Entrevista con Brad Will, febrero del 2006
La solidaridad en resistencia. Un sabor difícil de olvidar
Por: Rafael Uzcátegui
A finales del mes de enero del 2006, el puñado de activistas involucrados en lo que se llamó el Foro Social Alternativo de Caracas estábamos tan cansados como orgullosos. Una voz disidente del militarismo, la izquierda momificada y autoritarismos varios había sido escuchada. Y como si fuera poco, esos días compartimos con una serie de personas extraordinarias provenientes de todo el planeta. Una de ellas fue Brad Will, un “gringo” simpático y larguirucho, de Indymedia Nueva York, que cámara en mano estuvo con nosotro/as los últimos días, copiando el video “Nuestro petróleo y otros cuentos” y haciendo un corto periplo a la sierra del Perijá para grabar el testimonio de los indígenas en lucha contra la explotación carbonífera. Antes de tomar su avión, grabamos una conversación que versó sobre sus inicios en el activismo y su propia participación en los sucesos de Seattle, la cual respondió utilizando su mejor repertorio en español. Esta entrevista inédita forma parte de un libro en preparación sobre el movimiento antiglobalización, difundida a propósito del asesinato de Brad por parte de mercenarios a sueldo del Estado mexicano. Que la tierra le sea leve.
– ¿Cómo te inicias en el activismo?
– Fue en la Universidad, pensando en un movimiento estudiantil que no existía. Era una Universidad pequeña, en el campo, en Pennsilvania, cerca de Pittsburg. Allí no había movimientos de ningún tipo. Tuve en esos días un pensamiento muy abierto, interesante y rebelde, pero no desde el lado político o con un grupo. La verdad es que no encontré mucha gente radical en mi vida hasta los 18 años, algunos eran del movimiento punk, pero nunca estuve con ellos, más bien mirando desde afuera. Cuando empezó la primera guerra contra Irak, pensé “hay activismo ahorita pero acá no hay nada”. En la televisión miraba que no había nada. Y tenía la certeza de que había un movimiento pero miraba las noticias y no pasaban nada, así que pensé “las noticias están mintiendo y el gobierno es una mierda”.
– ¿En que año asistes a la universidad?
– En el 92
– ¿Cuales fueron los primeros grupos con que comienzas a relacionarte?
– Con grupos específicos ninguno. Después comencé a vivir en comunidades abiertas. Tenía amigos haciendo ciencias políticas y ellos leían mucho sobre anarquismo y hablamos un poco sobre esto. En ese tiempo pensaba “que mierda el comunismo en este mundo, que cerrada esta ideología, pero no me gusta nada de la cultura y la política de Estados Unidos” y estuve buscando. Entonces escribí un artículo en mi escuela sobre ecologismo y anarquismo y pensaba que era mi idea original. Pero después encontré otras cosas, incluso más radicales. Me gradué en Literatura y poesía y entré en una comunidad al otro lado del país, con Allan Ginsberg. El fue anarquista y encontré muchos otros artistas radicales también, pues también soy artista, lo que cambió mucho mi vida. Con este ingreso empecé a realizar una vida política. Esto fue entre el 93 y el 95. En esta época había un gran movimiento contra la guerra, pro Mumia Abu Jamal, y leía sobre eso y pensaba “que mierda es mi vida, estamos viviendo en un sistema totalmente corrupto”. Viví cuando niño en un pueblo muy cerrado y muy blanco y no conocía mucho de la verdad del mundo, poco a poco fui abriendo mis ojos con fuerza, sin la ayuda de nadie. La comunidad era totalmente cerrada, mis padres son de la derecha, era una lucha para abrir mi vida también.
