Comunicado de la Sección Sindical de CNT en Fasa Renault ante el último ERE impuesto por la empresa a la plantilla de Valladolid.
La dirección de la empresa se ampara en que “la débil situación de los diferentes mercados europeos en caída constante, a los que se destina la gran mayoría de la producción de Carrocería Montaje de Valladolid, hace necesario negociar un ERE suspensivo para afrontar los días de parada necesarios hasta el lanzamiento en serie del nuevo vehículo”…
… y la situación real es que Renault España pretende:
1. Que la adaptación de sus instalaciones para la fabricación del nuevo modelo de vehículo, se haga mediante subvenciones de la Junta; dinero que sale directamente de los impuestos que los trabajadores pagamos, o indirectamente de los impuestos que pagan las plusvalías que también nosotros generamos, es decir, dinero que por cualquiera de las vías, sale de nuestros riñones.
2. Que el tiempo que dure la parada para adaptar las cadenas a la nueva producción, corra por cuenta de nuestras prestaciones por desempleo. Esto viene a ser lo mismo que si cuando hay una avería en la cadena, te suspendieran el contrato y te mandaran al paro en lo que los técnicos de mantenimiento la arreglaran.
A todo esto se le llama “socializar pérdidas”, los beneficios ya sabemos quién se los queda. Por un lado tenemos fábricas que producen una millonada de beneficios netos para los accionistas de Renault. Y por otro lado, tenemos un gobierno regional formado por empresarios, que subvenciona a estos señores para que “generen empleo y den formación a su plantilla”, eufemismo de pagar con dinero público inversiones privadas. Decimos lo de gobierno formado por empresarios porque efectivamente, los políticos son empresarios. Ningún político acude como complemento a su actividad parlamentaria, a la cadena de una fábrica, o a una oficina, o a una obra. Sin embargo todos tienen, quien más quien menos, sus empresas, sus acciones, sus rentas… por lo tanto queda claro que las clases nunca desaparecieron, y a cuál de ellas pertenecen los que nos gobiernan.
Para CNT, todo esto es un nuevo chantaje de Renault para obtener subvenciones públicas, y evidentemente, la clase político-patronal, lo permite. Con todo el dinero que Renault lleva concedido por las administraciones, el Estado ya podría haber nacionalizado sus factorías. Y no es que nosotros persigamos las nacionalizaciones, la CNT aspira a la autogestión de los medios de producción y servicios por los propios trabajadores. Lo decimos como ejemplo de la servidumbre de la clase política con la patronal, sencillamente porque son lo mismo. Por eso los políticos de un signo o de otro llevan décadas cooperando con eso que llaman “mercados”, el capitalismo de toda la vida, para desmantelar empresas y servicios públicos, y hacer de los sectores estratégicos y de las necesidades básicas de la población, objeto de negocio y especulación de la “iniciativa privada”.
En el caso concreto de Renault, resulta paradójico que el Estado no disponga de dinero para dar subsidios por desempleo a los parados que han agotado sus prestaciones, pero sí tenga dinero para pagar el paro a gente que estamos trabajando. Esto es destruir empleo, aunque sea temporalmente, y dilapidar los fondos para los parados. Es la empresa la que debe asumir nuestros salarios, por mucho que tenga que hacer paradas para adecuar las cadenas a nuevos vehículos, y para ello tiene opciones:
Planificar la producción de tal manera que durante un tiempo se trabaje a menos intensidad para repartir el trabajo razonablemente.
Aprovechar las horas dentro de jornada para dar cursos.
Erradicar las horas extras.
Austeridad para los directivos.
Una de dos, o estos directivos son unos incompetentes que no saben gestionar la empresa, o bien nos la están colando con el consentimiento de nuestros queridos e incorruptibles políticos y sindicalistas profesionales.
