Vivimos tiempos muy convulsos. Nos encontramos ante un acelerado ritmo de cambio de condiciones de vida que nos provocan una tremenda inestabilidad.
Los precios están por las nubes (y subiendo), cada vez son más comunes los problemas de suministros y desabastecimiento en la cadena global repercutiendo gravemente en nuestros puestos de trabajo, un planeta Tierra que nos dice basta y donde está claro que ya no podemos habitar con el ritmo de producción y consumo actuales. Despidos, bajadas de salario, temporalidad, problemas para pagar la luz, el alquiler, la hipoteca…
A esto hemos de sumar la pavorosa cercanía geográfica de la guerra y todas las incertidumbres que crea. El capitalismo nos impone su ritmo de vida y nosotros y nosotras, la clase trabajadora, parecemos estar de figurantes, sufriendo las consecuencias de las decisiones que toman otras personas.
Centrándonos en el mundo del trabajo, nos encontramos con una reciente reforma laboral que para nada ha sido una derogación: La rotación en los trabajos continúa, lo que eran contratos de obra y servicio pasarán a ser contratos precarios de fijos-discontinuos, no se ha tocado la facilidad para aplicar EREs, despedir sale igual de barato, el cambio de horario, salario, etc. sigue siendo tremendamente fácil… Además, la plantilla de inspección de trabajo continúa en mínimos y las multas a las empresas, cuando llegan, son irrisorias. Mientras, quienes trabajamos, cada día lo hacemos por menos dinero. Sube la luz, sube el gasoil, sube la cesta de la compra, la tecnología… sube todo menos los sueldos, las pensiones o las prestaciones por desempleo.
Este gobierno, sin una calle de izquierdas haciéndole frente, además, continúa deteriorando (y con ello privatizando) la sanidad, las pensiones y los servicios más esenciales.
Nos encontramos por tanto ante una situación de pérdida paulatina de derechos, que se va agravando crisis tras crisis. Y vemos que no es una crisis puntual, sino que es este sistema el que no garantiza lo que queremos: estabilidad, garantías, seguridad, acceso a bienes en igualdad de condiciones.
Para lograrlo necesitamos fortalecernos como clase y para ello necesitamos organizaciones de clase fuertes. No hay otra alternativa. Ante problemas colectivos no existen soluciones individuales.
Llamamos por tanto a encontrarnos luchando y a dar el paso organizándonos bajo el paraguas de lo colectivo. Frente a su clima del miedo donde hasta pedir las vacaciones es todo un desafío, ponemos la cercanía, la complicidad y la defensa del sindicato de clase.
Nuestras reivindicaciones:
- Derogación real de las reformas laborales de 2010 y 2012:
- En los despidos improcedentes: recuperación de la indemnización de 45 días por año trabajado en 42 mensualidades, así como los salarios de tramitación y la elección por parte de la parte trabajadora sobre la readmisión en la empresa.
- Necesidad de autorización administrativa en los EREs y ERTEs.
- Limitaciones a las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, en aspectos clave como la imposición unilateral de la movilidad geográfica o el cambio de la clasificación profesional.
- Despido objetivo solo por pérdidas reales económicas y justificadas.
- Necesidad de negociar un acuerdo para modificar el convenio frente a la posibilidad de incumplimiento de los convenios por parte de la empresa.
- Flexibilidad solo mediante acuerdo, para que las empresas no puedan imponer unilateralmente cambios en el 10% de la jornada.
- El convenio de empresa no puede empeorar las condiciones del convenio de sector.
- Recuperación del poder adquisitivo.
- Subida del SMI a 1.200 euros.
- Pensión mínima de 1.080 euros.
- Defensa de la sanidad y pensiones públicas
- Derogación de la ley 15/97 y de todas las leyes privatizadoras, impidiendo que las empresas privadas puedan acceder al sistema público de salud.
- Recuperación y reforzamiento de la atención primaria.
- Creación de un sistema público de farmacia y productos sanitarios.
- Derogación de las reformas de pensiones de 2011 y 2013. No al Pacto de Toledo ni a los planes de pensiones de empleo que está promoviendo el Gobierno.
- Contra la impunidad en las empresas y en pro de la libertad sindical
- Mayores sanciones a las empresas cuando se produzca sentencia de despido nulo o de vulneración de derechos sindicales o de huelga.
- Fin del a discriminación al modelo de representación sindical: Otorgar derechos de información y consulta a la representación sindical de las secciones sindicales que demuestren la implantación de al menos un 10% de la plantilla afiliada. Así como derecho a la negociación colectiva en todas sus vertientes.
Este 1º de Mayo llamamos a salir a las calles a defender lo nuestro. No podemos continuar con las calles vacías. Debemos arrimar el hombro, presentando y potenciando una alternativa al binomio sindical de CCOO y UGT y que pueda hacer frente al auge de la extrema derecha.
Levantemos entre todos y todas un sindicalismo de clase y combativo.
Este 1º de Mayo acude a la manifestación y, ante todo, desde ya mismo: contacta y organízate.
Frente a sus sucesivas crisis, ¡organicémonos para poder recuperar nuestras vidas!
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