– ¿Cómo llegas a eso que se conoció como la Red de Acción Directa? (DAN por sus siglas en inglés)
– Fui a Seattle para la manifestación contra la Organización Mundial de Comercio y todo el mundo estaba hablando sobre eso, especialmente jóvenes y algunos viejos. Todos decían “esto es algo diferente, vamos a hacer algo totalmente diferente, con la participación de muchas diferentes partes. Este OMC es un ataque contra todo: la vida, la política, las bases, los pobres, el norte y el sur. Aquí es el momento, es nuestro momento para hacer un cambio”. Mucha gente se fue de su trabajo, de sus vidas cotidianas, de sus novias. Tengo amigos que trabajaron en Seattle desde 6 meses antes de la manifestación, haciendo caravanas, campañas de educación popular sobre la protesta, el tema de la OMC y la destrucción de la globalización capitalista. En esa época estuve viviendo en New York en casas ocupadas con muchos anarquistas y trabajando con Reclama Las Calles (RTS). Participe en RTS en New York. Viajamos mucho a todo el país durante todo el año, muchos fueron al norte oeste para proteger los bosques antiguos y allá comprendí mucho del movimiento de acción directa llamado Earth First! -La Tierra Primero-, un movimiento anarquista verde, con el espíritu para proteger la vida del planeta con su cuerpo, consigo mismo. Esta mentalidad de cortar la ruta con su cuerpo y defender fue más y más fuerte en todas partes, especialmente en la costa oeste para proteger estos lugares verdes pero también entró en las ciudades como Reclama Las Calles.
– Habláme un poco más sobre Reclama Las Calles, las actividades previas a Seattle…
– No participamos en la manifestación antes de Seattle, del 18 de junio, lo vimos y pensamos “esto es increíble”, el tema de la acción global es una gran inspiración para nosotros y empezamos a trabajar en eso. Para nosotros RTS fue más sobre la lucha local en nuestra ciudad donde había un alcalde muy fascista, quería cambiar toda la ciudad habiendo guerra contra la pobreza, contra los ocupas, contra los centros sociales, huertas comunitarias, inmigrantes, fue un cambio total de la ciudad. Estábamos enfrentando todo esto. Este alcalde era Guliani. Hicimos acciones locales con el tema del anticapitalismo, queríamos abrir espacios locales tratando las conexiones globales y hablamos mucho sobre este tipo de neoliberalismo. Pero en Estados Unidos la gente no usaba mucho esta palabra, y tampoco comprendía qué significaba. Era un nuevo paso. También estamos haciendo una fiesta en la calle, con política y baile, con trípodes y sound-system. Fue muy interesante, con la participación de muchos grupos distintos.
– ¿Estos grupos eran de la izquierda tradicional o de otro sector?
– Algunos eran de la universidad, tienen una mentalidad mas tradicional, muchos poco políticos pero están aprendiendo poco a poco. Movimiento ecologista, algunos anarquistas y gente del barrio radicales pero que no tienen un grupo específico. También se involucraron barrios con raíces radicales, y queríamos defender eso también, de muchos ocupas y en el que vivió gente como Emma Goldman y otra gente importante en la lucha internacional. También hubo una linda historia en los 60’s en este barrio. Organizamos en él un grupo de RTS, pero sin participación de sindicalistas o grupos políticos, más con jóvenes independientes. Años después se involucraron algunos sindicalistas radicales, que en Estados Unidos hay pocos, lo que fue una linda relación.
En el 98 empezamos en Nueva York y realizamos algunos actos. Algunos de nosotros fuimos a Seattle, pero sobre todo asistió gente de San Francisco, Oregon, que estaban más cerca y tenían fácil para viajar por tierra. Fue por la misma epoca: 96, 97, 98 que hubo una nueva relación entre Earth First! y una central sindical de izquierda de esta región centro oeste, una sindical de metales. Hay un bosque precioso de árboles rojos de tres metros de ancho y 100 metros arriba, muy antiguos y organismos viejos del planeta. Defendimos mucho esto, cada año una lucha en esta zona que se llamaba Red Summers. Fue una muy buena relación. Hay un hombre que compró todo este bosque y empezó a cortar los árboles lentamente, suavemente, con inteligencia. Este nuevo dueño quería cortar todo, de manera ilegal destruyendo el agua, los lugares para los animales, muchas leyes para proteger el como cortar de una manera específica y el rompió todas las leyes. El compró una gran compañía de metales, Maxxam, y quería liquidar al sindicato. Teníamos el mismo enemigo y estábamos pensando “porqué no estamos juntos en esta lucha?” y la gente empezó una nueva relación. Y con eso abrimos un espacio muy bueno y una relación muy interesante, como verde y rojo. Fue algo nuevo, pues durante los 60’s no hubo nada parecido.
Sindicales grandes, medianos y pequeñas, de todos lados, se organizaron para luchar contra la OMC, pero con una relación nueva aquí. Se empezó una coalición nueva en la historia de la izquierda.
– ¿En que momento te relacionas con la Red de Acción Directa?
