De la situación por la que atraviesa la plantilla y de la lucha del sindicato en Viajes Marsans hablamos con Goyo y Miguel, viejos compañeros de CNT.
Pese a que los tiempos cambian para todos, la patronal no puede mantenerse más arquetípica. Y ello, gracias a su cara pública, Gerardo Díaz-Ferrán, que lo mismo exige flexibilización y abaratamiento del despido que hunde la siguiente de sus empresas. Los empresarios patrios ya no llevan chistera ni fuman puro al estilo de los tópicos decimonónicos pero algunas de sus práticas se diferencian poco de las de entonces.
La presencia anarcosindical en Viajes Marsans existe desde antes de la propia legalización del sindicato. Ya en el mitin de San Sebastián de los Reyes coinciden un par de botones y deciden buscar más compañeros con los que empezar a organizarse; sería el germen de la sección. Poco después, el 1º de mayo detienen en la manifestación a un operario de Marsans. Enterada la dirección, cita al trabajador: “¿qué significa eso de que hay CNT en la empresa?” La respuesta será inequívoca: “Pues que existimos como sindicato”. Como afirman los compañeros, no hizo falta presentar ningún papel, había muchos afiliados y la presencia en la calle es un hecho incontrovertible. Rápidamente, como imponen los tiempos, surgen secciones en Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga y Zaragoza, si bien es cierto, que dicho crecimiento será efímero: con la celebración del V Congreso, la sección prácticamente estalla; Bilbao se va con los de Askatasuna, Málaga desaparece, Zaragoza se va con el autodenominado Congreso de Valencia… sólo Madrid y Barcelona continuarán en AIT tomando participación muy activamente en el proceso de adecuación para la venta de Marsans que inicia el INI. Poco después se iniciará el declive de la afiliación que de forma general afecta a todas las organizaciones sociales tras el golpe. Pese a todo, se mantiene un núcleo organizativo que no ha dejado de estar presente en cada uno de los principales conflictos en la empresa. Sí, la historia de la CNT en Marsans da para mucho, pero pasamos a las cuestiones sobre la situación actual:
¿Cuándo y cómo empiezan los problemas para los trabajadores en Marsans?
Pues como todos los trabajadores, el primer día que empiezan a trabajar (risas). Bueno fuera de bromas, el “tomate” se desata con el cobro de la nómina del mes de febrero. En abril, con el nuevo retraso, procedimos a convocar como CNT una asamblea en nuestros locales. Asisten más de 100 trabajadores y como la cosa se ve negra, por los antecedentes de Air Comet, se anuncian y aceptan movilizaciones. Se establece así mismo una lista de distribución de información para afiliados y simpatizantes.
¿Qué grado de implicación tienen Díaz-Ferrán y su socio Gonzalo Pascual? ¿Es un problema causado exclusivamente por su gestión o se enmarca también dentro del contexto internacional de rapiña con la excusa de la crisis?
Realmente el proceso es muy, muy complejo como para determinar una causa concreta. Pascual y Ferrán, inician su expansión desde una empresa de autobuses, TRAPSA, que obtiene en 1967 la concesión de líneas regulares en Madrid. El Alcalde es familia directa de Gonzalo Pascual Arias, se trata de Carlos Arias Navarro, fiscal de la represión franquista en Málaga y futuro presidente de Gobierno del régimen.
Vamos, que inician su escalada a la sombra de una de las familias “de toda la vida”. En 1986 obtienen Marsans por menos valor que los locales que la empresa posee. Poco después amplían su red con la obtención, por 1 peseta, de Viajes Internacional Expreso, luego Aerolíneas Argentinas a 1 euro. Se quedan con los restos de Air Madrid… En definitiva, se ha ido creciendo sobre el crédito de la Marca, sin capital real. El volumen de negocio, la escalada al poder, les dan facilidades para el retraso en pagos y realizar una expansión desproporcionada a las finanzas reales. Errores en la inversión, compra de aviones en momentos de recesión, trasvases de fondos para cubrir descubiertos, que a su vez dejan al descubierto nuevas carencias financieras, el pánico de proveedores que quieren cobrar todos a la vez… Un castillo de naipes, mal gestionado y con el marchamo de “soy mas chulo que un ocho y a mí, que soy Don-Don, me lo van a consentir todo ”.
Parece que en Marsans hay cierta sintonía entre CNT y UGT, al menos de cara a las movilizaciones? ¿Es así? ¿A qué creéis que se debe algo tan poco frecuente?
