Recientemente hemos sido testigos de dos casos que ponen de manifiesto parte de los mecanismos de los que se sirve el estado para reprimir a quienes se rebelan contra él.
CNT Valladolid analiza las semejanzas y diferencias de ambos casos y extrae las enseñanzas pertinentes.
El primer caso es el de Alfonso Fernández Ortega, «Alfon», que fue detenido la pasada huelga general por, presuntamente, portar material explosivo que hipotéticamente podría haber servido para causar importantes daños materiales o incluso personales. Alfon fue inmediatamente recluido bajo prisión preventiva, en la que ha estado casi dos meses, y no ha sido liberado hasta antes de ayer. Es de reseñar que la única «prueba» en contra de Alfon es la alucinante versión de la policía, según la cual el joven llevaba sus explosivos en una bolsa de basura tan claramente a la vista que pudieron detenerle a los pocos metros de salir de casa por unos agentes que casualmente pasaban por allí . También es significativo que el informe policial que sustentaría su prisión preventiva se demora ya dos meses, y ni está ni se le espera.
«Alfon» ha sido apoyado desde el principio por numerosos colectivos[[Valladolid, CNT Madrid, Diario de Vurgos, Todo por Hacer, FEL UAM, CSOA La Gatonera, Bukaneros, B.A.F Madrid, Yesca, Carta al Ministerio de Interior…]]. Desde CNT Valladolid nos solidarizamos con «Alfon» y exigimos la retirada de los cargos que se le imputan.
El segundo caso es aún más grave, aunque afortunadamente tiene ya un final feliz. En esta ocasión hablamos de Ángel Carromero, dirigente del grupo radical NNGG (juventudes del PP), que el pasado 22 de julio sufrió un accidente de circulación en Cuba. Carromero había ido a financiar y entrevistarse con la oposición al régimen castrista. En el accidente fallecieron dos opositores a la dictadura cubana, y el régimen lo aprovechó como excusa para encarcelar a Carromero y, finalmente, condenarlo a cuatro años de prisión.
Carromero es una víctima de la sociedad.
En cualquier caso, y para acallar críticas interesadas, le sugerimos humildemente a los compañeros del PP que contraten a Carromero para un puesto de trabajo, también de confianza, para el que ha demostrado estar sobradamente capacitado: chófer de Esperanza Aguirre o de Ana Botella.
A pesar de que CNT Valladolid ha tenido sus más y sus menos con el PP, desde aquí apoyamos públicamente su lucha por el acercamiento de sus presos. Esperamos que ahora que por fin han descubierto el papel represor del estado podamos confluir en las luchas sociales. Tan solo lamentamos que el PP no haya podido apoyar a «Alfon», sin duda por estar absorbidos en liberar a sus propios presos.
Esperamos también que, ya que gracias al caso Carromero han descubierto el potencial para la integración social que tiene el empleo de calidad, se ocupen de una vez de esta lacra en lugar de asistir complacientes a las brutales tasas de desempleo y explotación juvenil que disfrutamos (culpa de la herencia recibida de la que el PP no tiene ninguna culpa).
No queremos despedirnos sin invitar a los compañeros del PP a unirse a otras luchas en contra de la represión, como la de los compañeros de CNT Logroño, o la de CNT y otros colectivos en Guadalajara.
Lamentamos que en ambos casos (y otros muchos) los responsables políticos de la actuación de las fuerzas de seguridad sean miembros del PP. Por supuesto, lo hacen con la mejor intención, pero sin duda el caso Carromero les ayudará a reflexionar y a evitar estos deplorables hechos en el futuro.