– Fui mucho a campamentos, talleres, para ver que hacemos, para enseñar a los más jóvenes tácticas de acción directa. Hubo un taller de cuatro días en donde la gente empezó a hablar de cortar todas las rutas para esta reunión de la OMC y no permitir a los participantes asistir.
Fue una idea medio loca, en donde se hizo un diagrama como un pastel de la ciudad, teniendo como centro la reunión. Cada grupo decía “en esta parte queremos cortar”, y otro colectivo decía “nosotros lo vamos a hacer aquí, pero si no funciona lo haremos aca”, teniendo niveles y organizados en grupos regionales, como por ejemplo San Francisco que tenía como 100 personas dispuestas a cortar la ruta con su cuerpo. Los grupos pequeños cortaban tres calles o algo así, pero con esos pequeños grupos atraían mucha gente para ayudar. Mucha gente se unió sin saber nada de este plan, por grupos de afinidad, y cortaban la ruta en muchos sitios diferentes. Y funcionó muy bien. En ese momento los que organizaban el plan se llamaban Red de Acción Directa, pero sólo estaba pensado para estar en esa manife
stación, durante tres días. La semana antes tuvimos 10 días de reuniones sobre este tema: “vamos a hacer, queremos consensos”. Había reuniones con 10, 100 o mil personas, pero organizamos las discusiones en forma de rueda de bicicleta. En el medio se ponía una persona neutral, que ayudaba a que se hiciera la reunión y alrededor un vocero, y atrás de estos voceros estaba sus personas para hablar entre ellos. Con este método fue posible hablar entre muchos grupos, teniendo un vocero que decía lo que su grupo decidía. Fueron muchas reuniones cada día para decidir quien tomaba cada calle, a veces fue muy caótico.
Ademas de la DAN estaban los sindicales, eran parte de una coalición pero haciendo una marcha mas tradicional, también estaban grupos mas radicales como anarquistas, pero aparte como un bloque negro, pero no era un grupo también era una coalición de pequeños grupos de afinidad. También hubo dos marchas que empezaron en las universidades, pero eran mas no afiliados.
La Batalla de Seattle
– Se ha hablado mucho de las relaciones y debates entre el bloque negro y la DAN
– Este grupo de Bloque Negro no habla con nadie, pero la gente sabe. Hablan de otra manera, con papeles y manifiestos pegados en la calle. “Vamos a hacer algo como esto”, pero no entraron a ninguna reunión. Había grupos más liberales, mas antiguos, que fueron a las marchas caminando, era una mezcla muy grande. Es una ciudad muy blanca, no hay casi inmigrantes o negros viviendo allí. También era una crítica muy grande a esto.
– Cual era el sentimiento después de Seattle?
– Yo estuve encarcelado en Seattle. Me agarraron el segundo día, hubo muchos encarcelados ese día. Yo estaba libre, no en ningún bloque especifico, ayudando en lo que podía. Hice un bloqueo pequeño en un puerto, con tres amigos, con calma. Y la gente decía “quiero pasar”, y le decíamos “no, no puede”, sin golpes ni nada, solo hablando. Mucha gente tenía su credencial para participar, de ONG’s, liberales y decían “tengo que participar, estamos en el mismo lado”. Y le decíamos “nadie quiere participar, hoy no hay reunión”. Sólo 10% de la gente pudo entrar ese día pero no hicieron nada. Algunos tomaron el micrófono dentro de la reunión como forma de acción directa!, fue muy interesante. Nosotros estábamos afuera en la lluvia, un día de mal tiempo, estábamos sin dormir. El día anterior ocupamos una casa como una acción. Cada día había muchas acciones pequeñas. Otra vez fuimos a un Mc Donald’s y algunos chicos del Bloque Negro querían quebrar las vitrinas y los sindicalistas los paraban, era muy raro. Pero en la calle paramos la reunión. La policía entro haciendo un corredor con mucha fuerza, con todos los químicos que tenían, con mucho gas. Hacía años que no veíamos tanto gas junto en los Estados Unidos. Algunos chicos fueron listos y fueron a Seattle con máscaras antigas, y ellos participaron en el Bloque negro y caminaban tranquilamente devolviendo las lacrimógenas. Mucha gente de los bloqueos le dijo gracias a estos chicos del Bloque negro por la protección.
