Las Jornadas Marcando Pezón, animadas por mujeres de Valladolid para aprender, disfrutar y compartir con actividades feministas, se pusieron en marcha el viernes 12 de mayo con la charla «Economías para la vida«. Más de cincuenta personas pudieron escuchar a Josefina San Filippo, del espacio feminista ‘Brujas y Diversas’ y del equipo pedagógico de las escuelas de economía feminista de Euskal Erria. Estas escuelas adaptan a su entorno aprendizajes conseguidos en países del sur a la hora de crear alternativas emancipadoras respecto al modelo neoliberal.
El neoliberalismo es un sistema con múltiples dimensiones que ha puesto al ser humano por encima del resto de especies y que considera que hay vidas que valen más que otras. Un sistema que saquea recursos e invade territorios, y un sistema que se alimenta de la división del mundo entre oprimidos y opresores, entre ricos y pobres; no podría existir sin desigualdad, sin generar un conflicto permanente entre la vida y el capital. »Este sistema es tan exitoso no tanto por lo que nos da en términos materiales, sino por lo que nos promete». Se perpetúa promoviendo una cosmovisión narcisista; el ideal de vida que prima es el de personas que son autosuficientes y no se necesitan mutuamente. Se trata del homo economicus, el sujeto privilegiado que se sitúa por encima del resto.
La crítica de la economía feminista a este sistema afirma que detrás de esta forma de ver el mundo hay »todo un sistema de trabajo y tareas que han existido desde siempre y que han sido invisibilizadas y menospreciadas». El homo economicus »no es un champiñón que sale de la nada», su sistema industrial se sostiene en trabajos de cuidados y domésticos, de reproducción y de mantenimiento de la vida. La visión neoliberal ha reducido gran parte de nuestras relaciones sociales al dinero, »todo se valora por el precio», pero »el dinero no alimenta, no es nada». El valor de uso representa lo que realmente valen las cosas. »Hay que repensar nuestras necesidades vitales. Muchas veces nos pasamos la vida intentando cubrir necesidades que no tenemos».
En nuestro sistema se excluye del trabajo todo aquello que no recibe un salario; las labores domésticas y de cuidado realizadas por las mujeres no se consideran trabajo. Pero la respuesta no es monetarizar estos trabajos, sino que sean realizados en clave de ayuda mutua, colectivamente. ‘’Hay trabajos que tienen que ser politizados. A veces un aumento de salario no supone una feminización del sector. Hay que pasar de la idea de trabajo a la de empleo, de la lógica monetaria a la lógica de las necesidades de la vida’’ buscando formas de trabajo solidario, colaborativo, recíproco…
El homo economicus, productivista y cortoplacista, se ha instalado no sólo en ‘’los hombres blancos, occidentales y burgueses’’ sino, en mayor o menor grado, en todas las personas. Desde la infancia interiorizamos estos valores. Hay que estar alerta y realizar una reflexión continua sobre este proceso de interiorización inconsciente. ‘’Para luchar contra las fuerzas enemigas hay que ser consciente de que a veces están en nuestro interior. El neoliberalismo funciona a nivel subjetivo. Es hegemónico también en la capacidad de dirigir intelectual y moralmente nuestros pensamiento’’, y ha hecho -por ejemplo- que veamos a las personas que necesitan cuidados como un problema porque no producen beneficios.
Si nos representamos el sistema como un iceberg, la parte emergida sería este poder masculino, el dinero, el mercado económico, lo productivo; la parte sumergida y representa lo femenino, el trabajo invisibilizado, la casa, los cuidados… ‘’Desde la economía feminista se propone visibilizar todo el iceberg’’ porque ‘’una mirada parcial no permite transformar el todo’’. Brecha salarial, asignación de lo mujer al cuidado reproductivo, división sexual del trabajo, techo de cristal… Según la ponente, es necesario reorganizar el concepto mismo de trabajo y planear otra forma de organizar la vida, no solo de las mujeres, sino de todas las personas. Asumir responsabilidades colectivas y, frente a un sistema biocida que sólo mira por la acumulación, poner en el centro la vida de las personas, de los seres vivos y del medio natural.
Frente a un sistema que ha construido la identidad de la mujer en base a los roles de ‘buena madre’, ‘buena esposa’, ‘sacrificada y entregada’… la mujer debe preguntarse: ¿cuáles son mis espacios y deseos? Las mesoamericanas han creado un concepto juntando dos vocablos: ‘decesidades’. Decesidad significa que ‘’mis necesidades vitales no son las impuestas. Yo tomo mis propias necesidades y deseos. Desagregarse y romper con todos estos mandatos asumiendo una responsabilidad con el entorno y pensando en nosotras. Poner la vida en el centro’
Detrás de la vida que se nos impone hay más vida. Una vida preocupada por el Buen Vivir, cuestionando el modelo de desarrollo, que recupere saberes antiguos, conectada con la tierra, con relaciones de comunidad fuertes, reflexiva con el uso de nuestro tiempo, que de importancia a los estudios, la militancia, las relaciones que nos construyen, la realización, nuestros sentimientos… una vida en la que seamos conscientes de las decisiones que tomamos y de los procesos que nos involucran…
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Desde CNT agradecemos a la bitácora Latidos colectivos que nos haya ayudado con esta crónica y a Marcando Pezón que nos haya traido contenidos tan interesantes como estos. Estas jornadas nos tienen al día en su perfil de Facebook: https://www.facebook.com/marcandopezon/
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