Traspinedo marzo de 2020
Desde la tierra de Pinares, el grupo libertario Sendero Negredo quiere enviar unas palabras de aliento a todo el pueblo trabajador que está demostrando una vez más (con una generosidad y entrega fuera de toda duda) ser el corazón de este mundo.
Al igual que en otras épocas fueron los trabajadores y las trabajadoras de otros sectores productivos, en estos momentos son los compañeros y las compañeras de la sanidad (entre otros) quienes con su profesionalidad son el escudo y la garantía de que esta pandemia no tenga consecuencias más terribles que las ya tiene en la actualidad. Un virus que no entiende de fronteras, banderas o ideologías, sino que se nutre de la debilidad humana, que amplifica las buenas obras y también el fango egoísta que recorre desde hace meses nuestros pueblos y ciudades amparado bajo un falso patriotismo de raíz fascista . Queremos mandar todo nuestro ánimo a quienes pasan por el difícil trance de la enfermedad en una sanidad colapsada, a quienes han sufrido la perdida de un ser amado, a las personas que viven solas, a quienes conviven con enfermedades mentales (que en este tipo de situaciones se agravan), a las mujeres que sufren cualquier tipo de maltrato (que tienen que estar compartiendo espacio con su maltratador), también a todos nuestros mayores (que después de una existencia dura de trabajo se tienen que volver a enfrentar una amenaza que pone en peligro la última etapa de su vida).
Tampoco podemos estar al margen del tremendo drama que supone la pérdida de miles y miles de puestos de trabajo sean de una manera temporal o indefinida. No podemos estar al margen de que otra vez se rescaten con dinero público los beneficios de las grandes empresas y multinacionales en detrimento de los derechos de la clase obrera y viendo como vemos, que la gente que vive de su pequeño negocio y que sustenta los servicios (sobre todo a nivel rural y en los barrios de nuestras ciudades), se vean afectados de tal manera que tengan que desmantelar su fuente de ingresos.
Entendemos que esta tesitura, son las grandes superficies comerciales (que aparte de productos de primera necesidad venden de todo) y la especulación brusatil, las beneficiarias del estado de alarma. Las primeras hasta hoy, no han tomado ninguna medida para que esos beneficios repercutan en los clientes y sobretodo en la carga de trabajo de sus plantillas. Ya sabemos cómo se la gasta el comercio y la precariedad del sector que en muchos casos son los trabajadores peor remunerados. Los fondos de inversión y la banca, califican este momento como oportuno para sacar su liquidez (su avaricia) a trabajar.
Tampoco compartimos (en consonancia con colectivos y sindicatos afines), que las calles o nuestras casas se conviertan en una cárcel (custodiadas por las diversas ramas de las fuerzas de seguridad del estado), bajo prohibición de sanción o detención a criterio de agentes del orden que sin ninguna cortapisa abusan de su autoridad con total impunidad (dejándonos imágenes completamente dantescas). Podríamos entender que se persiguieran ciertos comportamientos incívicos cuando la maquinaria del estado prohíba esas mismas aglomeraciones y sociabilizar a la hora del consumo y en especial en el mundo laboral, donde miles de trabajadores se agolpan en espacios reducidos (en el trasporte o donde desarrollan su actividad profesional) y donde se incumplen de manera sangrante todos los protocolos de prevención de riesgos en situaciones de excepcionalidad como la que nos ocupa.
Desde este colectivo libertario llamamos pues, a que sea el mismo pueblo el que se proteja, que sea el mismo pueblo el que exija más medidas a nivel social de contención y bloquee la producción allí donde su derecho a la salud esta siendo pisoteado. La moral anarquista nos exige una responsabilidad plena con el bien común, así lo hemos defendido en época de recortes sociales o laborales, en época de represión y así hacemos a la hora de quedarnos en casa. No necesitamos la tutela de ninguna autoridad para ello, pues sabemos que utilizan estas tragedias para justificar y pintar como un bien social todo su aparato represivo. Cuidaros mucho todas y todos, ya ajustaremos cuentas con la corrupción Real y la traición de los partidos cuando esto acabe. Salud y libertad son los bienes mas preciados.
Solo el pueblo salva al pueblo