El segundo día tuvo una noche difícil, muchos fueron golpeados. La gente no creía lo que pasaba, a veces había lluvias de 10 minutos de gas de pimienta y la gente sólo esperaba en los bloqueos a que terminara. En la noche fue muy loco, hubo mucha gente apoyando. Fue interesante porque organizamos un grupo de médicos con pequeñitos colectivos de todas las ciudades, con voluntarios. Lo hicimos con decisiones consensuadas, tratando de crear ese nuevo mundo en este pequeño momento, si es temporal es temporal, pero tenemos que demostrar nosotros ahorita nuestra política. Hicimos esa vez algo con nuestros cuerpos, la única cosa que tenemos. Fue una gran sorpresa para la policía, pues sabían algo de la manifestación, de las tácticas pero no comprendían bien todo. Estuvimos comunicados por internet, walki talkies, teléfonos celulares; estuvimos preparando por meses la red de comunicación para esta manifestación, no sólo para charlar sino para hacer. Cuando tuvimos problemas con la policía en el corredor, se llamó a todo el mundo para ir allá. La policía se volteó a su espalda y había miles de personas en camino.
– Que pensabas cuando estabas en prisión?, ¿Que había valido la pena?.
– ¿Mi impresión? De que era impresionante. Escuchábamos “ganamos algo, no hubo reunión de nada”. Estábamos pensando “que hacemos mañana?, es posible hacer lo mismo?”. El grupo militar del estado estaba esperando afuera de la ciudad y entraron en la noche. Entraron como militar. Ellos no tienen sus armas militares pero tienen su uniforme, era un discurso visual. Desde hacía 25 años nadie había visto eso en los Estados Unidos. Estábamos pensando lo que hacer, y la policía creó un espacio donde estaba prohibido entrar, hizo un estado de sitio. Durante la noche fue el ataque del Bloque Negro a puntos de corporaciones como trabajo esclavitud, del tercer mundo o corporaciones que estaban en la reunión, fueron ataques muy particulares. Durante la noche el bloque negro atacó, muy enojados, y gente de la ciudad participó en esa manifestación. Esa noche entró los militares, militares de provincia de Washington, no federal sino del gobernador. Tenemos esa cultura en Estados Unidos de que el militar es para afuera, para defender la frontera o en la guerra, pero dentro de los Estados Unidos tenemos una historia grande contra eso.
Otro tema interesante fue la solidaridad en la cárcel, fueron como 500 ó 800, algo así, a la cárcel. El segundo día fui a la marcha y la policía, zas!, me agarró y me robo todo. Estuve en un bus buscando la manifestación y entré en el estado de sitio, sin idea de que existía, con un grupo de tres amigos fui encarcelado. Encontramos más de 500 personas en la cárcel y hubo una resistencia dentro de la cárcel, con la idea de seguir la manifestación dentro de la cárcel. No solamente allá afuera, adentro seguíamos juntos en solidaridad para ayudar a cada uno. En resistencia, no participábamos de nada con la policía, no dábamos nuestra identificación, no dábamos nuestros nombres, tampoco las huellas digitales, con una resistencia pacífica pero fuerte. Y si querían sacar a una persona no se permitía, tenían que salir todas las personas. La policía no había visto nada así en su vida. Fue algo organizado, que fue un tema común de esos días, incluyendo al bloque negro. Fue muy interesante lo de la marcha sindical pues fue una división entre ellos, los que decían “mira, hay gas, hay policías golpeando, vamos a salir y hacer otra ruta” y otros decían “no, vamos allá, a nuestro destino”.
Después de eso fue la reunión totalmente quebrada y sentíamos como una victoria. Yo estuve en la cárcel y no escuché nada. El tercer día con grupos sindicales, grupos viejos y religiosos radicales, grupos jóvenes marcharon a la cárcel y la rodearon. El juez tuvo que esconderse y cerrar todas las puertas. Los manifestantes presentaron una lista de demandas, diciendo que nosotros no estábamos presos sino secuestrados. El jefe de policía tuvo que renunciar a su trabajo, y ganamos todas las demandas. Fue impresionante.
– ¿Porqué crees que la experiencia de Seattle no pudo repetirse en las siguientes manifestaciones?
– Después de eso volvimos a nuestras ciudades y pensábamos “mira a nosotros, que increíble”. Y hablamos mucho sobre esto, hicimos un grupo de red de acción directa y la idea era de grupos ecologistas, grupos de pocas personas, hablamos de cual era la próxima vez. Hablamos sobre el 1 de mayo y sobre el Banco Mundial y decidimos lo del Banco Mundial. Fue poco tiempo después y no hubo tanto tiempo para organizar. La policía estuvo más preparada y en mayor cantidad.