Precisamente, en cuanto a la actuación de UGT y CCOO, no entendemos cómo siguen firmando eternamente EREs. Desde que llevan firmando concesiones, ¿en qué ha mejorado nuestra situación? Sólo defienden la retención de pequeñas migajas. “Logros” que obtienen a cambio de portarse bien y no molestar a la empresa, para que las cosas “vayan a mejor”. Mientras tanto, nuestras condiciones laborales y poder adquisitivo caen en picado, y algún día conseguirán que trabajemos únicamente por la comida. Pero lo gordo es que además le dan la vuelta a la tortilla y nos quieren convencer de que tras las “duras negociaciones”, han conseguido que nos paguen un 10% más a sumar al 75% del ERE. Lo venden como una victoria, cuando el único triunfo posible hubiera sido parar el ERE, lo demás es perder.
No es ninguna victoria:
– Cobrar un 15% menos.
– Gastar tu prestación por desempleo. Además el Inem contabiliza el desempleo por semanas enteras, y cuando te regula por días sueltos, computa cada día consumido de la semana por el coeficiente de 1,25. Y siempre que el decimal es 5 ó superior se contabiliza como un día más consumido. Por ejemplo, si te regulan 3 días en la misma semana (3 x 1,25= 3,75 días) serían 4 días de paro consumidos. Por dos días de regulación semanal, se restarían tres de bolsa de paro y cuatro días regulados equivaldrían a cinco días de paro consumidos. Así que echa cuentas… además tu prestación no es eterna, se acaba, y para recuperar este ERE, tendrás que trabajar de 60 días en adelante.
– Si estás dentro de los veinticinco últimos años de tu edad laboral, vas a cotizar menos para la jubilación y verás tu pensión disminuida. Si eres más joven, seguramente para cuando te toque jubilarte ya habrán tomado toda la vida laboral para calcular tu pensión, y te afectará igualmente.
– Si estás con un contrato temporal, el día que te dejen en la calle cobrarás 20 días menos de paro, o incluso más si te regulan días sueltos. Esto afectará a gran número de compañeros, pues “la ejemplar fasa” parece una ETT (aprovechando la gran bolsa de trabajadores desempleados que esperan la ansiada llamada, en los últimos años ha ido cubriendo todos los puestos de producción, sin hacer apenas contratos de más de un año de duración y despidiendo como si nadie valiera para ningún puesto).
– Además el ERE habrá cortado tu periodo de cotización y si tienes la suerte de tener un contrato lo bastante largo como para que hayan pasado más de 12 meses desde la regulación hasta la fecha de tu despido o fin de contrato, te harán elegir entre los dos “paros” acumulados, pudiendo quedarte hasta con sólo la mitad de la prestación que tendrías sin ERE.
Éstas son las victorias que nos quieren vender. Pero es que incluso aunque la élite sindical que negocia nuestras condiciones laborales, estuviera dispuesta realmente a defenderlas, no tendría manera de hacerlo, porque por mucho que la ley les otorgue la representatividad de todos los trabajadores, carece de medios con los que presionar a la patronal. Resulta que los únicos medios que existen para presionar, somos los propios trabajadores, a través de nuestro trabajo. Si nos damos cuenta del poder que tenemos, nos organizamos y lo usamos, hay muchas formas y grados de parar los pies a una empresa: bajar los ritmos de nuestro trabajo, realizar paros, huelgas, etc… Una fábrica puede funcionar sin patrones, ejemplos en la historia hay de sobra, (por poner un ejemplo actual las fábricas argentinas autogestionadas por los trabajadores tras el corralito de 2001), sin embargo ninguna fábrica puede funcionar sin nosotros, esa es nuestra fuerza. Mientras no nos demos cuenta de esto, y dejemos nuestra defensa en manos de profesionales del sindicalismo a los que no les afectan los acuerdos que firman con la patronal, y que no nos van a movilizar porque no quieren enfadar a quienes subvencionan sus sueldos, no hay nada que hacer.