Por fin ha llegado este día, momento histórico para las mujeres trabajadoras y personas de identidades diversas de todo el mundo. Desde el movimiento feminista llevamos muchos años trabajando para poder dar ahora este enorme salto cualitativo en nuestra lucha, alcanzando niveles difíciles de imaginar en cuanto a organización, combatividad, solidaridad y claridad en los objetivos. Venimos de lejos, tenemos una larga historia feminista y un recorrido de muchos 8 de marzo tomando la calle, la plaza, la palabra, la acción con el propósito de subvertir el orden del mundo y el discurso heteropatriarcal, racista y capitalista.
Al grito de “ni una menos, vivas nos queremos” que lanzaron las feministas argentinas se llevó a cabo la primera huelga global de mujeres de trabajo productivo y reproductivo el 8 de marzo de 2017. Millones de mujeres de 70 países, desde Argentina a Polonia, desde Turquía a Estados Unidos, desde Brasil a Italia pasando por nuestras tierras, nos contagiamos y ocupamos las calles para hacer visibles nuestros trabajos, nuestras demandas y nuestros cuerpos.
En el Estado español el movimiento feminista en la última década avanza, crece y afianza su discurso antipatriarcal y anticapitalista. La sororidad es nuestra arma; es la acción multitudinaria la que nos permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y reivindicativa. Hoy es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y por primera vez os llamamos a la HUELGA GENERAL FEMINISTA DE 24 HORAS a pesar de quienes han querido boicotearla reduciendo la necesidad de la lucha a simples paros simbólicos. Nos están matando no permitiremos que ninguna institución estatal trivialice nuestra lucha, ni la iglesia ni los sindicatos ni la mismísima monarquía. Nosotras ponemos la vida en el centro, por eso defendemos vidas dignas donde todas las personas, en las distintas partes del mundo, podamos acceder a los recursos necesarios para cubrir nuestras necesidades en condiciones de igualdad y de sostenibilidad ambiental.
El patriarcado y el capitalismo con su lógica del beneficio y de la acumulación capitalista, van en contra de lo que proponemos, generan fuertes desigualdades, relaciones de poder y destrucción de los recursos y las condiciones necesarias para una vida digna. La división sexual del trabajo fundamenta la doble explotación que sufrimos las mujeres trabajadoras. Las mujeres trabajadoras le resuelven al capitalismo la cuestión de la reproducción de la especie y de la fuerza de trabajo, lo cual permite que el hombre se inserte en el mercado laboral en mejores condiciones encontrándose en este punto la explicación económica de la brecha salarial. La explotación patriarcal se basa por tanto, en el trabajo doméstico, las tareas reproductivas y de la prole, los cuidados y asistencia a las personas dependientes en situaciones de enfermedad o minusvalía y el intercambio desigual en las relaciones afectivas y sexuales, en la pareja, en la familia y en la sociedad en general.
El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo del capitalismo. Hoy, con la huelga de cuidados en la familia y la sociedad, damos visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido como un bien social de primer orden, y exigimos la redistribución de este tipo de tareas y su corresponsabilidad entre hombres y mujeres. La lucha feminista persigue acabar con los privilegios que el patriarcado otorga a los hombres. Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotaciones y violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas. Los recortes presupuestarios en los sectores que más afectan a las mujeres y a las personas de identidades diversas: el sistema de salud, los servicios sociales y la educación así como la justicia patriarcal que nos considera culpables de las violencias que sufrimos sólo por ser mujeres perjudican gravemente nuestras condiciones de vida. Denunciamos por tanto la grave represión y recortes de derechos que estamos sufriendo.
No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos huelga laboral. Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de género en la lógica capitalista. Estamos obligadas por imposición patriarcal a ocuparnos íntegramente de los cuidados de forma gratuita, por tanto, claramente, la mayor parcialidad es para nosotras lo cual conlleva precariedad, pensiones irrisorias que no nos garantizan la sostenibilidad vital y dependencia económica de maltratadores.
