Vivimos en una sociedad jerarquizada, en que las decisiones de unos se imponen a la opinión de otros; el jefe sobre el empleado, el político sobre el ciudadano, el juez sobre el reo, el hombre sobre la mujer, los padres sobre los hijos…
«La educación siempre busca un objetivo y este objetivo depende del concepto de persona que tengamos y de la sociedad que deseamos construir”.
Colectivo Paideia
Esta definición sobre educación que encabeza la página principal de la Web de la Escuela Paideia, nos da a entender que existirán tantos modelos educativos, como conceptos de persona y de sociedad existan. Lo que viene a significar que cada concepción del mundo poseerá su propio modelo educativo.
Es incompatible con la pretendida neutralidad educativa, la cual bajo nuestro punto de vista consideramos imposible. Ya que si entendemos por educación la formación integral del individuo en todos sus aspectos, inevitablemente, estamos eligiendo unos valores y unas costumbres en oposición de otras y esto es un acto pleno de subjetividad.
Si todo esto es así, entonces el sistema educativo predominante, no es un sistema al azar, sino que refleja unas intenciones bien definidas. Para averiguar esas intenciones, o lo que es lo mismo, cuales son los valores e ideas que intenta transmitir, habrá que buscar cual es el sistema social que sea predominante.
Si miramos a nuestro alrededor, podemos observar, como valores como; la competitividad, la supremacía sobre los demás, el triunfo (que para que alguien triunfe, otro debe fracasar), la inmovilidad de ideas, la ostentosidad (Tanto tengo, tanto valgo), los roles de género… son aceptados ensalzados y difundidos a través de canales, como la televisión, considerados inofensivos, pero de gran influencia.
Si tenemos en cuenta todo lo dicho anteriormente, y que cuando somos pequeños, estamos expuestos a cualquier influencia externa de manera especial, entonces tenemos, que la escuela es uno de los canales de transmisión más importantes y determinantes en la formación de los seres humanos. Por tanto en una sociedad predominante con los valores antes expuestos, debe existir un sistema educativo que refleje esos valores.
Analizando nuestro sistema educativo oficial, encontramos que muchos de estos aspectos, están reflejados tanto en sus enseñanzas como sobre todo en sus métodos. El modelo educativo, define la adquisición de conocimientos como una herramienta para triunfar en el mercado laboral. Esto es patente, cuando observamos las listas de matriculación abarrotadas de las carreras técnicas con salidas laborales y aquellas de letras que aparecen desiertas. Desde la escuela, desde la casa, desde los medios, todos van encauzando el proceso educativo, como la formación de competentes profesionales, ambiciosos y de gran rendimiento. Existen infinidad de premios al más estudioso y los centros reciben ayudas en función de las mejores notas de sus alumnos. Todo se convierte en una competición por el máximo desarrollo individual.
Estas influencias, van creando en los pequeños un estado de individualismo egoísta, que les impide desarrollar empatía hacia lo que les rodea y lo que es peor hacia quienes les rodean. A partir de aquí, el abuso de todo tipo está servido y justificado.
Otro problema es la falta de libertad. Vivimos en una sociedad jerarquizada, en que las decisiones de unos se imponen a la opinión de otros; el jefe sobre el empleado, el político sobre el ciudadano, el juez sobre el reo, el hombre sobre la mujer, los padres sobre los hijos… El sistema educativo refleja esta práctica social en el hecho en que se concibe al pequeño, como un mero perceptor de ideas y conocimientos sin oportunidad de expresarse o de tomar partido sobre aquello que le atañe. La situación de los pequeños es especialmente grave, ya que apenas se les considera personas, concibiéndose más bien como aprendices de adulto, como si la infancia fuese una etapa de tránsito hacia el estado auténtico de los humanos que es la edad adulta. Esta idea, pasa por alto que es en la edad infantil, en la que se forma buena parte de nuestro sustrato de personalidad y en la que se generan traumas y disposiciones que nos acompañaran para el resto de nuestras vidas, por ello somos tan humanos entonces como durante el resto de nuestra vida, aunque quizás incluso más. Nosotros entendemos que la infancia debe ser entendida como un presente absoluto para los que la vivan y por tanto deben desarrollarse sin tapujos ni censuras, todas las capacidades que sean posibles de realizar.
Nuestro sistema político está basado en la delegación de poderes hacia instancias superiores que se van conformando de manera jerárquica. La asimilación de tal sistema empieza en la estructura de la propia escuela, en la que distintos cargos de poder se estructuran unos sobre otros, hasta llegar al grueso del alumnado, que es el que menos pinta en las decisiones sobre su educación, cuando paradójicamente se trata del protagonista y principal receptor de esta, al igual que pasa en la sociedad con el grueso de la ciudadanía. Este modo de actuar fomenta la creación de individuos apáticos que esperan en todo momento que sean otros los que resuelvan sus problemas. La única vía de escape, es la superación personal (en lo académico) para en un futuro recibir los premios que este sistema guarda a los vencedores, que si en la escuela, se traduce en la elaboración de un buen currículo que en el futuro nos abra las puertas de los estudios superiores, en la vida social, nos encamina hacia la consumación de un buen estatus económico social, que nos permita vivir lo más alejado de los problemas y desequilibrios que nuestro sistema sociocultural genera.
