Primavera de la risa con la CNT

Los miércoles de marzo a las 22:30h en el Teatro Fígaro de Madrid (C/ Dr. Cortezo, 5). Entrada: 15 euros. Entrada con descuento (adquisición en Tirso de Molina, 5 – 2º y 6º) para los sindicatos de CNT: CNT (12 euros) y parados (10 euros) (Sólo en taquilla y sindicatos de CNT) Venta en Taquilla: Tlf. 913600829, www.entradas.com.

Durante la guerra civil, la CNT instaló su cine en el Teatro Fígaro. Ahora, con motivo del primer Centenario del sindicato, nos complace y nos honra volver a éste teatro, esta vez para apoyar el arte de nueve grandes humoristas de vanguardia.

3 de marzo: Humor visceral | Carolina Noriega y María la Vikinga

10 de marzo: Humor político | Hovike Ignatius Farray

17 de marzo: Humor a primera vista | Belén Rubio y Pepe Macías

24 de marzo: Humor al arte | Fernando Villena y Sandra Marchena

31 de marzo: Humor sincero | Don Mauro

www.centenario2010.info

Prosiguiendo la celebración de su Centenario, la CNT apuesta por un festejo muy especial: partirse el culo una hora a la semana durante un mes. Hay quién pensará que suena a receta médica y no le faltará razón. Yo incluso lo llamaría resistoterapia. Inherente al hombre, el humor es una actitud – “un punto de vista”, matiza Sandra Marchena – con que una sociedad se puede oscultar: cuanto más y mejor se ríe, más vivo está el pueblo que la forma. Y esto se cumple también en el individuo. Puede erigirse en arma de protesta social como ocurre en Birmania con los Moustache Brothers desafiando cada noche, en escena,
al gobierno represor desde hace años. Algo comparable pasó con los obreros de la seda, en el siglo XIX lionés, gracias al Teatro Guiniol. Y es que la risa nos hace fuertes previniendo el infarto o la úlcera gastroduodenal. Los humoristas seleccionados para esta Primavera de la Risa han sabido labrarse un presente propio en el concurrido y difícil
mundillo del humorismo de Stand Up español. Se entiende por “stand up” un humor importado de EE.UU en el que una persona se pone a hablar delante de un micro, de pie, contando historias o reflexiones personales que desencadenan las risas entre el público del garito (cf. Corto de F. Villena). Porque casi siempre actúan en garitos, discotecas, pubs y en cualquier
rincón donde quepa un escenario diminuto para monologar (también en bodas y comuniones, si Ud. se atreve). Actores como Tim Robbins son excelsos representantes de este tipo de humor que, sin embargo, procede de Europa y es mucho más antiguo.

Si tuviéramos que medir la edad de Europa con la vara del humor quizás descubriríamos que la Modernidad surge en el siglo XVIII cuando el término “humorista” sufre un cambio de sentido y países como Francia o Alemania adoptan el anglicismo “humorist” para referirse a una persona
que sabe hacer reír, y ya no a esa persona arisca por sus achaques (en la sangre). En castellano, este cambio semántico no ocurre hasta el siglo XX referido a un estilo literario (R.A.E., 1914). Y si hoy tenemos la creencia popular de que el humorista es una creación del siglo XX, yo casi afirmaría que su origen está en la novela del pastor Laurence Sterne: Vida y opiniones de Tristram Shandy, caballero. Escrita en un inglés que se inspiraba del lenguaje de la calle (hablas populares y jerigonza), algo totalmente inusual entonces, se empezó a publicar por entregas a partir de 1760. Esta obra, una autobiografía descabellada, irracional y desternillante de Tristram, revolucionó la novelística europea: el shandyismo (según Mijail Bajtín) recuperó, en aquellos
tiempos de novela rosa, el espacio de la plaza pública (títeres y feriantes). Y si la Enciclopedia de Diderot [gran amigo de un Sterne que murió joven de un mal incurable] y d’Alembert no lo menciona es porque el tomo de la letra “H” ya había salido en 1760, si bien señala el toque de humor político en los Viajes de Gulliver de J. Swift. Revelador es que la palabra “humorista” en su acepción moderna surja en Francia poco después de la revolución. Esto quizás explique que un cómico, Coluche, se presentara a las elecciones presidenciales de Francia hace 40 años y sacara votos… En 1856 se estrena, en París, una comedia titulada “El humorista”. Una típica comedia que, no obstante, incluye un momento en que un personaje es capaz de provocar la risa del patio de butacas contando sus sueños amorosos “sin que el actor haga ni una mueca, ni
una contorsión o un gesto barroco”. Pero el humorismo no afecta tanto la palabra como la aptitud y el punto de vista. Es así que, con el regreso de la monarquía en 1830, hay un bum de la caricatura en Francia en la prensa que a partir de entonces recurre cada vez más al humor para
ponderar los sucesivos gobiernos, llegando a su primer esplendor hacia 1850 con las viñetas de Honoré Daumier y Cham, entre otros. Un cartel de la CNT del siglo pasado utiliza la sátira gráfica con idénticas intenciones. De este cartel se inspiró Kap para dibujar esta Primavera.
De este cartel se inspiró Kap para dibujar esta Primavera.