Acabaremos con la discriminación salarial por el hecho de ser mujeres, de menosprecio y de acoso sexual en el ámbito laboral. Denunciamos que ser mujer sea la principal causa de pobreza y que se nos castigue por nuestra diversidad. La precariedad se agrava para muchas de nosotras por tener mayor edad, ser migrada y estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida: el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales. Nuestra identidad es múltiple, somos diversas. Vivimos en el entorno rural y en el entorno urbano, trabajamos en el ámbito laboral y en el de los cuidados. Somos payas, gitanas, migradas, refugiadas y racializadas. Nuestras edades son todas y nos sabemos lesbianas, trans, bisexuales, inter, queer, hetero… Somos las que no están: somos las asesinadas, somos las presas, somos las exiliadas. Somos TODAS. Juntas hoy paramos el mundo y le gritamos que vamos a luchar contra todas las violencias que nos atraviesan (físicas, económicas, psicológicas, sociales, institucionales…). Llevamos años gritándolo nos vamos a permitir más agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
El Estado español va a continuar sin asumir ninguna responsabilidad puesto que forma parte de los instrumentos sociales que construyen y reproducen el machismo. No vamos a perder nuestro tiempo exigiendo más pactos, las escasas leyes que se han aprobado ni siquiera se desarrollan de manera que puedan ser efectivas, algunas ni disponen de la partida presupuestaria necesaria para su aplicación todo se queda en meras declaraciones de intenciones las cuales en una sociedad donde el machismo asesina y golpea todos los días se convierten en una criminal irresponsabilidad política de las instituciones a todos los niveles.
Denunciamos la represión a quienes encabezan la lucha por los derechos sociales y reproductivos.
Y vamos a acabar con todas las violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas, que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición. QUEREMOS poder movernos en libertad por todos los espacios y a todas horas. Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas y trabajadoras domésticas. Es urgente que nuestra reivindicación ‘Ni una menos’ sea una realidad y para ello la autodefensa feminista es y será nuestro arma.
Pondremos fin con nuestra lucha feminista a toda opresión por nuestras orientaciones e identidades sexuales! Denunciamos la LGTBIfobia social, institucional y laboral que sufrimos muchas de nosotras, como otra forma de violencia machista. Somos mujeres y somos diversas.
¡MUJERES LIBRES, EN TERRITORIOS LIBRES!
Gritamos bien fuerte contra el capitalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tra- bajadoras tenemos un papel primordial en la lucha contra del cambio climático y en la preservación de la biodiversidad. Por eso, apostamos decididamente por la soberanía social y alimentaria de los pueblos. Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos. Exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política. Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!
Exigimos también la despatologización de nuestras vidas, nuestras emociones, nuestras circunstancias: la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud. ¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!
La educación es la etapa principal en la que construimos nuestras identidades sexuales y de género y por ello las estudiantes, las maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista. Libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad. Reivindicamos también nuestro derecho a una formación afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las aulas. Exigimos un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación y una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto; y en la que la perspectiva de género se transversal a todas las disciplinas. ¡No somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!
Ninguna mujer es ilegal. Las guerras imperialistas son producto y extensión del patriarcado, racismo y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas. La consecuencia directa son millares de mujeres trabajadoras las violadas, asesinadas y refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas. Exigimos la libre circulación de personas, la abolición de las fronteras y la derogación de la ley de extranjería. ¡Somos mujeres y personas de identidades diversas libres en territorios libres!
Desde la Asamblea feminista agradecemos a todas las compañeras su compromiso e implicación con organización de la huelga. Todas las experiencias personales y colectivas que nos ha aportado nos van a hacer más fuertes y unidas en la lucha antipatriarcal y anticapitalista.
¡NOS QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, FEMINISTAS, COMBATIVAS! Hoy, la huelga feminista no se acaba:
¡SEGUIREMOS HASTA CONSEGUIR EL MUNDO QUE QUEREMOS!