Bajo este título la CNT de Valladolid ha elaborado una campaña a nivel local y provincial en la que pretende mostrar su discurso anarcosindicalista aplicado a la actual situación caótica que viene provocando el capitalismo a lo largo de las últimas décadas tanto a nivel mundial como estatal (a nivel medioambiental y de escasez de recursos, financiero, hambrunas, desigualdad y racismo, represión, laboral…). Reparto de dípticos, pegada de carteles y pegatinas, charlas informativas, etc.
Estas son algunas de las actividades que este sindicato tiene intención de realizar para las próximas fechas. Pero tal y como destacamos en el título que da comienzo a nuestro análisis de la situación actual, podemos afirmar que la CNT siempre está en campaña contra la crisis porque como siempre sucede desgraciadamente y salvo que no le pongamos remedio la clase trabajadora en su conjunto, los trabajadores siempre vamos a ser quienes suframos la crisis (esté esta más acentuada o no). Un claro ejemplo de ello son las últimas acciones realizadas por este sindicato; con la participación del sindicato y la difusión de miles de folletos informativos a los trabajadores y manifestantes en apoyo a la difícil situación por la que pasa la plantilla de FASA Renault o con la pegada de carteles y reparto de dípticos de otra de nuestras campañas a nivel estatal: la lucha contra la directiva de las 65 horas, que si bien de momento ha sido rechazada por el Parlamento Europeo, se abrirá un nuevo periodo de negociación por lo que conviene estar atentos y no dormirnos en los laureles si no queremos que nuestras condiciones laborales se vean mermadas cada día que pasa.
Sin más, damos paso ya al análisis que este sindicato ha realizado de la actual crisis global en la que se encuentra inmerso el planeta:
EL CAPITALISMO: UNA CRISIS PERMANENTE PARA LOS TRABAJADORES…
…Una oportunidad para transformar la realidad
::: LA SITUACIÓN MUNDIAL :::
La avaricia de los bancos por aprovechar al máximo el boom inmobiliario, dando hipotecas basura a personas que no han podido hacer frente a los pagos del dinero que les han prestado, ha causado un efecto dominó, cayendo una tras otra paulatinamente la mayoría de las economías del mundo. Los movimientos de dinero de unos bancos a otros, las inversiones internacionales en este proceso llamado globalización, sin control de ningún tipo, y la crisis energética han hecho el resto. Este proceso capitaneado por las grandes multinacionales y la banca mundial, que fomenta el capitalismo más salvaje, deja tras de sí una ola de miseria y destrucción que está poniendo en peligro la supervivencia del planeta. Los estados industrializados apoyan sistemáticamente este nuevo poder económico. A continuación vamos a ir desglosando las miserias de este sistema:
DESASTRE MEDIOAMBIENTAL
El modelo de producción actual basado en la competitividad entre los estados, las empresas y las personas parece no tener fin, cada vez se produce más y más rápido para poder luchar en el mercado. Pero no nos paramos a pensar con quién competimos, ¿Si realmente existe un enemigo?, ¿O necesitamos enemigos aunque sean irreales para seguir en la carrera?, siendo lo más probable que los seres humanos estemos peleando contra nosotros mismos…
En esta carrera hacia el colapso arrasamos e hipotecamos los recursos naturales de las generaciones venideras. Una cuarta parte de la Amazonia ha desaparecido, cuatro de los cinco grandes bancos de peces no existe, miles de especies animales han sido extinguidas o están al borde de la extinción… Los científicos no dejan de dar la alarma y el planeta no deja de dar avisos, los cambios en el clima se dejan notar en todo el planeta (avance de la desertización, deshielo de los polos, pérdida de la densidad en la capa de ozono…), y los remedios propuestos por los organismos internacionales como la Cumbre de Kyoto o son insuficientes o no se cumplen, llegando incluso a pagar los países más industrializados las cuotas de contaminación a los países pobres; esa es la verdadera sensibilidad de los estados con uno de los problemas más importantes al que nos hemos enfrentado a lo largo de la historia. También queremos aprovechar para destacar el nivel de hipocresía de los estados, los cuáles se están permitiendo que se patenten las semillas para el cultivo, privatizando con ello la vida de las plantas y la alimentación.
El dato: 1 mamífero de cada 4, 1 pájaro de cada 8, 1 anfibio de cada 3 y el 70% de todas las plantas están en peligro de extinción.
LAS MATERIAS PRIMAS
Mencionábamos antes que la producción cada vez va a más ya que el crecimiento de la economía lo demanda. Por lo que si cada vez se produce más, las materias primas tienen menos reservas. Y es que el actual modelo económico está basado como si el planeta tuviera recursos ilimitados cuando todos sabemos que no es así. Por si esto fuera poco, cabe destacar de la situación actual, la subida del precio de los alimentos por la especulación que se hace de ellos por parte de los inversores.
Por otra parte, la dependencia del petróleo es total para el sistema, siendo la energía con la que se mueve todo o casi todo. Las tensiones entre los estados y las multinacionales por su control desata muchos conflictos en todo el mundo. Un claro ejemplo de ello es como la excusa de la guerra contra el terrorismo, está sirviendo para controlar zonas ricas; como ocurre con el petróleo en Irak o con el gas en Afganistán. Da igual que haya miles de muertes civiles, el negocio de la guerra supone muchos dividendos a la industria bélica y los estados-títeres se frotan las manos, todo sea por mantener este sistema.
