Otoño de 2019
En Valladolid, buena parte del movimiento libertario ha estado varios meses trabajando en torno a ejercer la solidaridad directa con el proyecto colectivista que se viene desarrollando en Fraguas (provincia de Guadalajara). Por ello, desde el recién creado grupo libertario Sendero Negredo impulsamos Traspinedo Rock, un espacio de ocio y cultura con el fin de ejercer la solidaridad directa con toda clase de temáticas sociales, destinando este primer año una parte de la entrada del concierto para este pueblo de la serranía castellana. La asamblea de la CNT de Valladolid por su parte, también quiso que los fondos íntegros donados en la VI carrera contra el paro fueran para el mismo fin.
El pasado 14 de diciembre una avanzada de ambas organizaciones, quisimos conocer de primera mano el proyecto y aprovechar para entregarles esa solidaridad real en forma económica (700 euros de dignidad) que muchas personas de una manera totalmente voluntaria han ido depositando. Pero en ese bote no iba solo ayuda económica: amor, respeto, determinación, justicia, apoyo, acción, deporte, cultura y muchos otros rasgos que serían imposibles de enumerar. Es para nuestras organizaciones un orgullo el que tanta gente, tantos colectivos y tantos establecimientos comprometidos, hayan querido poner su grano de arena para una causa tan noble. Les damos las gracias de todo corazón, esperando que sigan apoyando estas herramientas de lucha que ponen a nuestra provincia y a las personas que aquí conviven en el camino para lograr una sociedad más justa e igualitaria.
Dicho esto, nuestro paso por Fraguas nos ha llenado de esperanza. Se pueden poner los peros que se quieran, se pueden poner sobre la mesa contracciones y dudas que siempre surgen en este tipo de proyectos -llenos de sensibilidades personales unidas por el bien del común-. Pero entendemos, que es mejor ensalzar sus muchas virtudes y la valentía que supone dejar de hablar para ponerse manos a la obra para construir y hacer realidad las ideas que millones de personas defendemos a lo largo y ancho de este planeta.
El viaje desde Valladolid echa abajo los tópicos manidos sobre la llanura seca que desde el regeneracionismo del pasado siglo se quiso mostrar de estas tierras de Castilla. Los paisajes de cereal de Valladolid se convierten y se transforman en serranía y en alta montaña (ya con sus neveros que hacen brotar ríos y arroyos que se precipitan hacían el llano desde las rocas de la cordillera Central). La llegada a la provincia de Guadalajara nos regala la vista con bosques de robles (quejigos) y de otras especies de arbolado. También, como en muchas partes de la península, amplias zonas verdes y campos baldíos que desgraciadamente poca gente trabaja o habita. Fraguas se encuentra en un pequeño alto previo a una gran montaña que corona imponente el lugar. Tras los pinos que nos acompañan a ambos lados de toda la pista forestal de acceso a Fraguas, una zona de robledal le da al pueblo ese toque mágico necesario que hace entender un poco más, porque se ha elegido ese enclave como centro neurálgico de este proyecto de recuperación de un espacio libre. Las buenas gentes que pueblan Fraguas nos enseñan el huerto comunal, el taller de elaboración de cerveza (que hace buena la fama que la precede una vez probada), así como las casas ya recuperadas y los lugares sociales de reciente construcción. Nos explican que para ellos y ellas es irrenunciable que los medios de producción sean colectivos, dentro de una idea clara de que en un futuro este proyecto sea sostenible a todos los niveles. Estas palabras nos alegran aún más y nos confirman que no estábamos nada equivocados en que fueran las gentes de Fraguas los receptores de nuestra solidaridad.
El apoyo a su proyecto no solo viene dado por colectivos afines (que ven en esta experiencia la puesta en práctica de las ideas que defienden), sino también por los antiguos moradores del lugar que se vieron forzados a abandonar sus hogares tras la expropiación franquista de 1968. Ahora, la propiedad usurpada al pueblo forma parte del denominado “parque natural de la sierra norte de Guadalajara”, lo que ha acarreado problemas legales a los nuevos pobladores. La verdad es que no se puede entender la inquina de la administración por forzar otra vez la despoblación de Fraguas tras el manido y repetitivo argumento de resolver los graves problemas de las zonas rurales que lanza la clase política en cada una de sus arengas. Lo único que dejan claro con sus esas actuaciones, es la falta de coherencia y sus verdaderas intenciones o planes sobre un territorio deprimido demográfica y económicamente.
El deseo de estos nuevos sátrapas, es que nuestros pueblos se conviertan en centros de producción de energía y de alimentos de una manera agresiva y ajena al entorno en que se producen estas materias, causando un daño irreparable a nuestro medio ambiente: Fractura hidráulica, extracción de mineral a cielo abierto, inmensos parques eólicos, monocultivos, macrogranjas, cementerios radiactivos o vertederos. Estas son algunas de las aportaciones para el “futuro” que desde la política pretenden para que el mundo rural sirva ahora más que nunca como un felpudo que tape nuestras miserias y de continuidad a un sistema cada vez más irrespirable: el capitalismo.
Está claro que tejer redes de solidaridad entre quienes plantamos cara en nuestros centros de trabajo o en los espacios urbanos y entre quienes levantan la lucha en el mundo rural, es la mejor receta para que nuestras aspiraciones sociales de justicia universal se vean colmadas. Por último, querría apelar a la naturaleza para que, al igual que los brezos y las jaras, que las encinas y los robles, se levantaron después del terrible incendio que asolo el entorno de Fraguas, nos hemos de levantar nosotros y nosotras con nuestra fuerza de trabajo en común para realizar la gran obra de transformación social necesaria en estos tiempos oscuros. Un placer gentes de Fraguas y gracias por todo lo aprendido. SALUD
Rubén Ruiz.
Militante de la CNT de Valladolid.
Activista del grupo libertario Sendero Negredo.