No se puede decir que exista sintonía con la UGT porque las organizaciones son absolutamente distintas. Nos explicamos: desde el SOV de Madrid, ante un conflicto de carácter colectivo, el análisis se hace acerca de si se entra o no en él; que otras organizaciones también tengan presencia es circunstancial y secundario. Si bien UGT tiene la representación de los diversos comités del grupo, con fortísima abstención, eso sí, nuestra propuesta ha sido la de realizar asambleas y movilizar a la plantilla; y las asambleas nos han dado el espaldarazo en el sentido de pedir una actuación conjunta de “los sindicatos”. Después de eso, hemos recibido los correspondientes ninguneos, pataditas y codazos. La puñalada aun no la han dado, aunque la esperamos. De momento en nosotros prima más mantener la unidad de acción de los trabajadores que denunciar las pequeñas miserias a las que nos someten los “sindicatos oficiales”.
¿Cuál es el papel que está ejerciendo CNT en el conflicto? ¿Cómo ven los trabajadores al sindicato?
Nuestro papel es marcar un poco los tiempos y tirar en la medida de lo posible para que no dejemos de estar movilizados y coordinados: 3.500 trabajadores separados en empresas y divisiones, atomizados en los puntos de venta, etc… Desde el inicio del conflicto hemos emitido unos mails donde recopilamos la principal información del día para llegar directamente al menos al 15-20 % de la empresa, lo que hace que se mantenga una cierta coordinación. Hemos convocado asambleas que se han hecho respetar, pues en Marsans no es concebible llegar a un acuerdo sin que exista una asamblea general que lo ratifique; y hemos dinamizado las movilizaciones convocando en la puerta de la CEOE y apoyando el resto de las de UGT, aun cuando nos pareciesen “débiles”, como ir a la puerta del Ministerio un viernes a las 20.00 h. y con apenas convocatoria previa. A veces se desmoviliza movilizando, cuquerías de los sindicaleros. Creemos que, pese a que existe un gran numero de trabajadores que siguen teniendo el concepto de que los sindicatos son una institución a la que recurrir como se recurre a ponerle una vela a un santo, cada día hay mas que sí han ven la diferencia. Ahora bien, a nosotros no nos vale que seamos “los buenos”, lo que pretendemos es que se impliquen en la gestión del conflicto aún cuando esto signifique tener que abrir la sección a reuniones de trabajo donde se escuche al trabajador comprometido en igualdad de condiciones que al afiliado.
¿Cuál es el ánimo de la plantilla y qué perspectivas de futuro hay para la empresa?
El ánimo es desigual según el día. La retirada del permiso de emisión de billetaje aéreo fue un mazazo. Esto ha motivado que una parte importante de la plantilla se haya marchado a las nuevas agencias que gestionan lo que eran clientes de Viajes Marsans. La marcha de estos compañeros ha desanimado mucho y la rumorología hace que un día estemos eufóricos pidiendo movilizaciones y al día siguiente se caiga en el “total, ¿pa qué?”. Cuando a primeros no se cobre, se verán los ánimos reales. La empresa técnicamente está cerrada, sin poder vender billetaje aéreo y sin crédito del resto de prestatarios de servicios turísticos, los ingresos son tan limitados que no dan para el mantenimiento de la infraestructura. O se vende, aunque sea al nuevo mafioso de turno, o se cierra de forma inmediata.
¿Cómo veis la situación actual de CNT?
La práctica del anarcosindicalismo sigue siendo una tarea muy difícil en el contexto de la mentalidad sindical existente, la legalidad y la correlación de fuerzas de los trabajadores ante los patronos, con sus controles de prensa, vasallaje, dependencia de los sindicatos oficiales… Todo ello hace que, como anarcosindicalistas, nos tengamos que desarrollar entre quienes ven en el sindicalismo una manera de mitigar la pobreza, mantener lo conquistado, también entre aquellos que lo utilizan de forma mercantilista para obtener cuotas de poder, influencias, subvenciones, etc. Sólo la diferenciación practica, pero bajando al barro, puede hacer que los trabajadores entiendan que un sindicato es útil sólo si lo pagan ellos, lo gestionan ellos y lo mantienen coherentemente alejado de los conceptos de servicio y mercantilización, si lo ven como una herramienta para obtener un fín. La lucha es muy larga, pero sigue mereciendo la pena. CNT no puede ser ni Iglesia ni Empresa, solo un sindicato, bueno, más que un sindicato: autogestionado, horizontal y con finalidad trasformadora, porque las relaciones laborales, tal y como se encuentran, son un autentico asco.
En fin, se quedan muchas cosas en el tintero pero el espacio no da para más. Eso sí, los compañeros no quieren despedirse sin desear antes un “salud y acierto para todos, en el próximo Congreso”. Que así sea.