En las concentraciones de esta mañana, dentro de la jornada de lucha del 29-S, volvimos a señalar a los culpables. En esta ocasión los elegidos fueron la patronal y CC.OO., el PSOE y el Banco Santander.
Culminó con éxito la primera de las dos partes de esta jornada de lucha que en Valladolid ya se ha venido desarrollando a lo largo de la semana.
Un piquete informativo formado por cerca de 200 personas, recorrió las céntricas calles de la ciudad anunciando esta jornada de lucha con la intención de ir caminando todos juntos hacia una próxima huelga general.
El primero de los actos tuvo lugar en plaza Madrid, lugar donde está situado el inseparable dúo de la patronal vallisoletana y el sindicato amarillo CC.OO. Al primero de los actos se personaron varios medios informativos como RTV de Castilla y León y TVE, explicándo nuestros representantes los motivos de esta protesta.
Tras casi una hora de protesta el piquete recorrió la céntrica calle Mantería hacia la segunda parada, que tuvo lugar en la sede provincial del PSOE junto a la plaza Vadillos. Allí, ante un fuerte dispositivo policial, se corearon diferentes consignas mostrando a los transéuntes de qué lado se encuentra este partido que dice llamarse socialista. En ese momento, un grupo de militantes de CNT desplegaron la pancarta acusándoles de vendeobreros, la misma pancarta que ya se desplegó en la ocupación de la sede regional del PSOE durante esta semana.
Tras casi otra hora sacando los colores al partido del puño y la rosa, se realizó un amplio recorrido por las calles de la ciudad (plaza San Juan, plaza Santa Cruz, plaza Universidad, calle López Gómez y calle Miguel Iscar), paralizando el tráfico y ocupando nuevamente las calles ante el asombro de buena parte de la población.
De esta forma se llegó al último de los puntos señalados en la protesta, el Banco Santander Central Hispano de la calle Santiago, lugar que representa el Botín y las miserias que el capitalismo ha provocado a la sociedad, junto con su crisis que ahora pretende, como así está ocurriendo, que la pague la clase trabajadora. Sin duda, una nueva vuelta de tuerca del capital y sus aliados.
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