Por ahora, el humorismo es vanguardia aquí. Francia, además de Inglaterra o EE.UU., están más curtidos. No hay que confundirlo con el remedo llamado Club o Rey de la Comedia, pasatiempo de actores conocidos en televisión. Tampoco hay que reducirlo a los palurdistas de Muchachada Nui ni a su cantera de Albacete. Sin duda, las televisiones
están condenadas a dar trabajo a todos estos artífices del humor (que a menudo trabajan como guionistas o actores de segunda o tercera fila) pero ni siquiera la Paramount Comedy forma al verdadero y gran humorista. Rara evolución de la especie hoy prácticamente extinguida del otrora cómico ambulante, todos los humoristas que nos ocupan se han formado a pie de calle en bares, reuniones de amigos, salas nocturnas de cualquier lugar hasta conseguir un estilo propio. Si Hovik es un campeón de España (por dos veces) de boxeo, el filósofo Ignatius está licenciado en periodismo audiovisual. Sandra, una discípula vocacional de Woody Allen, era educadora social cuando le entró el
gusanillo mientras que María empezó de pura casualidad y desde entonces no para. Otros, en cambio, lo hicieron por necesidad, como
Mauro Muñiz, nieto de cenetista y sobrino de comunista. En cuanto al cineasta Fernando no cree en el humor inteligente. Y si a Carolina le entra la risa cuando tiene que hacer un papel dramático, Pepe está a punto de estrenar Cuando Adolfo [Hitler] conoció a Paco, un musical suyo. Todos se inventan un personaje, payaso o bufón, “canalla y políticamente incorrecto”, insiste Belén. El caso de María la Vikinga es quizás el más llamativo. Esta nieta de cenetista de Avilés, madre de un Joseba de 13 años, entró en la profesión por culpa de Toni Moog:

María: Se me coló en el messenger. Nos pasamos como dos horas hablando sin saber ni kién era. Le hice gracia y me dijo ke servía para hacer esto.

Yo: Desde luego que sí! O sea que ligando, eh…

María: Ligando no. Ke además se lo dije. Ke hablaba con él porke me hacía gracia pero de lío nada ke yo llevo casada desde el 90.

Yo: Ah, o sea que quería él, tú no.

María: Él pensaba ke yo era un amigo suyo y yo le decía ke no sabía kien era y él pensaba ke lo estaba vacilando. Luego le vi actuar en Vigo, con Dani Mateo.

Yo: Y tú antes habías pensado en el humorismo?

María: Siempre he hecho gracia, por algún motivo. La primera vez ke me dijeron ke debía dedicarme a esto fue cuando tenía 9 años, una noche en un tren en el trayecto Avilés-Madrid. Yo iba con otras chicas mayores a examinarme de mecanografía. Fuimos toda la noche en el tren y yo fui contando chistes y haciendo el chorras. Cuando llegamos a Madrid, un tipo ke iba en el vagón me dijo: muchacha… dedícate al humor ke te va a ir muy bien.

Yo: Y llevas tres años actuando por Asturias?

María: Lo cierto es ke por Asturias muy poco. No hay muchos locales donde se actúe.

Y es una pena porque si algo aprendes con ellos es a soreír.

Como un efecto secundario.

María Antoranz (Periódico cnt)

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