En CNT sabíamos que la política sobre Memoria Histórica del actual gobierno de Castilla y León se limitaría, porque no le queda otro remedio, a distribuir las subvenciones que el Estado concede, en esta materia, a las Comunidades; pero no vimos la torticera jugada de intentar usar ese dinero de las subvenciones para mantener y restaurar toda una serie de monumentos, placas y demás insignias franquistas a petición de una tal ARVH (Asociación para la Recuperación de la Verdad Histórica); curioso como el facherío intenta copiar siglas y el uso de la palabra “verdad” en su nomenclatura que parece les da derecho a ser los únicos en posesión de la misma, su verdad.
Veamos cuales son esos cuatro “monumentos” y el significado con el que se levantaron y pretenden continúe su función de homenaje a los golpistas asesinos de “su cruzada”.
La pirámide de los italianos
El mausoleo, lo mandó construir Franco en 1937 utilizando mano de obra esclava de prisioneros de campos de concentración. Conmemora la victoria del bando golpista en la toma de Santander y sirvió para enterrar a 384 soldados italianos que murieron en los enfrentamientos; los muertos del otro bando están desperdigados por los cunetas y laderas de los montes del lugar, sin identificación y sin señalización de ningún tipo.
Esta clara exaltación fascista (Fue inaugurada por el ministro italiano Galeazzo Ciano junto con el ministro falangista Serrano Suñer) cuya puerta de entrada a la pirámide tiene forma de “M” haciendo alusión, probablemente, tanto a Mussolini como a la palabra italiana “Moritorio” que significa cementerio.
Tras la II Guerra Mundial, Franco quiso borrar el recuerdo de las ayudas prestadas por nazis y fascistas para acercarse a los aliados. Desde entonces la pirámide de los italianos ha permanecido abandonada hasta que en 1975 el Gobierno italiano decidió la exhumación de los cuerpos y la propiedad, hasta entonces italiana, pasó a ser de una asociación de ganaderos, la Hermandad de la Ribera.
La finalidad de esta asociación es la conservación y administración de los bienes, derechos y aprovechamientos de los suelos y bienes que la pertenecen. Hoy los ganaderos siguen explotando esos derechos, que ahora se han convertido en derechos de propiedad. Sus intereses son poco claros y no parecen coincidir con las necesidades de los pueblos de la zona; más bien parecen estar interesados en secar provecho personal cobrando una cantidad a los posibles visitantes por acceder al lugar (Hay una especie de cerca y el ganado pace tranquilamente por el prado que rodea a la pirámide).
Recuperar este “adefesio” supone, no solo homenajear al fascismo, sino también gastar dinero público en una propiedad privada sin beneficio para los pueblos de la zona. Y no olvidemos que Castilla y León es la comunidad que posee mayor volumen de patrimonio de todo el Estado y que los “dineros” son escasos para su mantenimiento.
Monumento a la columna Sagardía
Estructura de hormigón y mármol inaugurado en 1940 en honor al general Antonio Sagardía Ramos y su participación en la ofensiva del Norte y su entrada en Santander.
Este personaje, tras la proclamación de la República, se acogió a la Ley Azaña y se retiró del ejército. Una vez producido el golpe de estado, el general Emilio Mola lo llama para volver a enrolarse en el Ejército y lo pone al mando de una unidad de voluntarios falangistas con la que interviene en la conquista de Guipúzcoa. En los meses de agosto y septiembre participó en la batalla de Santander al frente de la llamada Columna Sagardía, ejerciendo una dura represión contra los civiles y soldados del bando republicano, que incluyo numerosas ejecuciones extrajudiciales.
Tras la caída del frente Norte, en abril de 1938, las tropas de Sagardía se encontraban desplegadas en el frente del Segre y durante el mes de mayo, sin apenas resistencia, tuvieron lugar las masacres cometidas por la columna bajo su mando en el Pallars Sobirá, que se saldaron con, al menos, 67 personas fusiladas, buena parte de ellas mujeres, ancianos y niños. Por este genocidio, Sagardía es conocido como el «Carnicero de Pallars».
Este es, pues, el “adefesio” que homenajea a un general y su columna de genocidas que la Junta quiere conservar. No hace falta añadir más, con ello creemos está dicho todo.
El altar de Falange
Estamos ante un espacio de culto al nacionalcatolicismo propio del régimen franquista. Un lugar de exaltación y homenajes a los falangistas que se sumaron voluntarios al ejercito golpista. Se levantó en la localidad de Bricia en 1957, veinte años después de las acciones en los páramos de la zona de Aguilar de Campoo.
Hoy en día apenas lo visitan una minoría que añora el antiguo régimen. Un lugar que ni es histórica ni es un cementerio como ocurre con el monumento de Sagardía. Solo tiene interés para los seguidores del fascismo. Sin embargo, toda la comarca de las Merindades, a la que pertenece Bricia, sí tiene interés histórico (como nos indica el investigador histórico, triskelpablo en la página web arkeohistoria Triskel) las numerosas trincheras, fortines, parapetos y fosas comunes con decenas de cadáveres aún enterrados, muertos en acción de guerra o fusilados.
Monumento al general Mola en Alcocero
Alcocero, fue rebautizado como “Alcocero de Mola” en referencia a la muerte causada por un accidente aéreo en 1937 en las cercanías de la localidad del general Emilio Mola.
A los dos meses del accidente y con mano de obra de prisioneros republicanos, se levantó el mausoleo en su honor.
Hablar del general Mola es hablar del ideólogo del golpe de estado de julio de 1936. Fue el precursor de la política de exterminio durante el golpe y la posterior guerra al establecer las instrucciones concretas para deshacerse, asesinando, a las personas contrarias al golpe fascista. Este personaje debería estar en la historia europea al lado de los más destacados genocidas nazis; como ha dejado claro la historiografía moderna. Como en el caso del general Sagardía, no hace falta añadir nada más, pues conocemos sus escritos y teorías genocidas.
Estos son los cuatro “adefesios” que quiere conservar la Consejería de Cultura, en manos de Vox, contrariamente a lo que establece la actual llamada Ley de Memoria Democrática. Con ello, lo único que pretenden es honrar a infames asesinos responsables de miles de muertes tras el golpe de estado de 1936.
Grupo Memoria Histórica CNT Valladolid