La conexión se desarrolló con normalidad y dio lugar a tratar distintos puntos de un movimiento libertario, el de Grecia, que ha sido y es un referente para todas las personas que aspiramos a un mañana basado en la autogestión y el apoyo mutuo, y que sabemos las dificultades a las que hemos de enfrentarnos en un presente basada en la defensa violenta del privilegio.
Allí nos reunimos unas veinte personas para conocer la evolución vivida desde la llegada al gobierno del partido conservador Nueva Democracia, cuando no hace tanto que no se dejaba de canturrear que Syriza encabezaba una revolución a través de las urnas. Se habló de las resistencias que están surgiendo, de la desmovilización que Syriza fomentó mientras gobernaba -de unas calles que ardían contra los recortes-, del movimiento universitario y juvenil -cada vez más potentes-, de experiencias de okupación como Exarchia y de la participación de migrantes en ellas… El movimiento anarquista griego tiene distintas líneas de trabajo, de las cuales la sindical no ha sido tradicionalmente la más potente, pero ahora está empezando a fortalecerse (por ejemplo, huelgas de riders con más de mil motocicletas paradas y un apoyo de la población en forma de huelga de consumo).
Resulta llamativo saber que el gobierno conservador que ha lanzado violentos ataques contra Exarchia, hizo una primera oferta a los centros sociales de no desalojarlos a cambio de aceptar convertirse en un escenario de turismo cultural alternativo: el gobierno habría consentido las okupaciones si se hubiesen convertido en una especie de hostales de ambiente «radical» y escenarios de creación cultural que introdujesen más divisas en el país. La respuesta a semejante propuesta fue negativa -¿cómo habría sido en nuestras tierras?-, y la respuesta a la respuesta ya es conocida. En la actualidad el movimiento anarquista tiene que enfrentarse a un violento intento de desmovilización mediante la represión, y esto pone sobre el tapete la necesidad de estructuras que sean capaces de cuidar a la militancia.
El evento duró en torno a dos horas, y continuó en tono más distendido en torno a unas muestras de comida y bebida griegas. Nos congratula que en este, como en cada vez más eventos en Valladolid, hubiese tanta participación de compañeras como de compañeros -en la asistencia y en las palabras.