La última jornada del ciclo de cine al aire libre de este año, «La Resistencia oculta por la Transición» tuvo lugar el viernes 28 de julio y estuvo dedicada a la Coordinadora de Presos en Lucha -C.O.P.E.L-, organización que puso en jaque al sistema de prisiones español en los años sesenta, dando voz y apoyo a toda la población sometida a la prisión e ignorada por la España oficial. Pudimos ver un avance del documental «COPEL: una historia de rebeldía y dignidad» y contar con la compañía de activistas de esa organización; esto dió lugar a un animado debate sobre el ayer y el mañana de la resistencia de las personas presas contra los abusos y ninguneos de los que son víctimas y de su lucha en defensa de su dignidad.
Esperamos poder pronto contribuir a la difusión de la película ya terminada. Entre tanto, la proyección de este anticipo dió lugar a una velada interesante e inspiradora. Como no hay resumen que agote todo lo que allí compartimos y aprendimos, cedemos la labor para una mayor objetividad a parte del público que ha publicado su crónica en la página Delicias – De Igual a Igual
El 28 de Julio fue la última noche del ciclo al aire libre organizado en Las Delicias (Valladolid) por la CNT Valladolid y el CSA La Ortiga dentro del ciclo «La Resistencia oculta por la Transición» . En esta ocasión pudimos ver entrevistas realizadas para el documental «COPEL: una historia de rebeldía y dignidad» (proyecto documental que se financió con una campaña de mecenazgo colectivo). Presentándonos el vídeo y para la posterior charla estuvo presente uno de los impulsores del proyecto y miembro, en su día, de la COPEL, el colectivo cuya historia se cuenta en la película a través de testimonios de quienes participaron en él.
Como otras veces, el inicio se retrasó. La bicicleta generadora de electricidad de La Ortiga estaba dándolo todo, pero no era el momento de cargar una batería para una proyección que «chupa» demasiada energía (es de los antiguos, nada de led, ya se pueden imaginar). La tarde ya se acababa y podía dar inicio a la proyección, conectados a la red eléctrica convencional. Rondábamos las cincuenta personas, con lo que superábamos con mucho las quince sillas a las que no se les ha borrado la publicidad de la multinacional que llevan en el respaldar, pero para algo están los bancos de cemento y el suelo, siempre dispuesto a recibir las posaderas de quien lo estime necesario. Esta vez el clima (viento y calor) en la calle Guipúzcoa eran benignos con los asistentes, resguardados de nada bajo el tejado de la pérgola pública. Al final del acto, tras la charla, una cena vegana al aire libre.
El montaje del documental no está terminado, así que la organización nos presentó dos entrevistas, sin cortes, de las que aparecerán en el mismo. Una de ellas, bastante larga, a Manolo Villegas, un miembro de la Coordinadora de Presos En Lucha (COPEL) que estuvo entre los que «inauguraron» (permítanme la expresión) la cárcel de Herrera de La Mancha en 1979; este recinto penitenciario fue de los primeros en adoptar un nuevo modelo que dificulta la comunicación con los presos y entre ellos. En la entrevista se explicaba las torturas a las que los presos de continuo eran sometidos, el cómo «por motivos de seguridad» los carceleros tenían total impunidad para «saltarse» una ley recientemente aprobada (Ley Orgánica General Penitenciaria 1/1979), solo rescató la labor de unos pocos, que permitieron la denuncia a todos los demás. Pero, como se destacó posteriormente, los castigos a los carceleros fueron tan pequeños que a lo más hubo suspensiones y degradaciones (como la del director del centro, que terminó de psicólogo en otra prisión), sin ser expulsados.
Entre anécdotas varias, explicaba por qué los presos se habían organizado, las necesidades que debían cubrirse y no se hacían y los modelos de protestas que tenían (aunque no se ahondó en esto), los cambios que con la democracia vinieron, incluido el del modelo de prisión; paradójicamente (en contra de lo que se podría esperar según la plataforma oficial) no mejoraron realmente la situación sino que, en algunos sentidos, la empeoraron.
La siguiente entrevista fue a Iñaki Rivera, profesor universitario y abogado especializado en derecho penitenciario que explicaba la situación actual desde la lucha pasada, ponía en valor la misma (como ejemplo de organización interna, de apoyo externo, de solidaridad) y contaba las dificultades en Cataluña (teniendo en cuenta, además, que es la única CC.AA. con las competencias en materia penitenciarias transferidas; no ha supuesto una mejora en el trato). Contó cómo la dispersión de presos (y el castigo de los traslados a los más «revoltosos») sigue siendo una política ampliamente aplicada y no sólo a los presos políticos o de organizaciones criminales. Ya el propio diseño de las cárceles y su localización inhiben la comunicación de los reclusos con sus familias y abogados.
La charla posterior fue muy animada, el miembro del colectivo COPEL que nos acompañó contó también sus experiencias directas, las de compañeros y compañeras en prisiones y las de las organizaciones de apoyo, a las que daba todo el reconocimiento que se han negado. Destacó constantemente la invisibilidad de las prisiones, de la vida en las mismas y las condiciones en que están; evidentemente, esto está diseñado y querido así («ser solidario con lo que no ves, es más difícil», afirmó). Comentó el alto índice de suicidios (sobre todo entre las presas, que triplica, por lo menos, al de los reclusos) y el abuso en las drogas (legales y no tan legales) con los presos: «hoy en día están peor, súper aislados», comentó en varios momentos.
El público estuvo animado para participar: unas compañeras de un colectivo de apoyo a personas con Hepatitis C comentaron las serias dificultades que les pone la cárcel de Villanubla para poder acceder y realizar su labor dentro de la misma (cuando los prisioneros son uno de los colectivos más afectados por esta enfermedad); otros compartieron experiencias de apoyo o de las prisiones, de los castigos a quienes protestaran…
Todo esto y más se trató en esta última jornada del ciclo. Desde CNT esperamos poder seguir organizando actos de tanto valor y, visto el interés que suscitan, mejorar su presentación para dar la mejor acogida a todas las personas dispuestas a acompañarnos. ¡Hasta la próxima!
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