Dentro de los objetivos a llevar a cabo por la CNT acordados en su X Congreso, celebrado a finales de 2010 en Córdoba, en relación a la situación de la mujer, es la problemática del lenguaje, realizando por ello el siguiente manual de lenguaje no sexista que presentamos a continuación.
La CNT en el marco del X Congreso, ratifica dentro de sus principios, tácticas y finalidades su declaración antisexista manifestándose así:
El anarcosindicalismo, en su lucha por alcanzar una sociedad libre, justa e igualitaria, tiene entre sus finalidades la destrucción del patriarcado y el fin del sexismo y de cualquier discriminación por razón de sexo u orientación sexual.
No deben existir jerarquías entre las personas en función de su sexo, y rechazamos con firmeza cualquier imposición social o cultural de una conducta o rol según se nazca. Cada individuo ha de desarrollar su personalidad en plenitud sin importar su sexo o sexualidad, huyendo de los convencionalismos que nos fijan uncamino a seguir o una manera de ser “femenina” o “masculina”.
No nos olvidamos de que el sexismo y las formas de dominación propias del patriarcado siguen muy vigentes y aunque no sean tan explícitas como antaño, ello no quiere decir que hayan desaparecido. Es más, sus manifestaciones son cada vez más sutiles, y en ello reside su peligro y su capacidad alienante. El sexismo está muy presente en nuestra sociedad, y va calando en las personas desde la más tierna infancia, por ello a menudo su presencia pasa desapercibida. Es por ello que debemos incidir en la educación y los valores que nos transmitimos de unas personas a otras, buscando siempre ir a la raíz de los problemas.
Las y los anarcosindicalistas luchamos por una sociedad en la que cualquier forma de autoridad sea abolida. Queremos que todas las personas, independientemente de nuestro sexo, podamos vivir, desarrollarnos y relacionarnos entre nosotras en pie de igualdad y de libertad.
Es en los Acuerdos sobre Accion Sindical donde se concretan nuestros posicionamientos y propuestas de acción:
Desde hace cien años, la CNT va al grano y no necesita participar en estructuras estatales, ni crear secretarías de la mujer en su interior para analizar y articular respuestas a las injusticias actuales. El anarcosindicalismo en su análisis, vincula la injusticia a la explotación de toda una clase social, por parte de otra que quiere imponer su ley y su moral, con la manipulación y la represión violenta, si es necesario, para mantener sus privilegios y modo de vida, presidido por la mayor acumulación, de la que sean capaces, de toda la riqueza existente en el globo.
La CNT, como organización, se concibe desde el principio como una gran comunidad de aprendizaje y de apoyo mutuo, independientemente de cualquier característica diferencial como persona: edad, sexo, origen, capacidades, raza, orientación orientación sexual… Esa formación es un medio de superación de la explotación, dado que incrementa la capacidad individual y colectiva para el control de nuestras propias vidas como seres humanos.
La CNT no crea estructuras “terapeúticas” sino que incorpora la cuestión de la explotación de la mujer trabajadora al núcleo central de la lucha por una sociedad más libre y más justa, partiendo de que es el mayor conjunto humano en la Tierra afectado de discriminación y explotación y que, sin su incorporación a la organización y al proceso revolucionario, cualquier tentativa por cambiar el orden social estaría condenado al fracaso.
En el mundo, la desigualdad de género, la falta de expectativas potenciales, la discriminación y la violencia contra las mujeres son la norma y no la excepción.
En un mercado laboral estrictamente dividido por sexo, la contribución a la riqueza y bienestar de la trabajadora se quiere invisibilizar.
La situación seguirá empeorando en los próximos años cuando no haya renovación generacional de las abuelas que sostenían la incorporación laboral de sus hijas.
Mujeres de clase trabajadora están pagando con su explotación la liberación de burguesas de las que reciben lecciones teóricas de emancipación. Como la educación es el medio más importante para que las mujeres adquieran las aptitudes y la autoconfianza necesarias para la mejora de su vida y para la transformación social, nuestra obligación como organización es ayudar a eliminar cualquier obstáculo que impida la participación social que educa, empezando por el sindicato. El movimiento libertario siempre ha sido el más comprometido con ello,
recordémoslo.
Los compañeros/as de los medios tienen que oponerse radicalmente a la transmisión de estereotipos trasnochados y la juventud tiene que ser consciente de que los prejuicios por el aspecto exterior esclavizan, principalmente, a mujeres de todas edades.
8.a) Objetivos a corto y medio plazo para mejorar nuestra organización en relación con la mujer trabajadora:
Cuidar la imagen de la organización para que esté libre de estereotipos que dificultan la identificación de las mujeres trabajadoras con el sindicato. Uso del lenguaje no sexista
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