La Pedagogía Libertaria como alternativa de educación
Si consideramos la escuela, entre otros, como el lugar donde más claramente se reproducen los esquemas de valores de nuestro sistema sociocultural, entonces encontramos fundamental la creación de centros capaces de propugnar una pedagogía alternativa a través de métodos que fomenten la solidaridad entre las personas, la libertad y su desarrollo integral como seres humanos.
Francisco Cuevas, en su libro “Anarquismo y Educación, la propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria”, destaca tres principios generales de esta, que consideramos válidos como alternativa al sistema educativo oficial:
El Antiautoritarismo
La educación integral
La autogestión pedagógica
El antiautoritarismo o rechazo a la autoridad, es para nosotras un elemento básico y fundamental para que los pequeños conozcan por sí mismo sus capacidades como seres libres. Pensamos que el ser humano tiene capacidad suficiente como para ser dueño y responsable de su propio destino, pero para ello hay que educarse en la libertad y no en la autoridad. La educación en la autoridad lleva intrínsecamente un perverso doble juego, que consiste en el hecho de que aquel individuo que sufre autoridad por parte de otro, no dudará en aplicarla a otro en cuanto la situación de poder le sea favorable. ¿Alguna vez escucharon que peor que un rico es un pobre “jarto” de pan?
Sin embargo no negamos cualquier tipo de autoridad. Es la autoridad de tipo negativo, la que se basa en argumentos arbitrarios y que crea relaciones de sumisión y dependencia la que rechazamos frontalmente. Por el contrario existe otro tipo de autoridad, de tipo moral, basada en el hecho de que una persona posea más experiencia que otra en algún campo. Esta autoridad es otorgada, es decir, se produce por el hecho de que un individuo cede a otro el derecho a decidir, porque considera que este se desenvuelve mejor en este u otro campo. De todas formas, esto no es suficiente, ya que podría dar lugar a nuevas relaciones de dependencia. Para evitarlo, el educando debe ser parte central de todo el proceso, de modo que a pesar de recibir conocimientos de otra persona más entendida, no deje en ningún momento de controlar el proceso. Para que se produzca ese control, es necesario, no establecer elementos diferenciadores entre educando y educador. La disposición tradicional de un aula, en la que el educador posee una posición de superioridad respecto al resto subido a una tarima y enfrentado a los demás, fomenta la diferenciación entre individuos. El hecho de que la profesora hable demasiado, no solo impide la participación del alumno, sino que además aburre soberanamente a su auditorio a no ser que sea una artista de la palabra y el entretenimiento. Es fundamental para nosotros que el educador se siente junto a los alumnos y sea uno más, un compañero, con ello se rompe los modelos de autoridad y se rompe también con los esquemas de edades (adulto, adolescente, niño).
La educación integral, si el sistema oficial, busca la creación de impecables profesionales, especializados en materias muy concretas, la pedagogía libertaria propone, la formación integral de las personas, más allá de su faceta profesional. Nosotros no creemos en segundas oportunidades metafísicas, que se alcancen después de la muerte. Nosotros consideramos que el ser humano solo tiene una oportunidad para desarrollarse y esta es su propia e insustituible vida. Por ello consideramos una abominación dedicar esta por entero al desarrollo de una única faceta humana, ya sea la intelectual la física, la emotiva… Nosotras creemos que en la medida de lo posible seremos personas más completas cuanto más facetas humanas desarrollemos y finalmente y en consecuencia, seremos más libres al no depender de los puntos de vista de los otros “especialistas”.
La educación debe ir formando a la par todas las facetas humanas, tanto aquellas relacionadas con materias académicas, ya sean intelectuales o físicas, como aquellas relacionadas con nuestra relación con los demás humanos o con el medio natural en el que vivimos, la moral.
Haciendo esto eliminamos la especialización extrema de nuestro sistema actual, que nos lleva a una irreversible dependencia de unas de otras y que rompe la empatía, ante los problemas del resto de las personas y con ello la solidaridad.
La Autogestión Pedagógica. Si antes hemos visto que cada forma de interpretar el mundo, posee su propio modelo educativo, un modelo educativo, que propugne la libertad y la participación de todos sus integrantes, debe ser un modelo autogestionado. Por un lado propugna la libertad en el hecho de que no existen entes superiores de los que dependa para su existencia (Administración pública, entidades privadas como bancos o iglesias) y propugna la participación por el simple hecho de que sino son los individuos que lo conforman aquellos encargados de sustentarlo, entonces quien lo hará. Además la autogestión resulta beneficiosa por el hecho de que genera autoestima y desarrolla capacidades, frustradas por nuestra costumbre de delegar en otros y otras.
Nosotrxs no sólo creemos ciegamente en la capacidad que las personas poseen por si mismas y en grupo, para crear proyectos y cualquier actividad. También rechazamos la financiación externa, proveniente de los sectores de poder, porque no queremos ser “lavaderos” de conciencias de instituciones públicas o Privadas, que si por un lado financian proyectos para paliar problemática social, por el otro son los causantes de esta misma problemática que cínicamente, intentan parchear.
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No existirá Revolución si previamente no hacemos la Revolución en nosotrxs mismxs, por ello:
“Aprendamos a desprender lo aprendido”
Escuela Libre el Arbolillo – Sevilla –
CSOA Casas Viejas
escuelcasasviejas@hotmail.com