el bien de todos nosotros.
No he escrito este párrafo anterior pretendiendo que suene así en plan moralista. Lo que busco es intentar dar un sentido colectivo a los actos, a la vida. Porque la huelga también sirve para eso: para reconocernos como clase ante la patronal. No estamos solas haciendo huelga, no somos individuos sueltos. Huelga no es sólo no ir a currar. Huelga es ese día ir a los piquetes, a las marchas, es tomar las calles. Es ir con gente que no conoces: todos a una. Es verte y sentirte como parte de un colectivo, algo más grande.
Y ojo, es real, porque ser clase trabajadora no es ningún sentimiento, es algo objetivo. Otro tema es que no nos sintamos identificados como clase obrera (y ese es otro tema).
Una huelga también sirve para ganar experiencia: organizarla, legalizarla, difundirla, organizar piquetes, participar en ellos, hacer reuniones, organizar los espacios de cuidados, aprender a parar una ciudad de forma eficaz… No se hace solo. A todo se aprende haciendo. Las huelgas también. Es lo que antaño lo llamaban hacer “gimnasia revolucionaria”, en esos tiempos en los que se la jugaban porque, aunque tenían mucho que perder, también eran conscientes de lo que se jugaban si no se organizaban y le echaban un par (sea de huevos o de ovarios).
Pero hay más. No me voy a extender porque la idea no es hacer un libro (aunque el tema da para ello), pero sí deseo nombrar el factor “empoderizante” de la huelga.
Hacer huelga en el curro, por lo general, da miedo. Pero miedo no sólo al despido o a las represalias de la empresa (que también). Me refiero al miedo a significarte de cara a los propios compañeros, a tomar una postura, ese decir: yo hoy voy por aquí (nota: no hacer huelga también es tomar una postura, lo que pasa que como es la postura dominante, se interpreta como seguidismo). Cosas que se nos vienen a la mente son “qué dirán los compañeros” o“me toca dar explicaciones”. Y sí, la cuestión es que precisamente las explicaciones a dar no es algo que esté muy de moda que digamos: “Hola, es que voy a parar porque sé que soy clase obrera y quiero pelear por lo mío”. Pues no, hoy por desgracia está mucho más normalizado el “Puigdemont_______________________”. Demasiadas personas aún no entienden algo tan sencillo como que son clase trabajadora y que sus intereses son distintos a los de la patronal.
Aquí trato de hacer referencia a que hacer huelga ayuda a reafirmarse también como persona, como trabajador/a. A pasar del borrego que sigue los dictados a trabajador con conciencia y dignidad. Porque no somos sólo lo que pensamos, sobre todo somos lo que hacemos. Muy bien si tú te sientes solidario, muy bien si__________________________________________ (añade todas esas cosas bonitas de justicia social, ética, igualdad, libertad, etc.). Pero el día de la huelga has currado. Has hecho lo mismo que el de al lado, que ese compañero tan cabrón, tan mala gente e individualista que se te viene a la mente ahora mismo tan fácilmente.
Hacer huelga sirve para reconocernos como grupo (como clase). Que sí, que suena antiguo, pero no lo es. Y si lo fuera por qué ibas a tener miedo a hacer huelga. Huelga sirve también para empoderarte como persona (sí, a título individual, porque aquí nadie habla de renegar del valor y la importancia del individuo).
Y no se ha dicho, pero que quede claro: una huelga también vale para meter miedo (no sólo para perderlo). Vale para decir a los de arriba, a las patronales, a la banca, a las clases políticas: nosotros, si nos da la gana, paramos la producción, paramos el país. Porque el país, ¡sorpresa! lo manejamos y hacemos funcionar nosotros. Y, tanto darme cuenta nosotros, como el que ellos se den cuenta, de que tenemos la sartén por el mango, para nosotros es un golpe de autoestima, un subidón. ¡Podemos lograr cosas! Hoy es el 8M, y ¿mañana? Y para ellos es miedo, es un “que despiertan”, “que se enteran que pueden apañárselas sin nosotros”, “joder, como cojan la costumbre de pelear, de organizarse, de encontrarse unos con otros, de reconocerse unos en otros, de dejar de dividirse por____________________ y empiecen a tomar conciencia de que quien les jode la vida está arriba”.
La huelga es más que lograr tal o cual reivindicación. La Huelga, en este 2019 que nos encontramos, con una clase trabajadora con una conciencia de clase que está bajo mínimos, en este contexto, ahora mismo, la huelga tiene todo el sentido del mundo; como siempre lo tendrá mientras estemos explotados, que es como estamos, que es de lo que se trata.
¿Quieres ir a mejor? ¿o quieres seguir yendo a la mierda? (en Sanidad, jubilación, salud en general…). En nuestras manos lo tenemos. Fácil no va a ser y gratis tampoco. Toca pelear, también llorar en determinados momentos. La lucha a veces cuesta mucho y se hace muy cuesta arriba. Toca agotarse, decepcionarse… Pero ojo, es común. Es común y es también en compañía. Igual derrotados en muchas ocasiones pero no solos. Porque también está el placer de lamerse las heridas con compañeros y compañeras de igual a igual, de cuidarse, de quererse, de ponernos en el medio. De hacer nuestros refugios frente a las garras de quienes sólo nos ven como números.
La alegría de parar y jugarme el pellejo junto con los compas, de vernos y sentirnos dignos, de remar juntos por valores en los que confiamos. Porque para nosotros y para nosotras los valores del feminismo son muy importantes. Porque confiamos en la igualdad de las personas por encima de su género, de su orientación sexual. El feminismo para nosotros es un valor muy importante y nos merece y mucho pelear por él. Porque queremos vivir en una sociedad en la que se pueda abortar, en la que hacerlo no suponga poner en riesgo la propia vida, una sociedad en la que dos mujeres se puedan besar, una sociedad en la que mujeres pobres no tengan que parir para satisfacer los deseos de mujeres ricas, una sociedad en la que una mujer no tenga que tener miedo por el simple hecho de ir sola por la calle.
El etc. es muy largo. Y sí, luchando por esos valores y con el apoyo mutuo y la solidaridad como medios pero también como fines. Te invito a conocerlos, a vivirlos. Te invito a ello por ti, pensando en ti, con cariño. Y también pensando en mí. Porque sé que es algo que nos hace bien a todas. Y sí, una huelga no se hace para disfrutar del placer de la rebelión y de sentirnos y sabernos capaces de que todos lo podemos todo, que también. Y mucho. Una huelga se hace para ganar. Pero en una huelga se ganan muchas cosas más que los objetivos de las reivindicaciones.
Por todo esto y por más, a la huelga compañeros, a la huelga compañeras.
Feminismo Vs Machismo
Clase Obrera Vs Capital
#FeminismoDeClase
#8MSinEsquiroles
#OrganizadasCambiamosElMundo
Fuente de las imágenes: http://nosotras.cnt.es/
Debe estar conectado para enviar un comentario.