– Se propuso que la DAN fuera una organización permanente?
– Es difícil comprender, era más como un grupo local incluyendo a RTS y mucho más gente, de Latinoamérica, de todas partes, era una izquierda nueva. Y la gente decía “mira esto, nunca vi desde hace 15 años algo así, es algo mágico”. Fueron muchos pequeños grupos, algunos no querían usar el nombre DAN, algunos sí. Teníamos la idea para una red nacional y empezamos, y la verdad no funcionó. Sólo para algunos grupos, unos de Washington DC decían que lo de acción directa era muy restrictivo y había que abrirlo para que otra gente participara si no quería hacer acción directa. Con esto se empezó el grupo Mobilization for Global Justice y en este sentido, yo pienso que en Washington DC se perdió la posibilidad de hacer una red nacional. Toda la organización de la red de acción directa fue casi igual que la de AGP, fue como una manifestación de este grupo en los Estados Unidos, pero la gente no quiere usar un nombre de otra persona, sino usar uno propio, es algo muy estadounidense. En temas de unidad fue lo mismo.
– ¿El sentimiento antiglobalización ha disminuido en los Estados Unidos?
– Fue muy separado, difundido… hay una red para comunicar pero no es un grupo fijo y la verdad es que tenemos una promesa para cambiar el mundo y estamos con ganas de reunirnos cada semana y hacer una gran manifestación cada cuatro meses, pero era muy difícil. Estamos pensando que esta lucha no es solamente en las manifestaciones, también es en cada sitio particular contra la policía local, allá contra las cárceles, allá con grupos de inmigrantes, allá con los sindicales y la gente lentamente salió en todas partes, pero sigue esta red de comunicación, pero como grupo se quebró.
11S, la guerra, el futuro
– Cual fue el impacto del 11S en el movimiento?
– Impactó bastante. Hay gente medio loca, con mucho miedo, escapando al campo. Fui a una reunión muy grande, como 300 personas o algo así, todas diferentes, “tenemos que hacer algo ahorita, sobre el tema de la reacción contra los inmigrantes del medio oeste, tenemos que hacer algo contra la guerra”, pero fueron reuniones muy difíciles y la gente no quería ponerse de acuerdo. Antes del 11S Bush no tenía posibilidad de reelegirse presidente, mucha gente lo sabía. Después de eso su popularidad creció y fue un problema con esto. Bush se aprovechó de la cultura del miedo que se creó, la gente pensaba que estábamos en medio de una guerra y que no tenía sentido cambiar al jefe. También Bush tiene una base social muy grande, de gente de campo evangélica. Ellos son muy organizados, históricamente no votaban mucho pero con él todos fueron a votar.
– Cual crees que será el futuro?
– Ahorita es muy difícil decir que pasará. En el tiempo de las manifestaciones antiglobalización estábamos abriendo un nuevo espacio de consensos y autonomía. Estábamos a la cabeza de un nuevo movimiento, contra el capitalismo, no solamente contra el Estado sino para quebrar al sistema en su totalidad. Pero cuando comienza una guerra, con sangre, es otra cosa. Muchos grupos históricos de la izquierda hicieron una red muy amplia y suave contra la guerra, y allí no teníamos espacio, intentamos entrar como grupos radicales pero no teníamos espacio. Yo no tengo mucha confianza de estos grupos que organizan las manifestaciones contra la guerra, hay una división muy fuerte entre dos tendencias, una más jerárquica y la otra mas horizontal, pero estos son los menores. Para mi esto de las movilizaciones antiguerra no es un movimiento, son una coalición. Hay muchas grandes manifestaciones en Nueva York, pero no aparecen en los medios, lo que recuerda la época de la primera guerra contra Iraq. Si quieres entrar en ese espacio mediático debes jugar sus propias reglas, y muchos del movimiento antiguerra lo hicieron y no ganaron nada con esto. Ante esto estamos tratando de crear nuevos espacios como Indymedia y otros espacios, crear este nuevo mundo ahora, cada día, con mentalidad totalmente diferente. Vamos a ver que pasa. Abrimos un espacio muy grande, con la inspiración del zapatismo y de Argentina. Hay un sentido, un sabor difícil de olvidar. Y vamos a continuar en esta comunidad horizontal tratando de cambiar al mundo.