Las trabajadoras y trabajadores de limpieza de Metro de Madrid han dado un ejemplo de lucha con una huelga muy combativa en la que la presión contra la patronal ha conseguido arrancar de ésta la concesión de unos derechos que cumplen una gran parte de la tabla reivindicativa.
En la última reunión las empresas ofrecieron unos mínimos que parecían aceptables, y sin embargo por lo bajo se reían de los trabajadores. Así mismo gracias a esta lucha se ha conseguido la readmisión de los despedidos y la retirada de todas las denuncias interpuestas por las empresas.
En el último momento antes de firmar, la patronal sacó de la manga su última carta, la de la «paz social». Según esta cláusula, los trabajadores se comprometen a un clima de paz social, renunciando a movilizaciones y huelgas, hasta el año 2011. Los trabajadores firman un acuerdo favorable para ellos, pero renuncian a un derecho mucho más básico de todo/a trabajador/a, el derecho a organizarse e iniciar conflictos colectivos contra aquellos que nos explotan todos los días. Renuncian a una parte importante de la dignidad que aún nos queda a los currantes: la de unirnos y movilizarnos para exigir nuestros derechos cuando lo consideremos oportuno. Por eso la CNT no ha firmado el acuerdo y hemos defendido en la última asamblea de trabajadores seguir con la lucha mientras haya paz social, postura que ha sido minoritaria. Entre dos clases antagónicas no se puede firmar ninguna paz social. Eso es castrar las luchas durante los próximos años, atar de pies y manos la conflictividad. No nos extraña que los sindicatos de estado firmen la paz social, porque eso mismo es lo que se firmó en los Pactos de la Moncloa en el 78 para garantizar la existencia en el tiempo del capitalismo y la explotación. La paz social es el modelo en el que se basa el sindicalismo oficial actual: elecciones, subvenciones, liberados, negociación permanente, pacto social…
Desde la CNT, como sindicato convocante de esta huelga, denunciamos el comportamiento lamentable de la mayor parte de los sindicatos que han participado en ella. Dejando de lado la traición de CC.OO. a sus propios afiliados al no unirse a la huelga, el resto de sindicatos han demostrado una vez más no estar a la altura. La organización de esta huelga ha sido jerárquica en buena medida. El comité de huelga ha tomado muchas decisiones y los trabajadores otorgan. Las pocas asambleas que se han visto carecían de horizontalidad. Los trabajadores/as no han tomado decisiones más allá de las votaciones sobre si aceptar o no las sucesivas ofertas de la empresa. Hay muchas formas de vulnerar la horizontalidad, y una de las más fáciles es no presentar los temas a debate y votación en las asambleas, y su lugar ocuparlo con la demagogia y el discurso político. El pasado sábado 5 de enero pudimos asistir a una de estas asambleas, que más se parecía a un mitin de campaña electoral de un partido cualquiera. Tras los discursos de los políticos sindicales se subieron al estrado otros políticos (Sindicato de Estudiantes y demás) a soltar su mitin en un acto en el que solo debían hablar los trabajadores/as. En aquella asamblea no se decidió ni se votó absolutamente nada. Como CNT decidimos no hablar, aún convocando la huelga y dejándonos la piel en ella, porque quienes tienen que hablar son los trabajadores. Los mismos sindicatos que el día 5 alentaban la huelga, el día 6 decían todo lo contrario y defendían la cláusula de la paz social. Entre un día y otro ha habido una reunión de dirigentes de UGT y CGT con las empresas al margen del comité de huelga.
Si bien la horizontalidad ha sido escasa, también lo ha sido el apoyo mutuo y la solidaridad que los sindicatos deberían haber mostrado con los huelguistas y con sus propios afiliados/as. En las largas noches de piquetes activos, algo básico para el éxito de la huelga, no se ha visto más que trabajadores/as de limpieza y militantes de CNT. La primera noche ya tuvimos 4 detenidos/as y todos los días se ha salido en mayor o menor medida, incluyendo los días de nochebuena, navidad y demás. No tenemos constancia de un solo piquete organizado por esos sindicatos que ahora se van a adjudicar el éxito de la huelga. Eso sí, en la manifestación bien se ocuparon de repartir cientos de banderitas de plástico entre los trabajadores/as para demostrar su “fuerza” sindical.
