Antonio Morillo, referente anarcosindicalista en la limpieza de Metro en Madrid, falleció en casa antes de cumplir los 40 años, dejando compañera e hija. Nos unimos al sentir de condolencia de toda la organización publicando la semblanza escrita por uno de los compas que le conoció.
El martes por la mañana los mensajes al móvil y las llamadas daban una noticia terrorífica. El compañero Morillo no se había despertado tras haberse sentido indispuesto el día anterior. Parecía una broma macabra. Tan joven, tan vital, tan buena gente….
Con Morillo he de reconocer que tuve una conexión especial. Desde que nos conocimos. Él defendiendo una postura diametralmente opuesta a la mía. Tenía un carácter vehemente a la hora de exponer sus puntos de vista, gustaba de presumir de su educación vallecana. Su voz rasposa y cazallera le daban una personalidad única. Igual que sus máximas. Tenía alguna gloriosa, cómo la que repetía siempre que nos podía la frustración :”la CNT como el Rayo Vallecano, a todo el mundo le gusta pero nadie se afilia”. Era una frase hecha por él. Que siempre que la sacaba en contexto hacia que el interlocutor soltara una sonora carcajada y una aprobación. Pero afortunadamente se equivocaba. Y él ha sido el mejor exponente de su error.
Morillo llegó a la CNT de casualidad. Y fue porque pasando por la plaza de Tirso de Molina vio el gran cartel de CNT y pensó que ese sindicato era el único que no estaba en su centro de trabajo. Subió a preguntar y le explicaron el modelo sindical. Él, según contaba, alucinaba de lo que estaba oyendo, que si solidaridad, que si apoyo mutuo que sí tocan a uno allí estamos todos. Pero el detalle que le marcó para decidirse a ser un cenetista fue de lo mas pueril y peregrino…. eso aparentemente. Decía, que le llamaba la atención, que mientras estaba hablando con la compañera que le explicaba el anarcosindicalismo él no perdía la vista la mesa de propaganda en la que como en cualquier sindicato de CNT hay botes con dinero, varios billetes decía él. Y alucinazaba de que pasaban personas y personas delante del bote y nadie le echaba mano. “¡Al lado de la puerta!” gritaba. Le sorprendió tanto la confianza de unos en otros que eso fue determinante para su afiliación.
Pero se hizo a sí mismo. De quizás haber sido un afiliado más en cualquier sindicato, Morillo se convirtió pronto en un auténtico referente en la limpieza de Metro. Dando la tabarra para crear una Sección Sindical, aprendiendo el estatuto de los trabajadores y cualquier ley inimaginable. Era un tío particular. Tan particular que teniendo una Sección Sindical de CNT con poquísimos afiliados en un conglomerado de empresas de la limpieza de metro con 1500 trabajadores, impulsó la gran huelga indefinida de 2007.
Tuve la suerte de acompañarle un par de días en dicha huelga. Se gestó tras reuniones y reuniones entre sindicalistas del comité de empresa y la CNT. Se convocó una huelga en la que se exigía una equiparación salarial y de derechos. Se creó un Comité de Huelga donde increíblemente para quien no conociera la personalidad arrolladora de Morillo estaba la CNT. Llevando la batuta. Se creaban piquetes todos los días, se conectó con los movimientos sociales de Madrid. Ahí comenzó una sinergia y apoyo mutuo que hacía años que se habían perdido. Grande Morillo, grande. 22 días de huelga indefinida. Soportando sin cobrar una plantilla de 1500. Ahí es nada. Se creó una caja de resistencia para la huelga. Una presión mediática como nunca se había visto en una huelga. Y la ganaron.
Ir con Morillo como comité de huelga es de los momentos sindicales que más me han gratificado. El respeto de señoras que tenían las manos encallecidas de limpiar. Inmigrantes que se la jugaban a todo o nada… Se me ponen los pelos como escarpias sólo de recordar el cariño que recibía el compañero. Cuesta creerlo. Pero hasta los casi extintos taquilleros de metro le saludaban por el nombre y nos colaban si se había detectado una patrulla de limpieza contratada para reventar la huelga.
Y como él era así, tras ganar dicha huelga, sin duda por la determinación de los trabajadores y la sin par ayuda de la CNT y los movimientos sociales. La Sección Sindical de CNT y su Sindicato de Oficios Varios de Madrid que le apoyaba incondicionalmente deciden no firmar el acuerdo por incluir la clausula de la paz social. Y que bien hicieron. Al tiempo, las empresas dejaron de cumplir dicho pacto con la connivencia de los políticos.
La sección sindical de CNT aumentó en número y calidad. Allí conoció a su querida Lidia con la que más tarde tendría una preciosa niña. No faltaron conflictos con las empresas por diferentes motivos y ahí estaba el compañero dándolo todo y ayudando a quien lo necesitara. No solo en su trabajo, sino a cualquier compañero que pudiera ayudar ya fuera en Madrid o en otro lugar. Yo mismo he tenido que contactarlo para que me aconsejara qué hacer en muchos momentos.
Hoy sí que se hace aun más real aquello de que nadie es imprescindible pero todos somos necesarios. Morillo era muy necesario y se le echará mucho de menos.
No queda más que añadir nuestro gran pesar desde Valladolid y mandar un fuerte abrazo a los compas madrileños y especialmente a Lidia y a esa pequeña que se va a perder un gran padrazo. Siempre quedarás en nuestro recuerdo Morillo.
B. Gozalo
CNT Valladolid
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