En esa misma línea debemos denunciar la falta de organización del Comité de Huelga. Tomando decisiones que deberían corresponder a la asamblea, no ha sido capaz de elaborar las más esenciales tareas de organización de la huelga. Ni se han reunido todos los días, ni estaban localizables las 24h, ni han creado comisiones de trabajo… Sindicatos como UGT, CGT y USO que reciben millonarias subvenciones del estado y mantienen liberados sindicales no han sido capaces ni siquiera de realizar tareas de propaganda tan sencillas como hacer pegatinas, una pancarta o unos cuantos panfletos. Tampoco han podido legalizar una manifestación ni hacer los carteles correspondientes. Todo eso lo ha tenido que hacer CNT, sindicato que no tiene liberados ni subvenciones ni delegados en los comités de empresa, porque no los quiere pues sabe muy bien para lo que sirven.
Llegados al último día de negociación, los sindicatos firman un preacuerdo que ata de pies y manos las posibilidades reivindicativas de las/os trabajadoras/es durante unos años. CNT y SUT abandonan la mesa de negociación considerando vergonzoso firmar la renuncia a un derecho mucho más esencial que muchos de los que sí se han aceptado. La asamblea del 6 lo ratifica y esto supone el fin de la huelga. Nosotros respetamos el acuerdo de la asamblea, pero no lo apoyamos. Defendemos las asambleas en los tajos y las practicamos, pero también tenemos unos principios revolucionarios. Por mucho que se apruebe algo en una asamblea si es perjudicial para los trabajadores/as CNT no puede estar de acuerdo. Por eso nos dotamos de una organización concreta. Rechazamos la paz social y hemos sido partidarios de seguir en la lucha, por lo menos, hasta derogar esa cláusula. Los políticos han sabido vender bien su acuerdo y las empresas sonríen. No nos cabe en la cabeza cómo en las negociaciones y en las asambleas el peso de las mismas lo pueden llevar liberados de CGT y UGT que no están haciendo la huelga, ni dejándose el salario; que están instalados en su poltrona, que viven del sindicalismo. Lo hemos repetido durante todo el proceso y lo volvemos a decir: fuera liberados de las asambleas y negociaciones, fuera profesionales del sindicalismo y políticos de la lucha. Deben decidir los trabajadores. La verborrea de los liberados no hace otra cosa que paralizar la lucha.
Las empresas no son las únicas beneficiadas por esta “paz social”. Los sindicatos de estado como UGT, CGT y USO van a tener un tiempo de “paz” para poder centrarse así en lo que realmente les interesa: sus sillones, sus subvenciones y sus elecciones. Ya se frotan las manos con los afiliados que van a ganar tras la huelga. Sabían bien lo que hacían cuando el día anterior CGT y UGT se reunían en secreto con las empresas.
No era casual el lema que llevamos en la manifestación de apoyo a la huelga: “Ni un paso atrás en las reivindicaciones” y lo que se ha firmado, pese a quién pese, ha sido un paso atrás. Desde CNT declaramos que seguiremos luchando por la horizontalidad de las asambleas, por los principios del sindicalismo revolucionario, por la acción directa, por la autogestión y el apoyo mutuo, pilares básicos del anarcosindicalismo, que es lo que nos diferencia de todos los que están al servicio del estado y la patronal.
Felicitamos a las trabajadoras y trabajadores de las cuatro empresas por la lucha ejemplar que han mantenido, pues han dado una lección a aquellos que a partir de ahora se van a enriquecer tras el resultado de este conflicto. Y les animamos a que sigan luchando con esa conciencia de clase obrera, contra todo tipo de jerarquías, contra la opresión del estado y la patronal, y contra toda forma de colaboración con esos mismos opresores.
A algunos sindicatos ya se les oye decir que si es por la CNT no hay readmitidos ni mejoras porque no firmamos el acuerdo. Que nadie se equivoque: que no hayamos firmado la paz social no quiere decir que no hayamos luchado como los que más por las mejoras y las readmisiones, los/as trabajadores/as de limpieza de metro bien lo saben. Un fuerte abrazo para todos/as (menos a los esquiroles claro).
¡Viva la lucha de la clase obrera! ¡No a la paz social!
Comunicado elaborado por el Sindicato de Oficios Varios de Madrid
Debe estar conectado para enviar un comentario.