Pero no sólo de petróleo viven los sátrapas, capítulo aparte merece la vergüenza africana. Un continente rico en todo tipo de minerales, fauna y flora está a merced de las multinacionales, manejando a su antojo a los jefes de estado, poniéndolos y quitándolos cuando les place, enfrentado a unos pueblos con otros y robando los recursos de éste continente para que la cara buena del mundo mantenga su nivel de vida.
La entrada de dos grandes países como son China y la India en la competición económica del capitalismo están acelerando la pérdida de las reservas de materias primas, lo que motiva que el sistema busque otras fuentes energéticas, haciendo guiños a la energía nuclear que es la única con la que se podría mantener por más tiempo el modelo de producción actual, sin hacerse el sistema ni una sola crítica sobre ella. El problema de esta energía es que no la controlamos, que a los estados les importa muy poco la pérdida de vidas humanas y que cuando se produce un accidente nuclear (que precisamente no es que sean esporádicos, así lo indican los 45 accidentes graves producidos en nuestro país en los ocho primeros meses de 2008), la contaminación tiene una duración de miles de años.
El dato: Los consumidores pagan un 600% más de lo que los productores de alimentos obtienen por sus producciones, según la coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas españolas.
LA CRISIS FINANCIERA
La crisis de la banca mundial hace que prácticamente se vayan derrumbando todos los sectores de producción que dependen de los créditos para seguir funcionando. Los estados a la cabeza de este imperio están dando partidas de dinero público a estas entidades bancarias, rompiendo así el libre mercado y la competencia que son los bastiones de este injusto sistema. Ahora mismo las cosas están así: si eres un autónomo corres un riesgo al invertir unos ahorros en un negocio, pero si eres un gran banco no corres ningún riesgo ya que el estado corre con ellos y llegado el momento te hincharan de millones que vienen directamente de los impuestos de los ciudadanos. Un dinero que debería ir para fines sociales va dirigido a sanear a estas entidades con mucho ánimo de lucro, y que por otra parte, tienen amarrada a gran parte de la población por medio de hipotecas o de créditos con altísimos intereses, ¡ahora ya existe el robo perfecto!.
El dato: El plan de rescate que ha realizado la Casa Blanca de 700.000 dólares para el sistema financiero, equivale al PIB de los 45 países más pobres del planeta.
EL DESASTRE HUMANO
El imperio económico nunca ha tenido escrúpulos para financiar su maquinaria de producción, poco les importa que dos tercios de la humanidad estén en la más absoluta miseria, que millones de personas tengan que jugarse la vida huyendo del hambre y la guerra, esa que provocamos desde el primer mundo. Es fácil huir de tu lugar de nacimiento, de tu familia, si continuamente te estás jugando la vida, si no tienes agua, si no tienes comida, si te hacen trabajar como un esclavo, si estás en la más completa ignorancia… Por otra parte los estados ricos blindan las fronteras dejando tras de sí un reguero de muerte, dándose la triste paradoja de que un producto africano puede cruzar el mundo pero no así las personas ¿será esta la culminación de la locura?
En las guerras, la mayoría de las muertes son de civiles, tanto niños como mujeres, y todas por ocultos motivos económicos. La guerra en Latinoamérica por el control de la droga, el tráfico de esclavos para la prostitución, la utilización de niños para la producción textil en la India, el tráfico de órganos… la miseria de buena parte de la humanidad genera muchos beneficios y en este mundo falto de cualquier moral y sin escrúpulos es un simple negocio muy rentable para ellos.
EL INCREMENTO DE LA REPRESIÓN
La cara oscura del capital esta ahí y no la esconden. Contra el descontento mundial de la política del nuevo orden, fabrican instrumentos de tortura al márgen de las leyes internacionales que ellos mismos escriben y firman. Tal es así que incluso el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha emitido recientemente un informe sobre el caso español en donde hace un balance muy crítico por los diferentes casos de torturas, cierre de medios e ilegalizaciones, entre otros aspectos.
Las excusas para humillar, perseguir y matar a personas inocentes son de distinto pelaje pero con un mismo objetivo; acallar las voces que claman por los cambios sociales. Esa es la verdadera trama que se esconde detrás de prisiones como Guantánamo, leyes de control de las personas; como la Ley Antiterrorista, la videovigilancia, la defensa a ultranza de la propiedad privada, la criminalización de los movimientos sociales o la pena de muerte. Un claro ejemplo de todo ello es la construcción de cárceles y más cárceles. ¿Con qué moral puede un estado juzgar a muerte a una persona cuando ellos matan al día a cientos? ¿Cómo puede alguien ser privado de libertad por robar después de lo que roban ellos? ¿Cómo se pueden permitir bloqueos económicos a ciertos países por no defender su modelo globalizado?
El dato: Casi el 90% del presupuesto penitenciario en España se gasta en tareas de seguridad.
::: EL CASO EUROPEO :::
En Europa, el ocaso del llamado Estado del Bienestar es un hecho consumado, el cual tardó tanto en venir como rápido en marcharse. Los intentos por dar al sistema un cariz más humano, ahora tan de moda, han resultado nefastos; ni la socialdemocracia, ni la democracia liberal han podido resolver las desigualdades sociales.
Europa ha entrado de lleno en la carrera de privatizar, primero las empresas públicas de servicios como la telefonía o las redes eléctricas, y más tarde, sin prisa pero sin pausa, la educación (mediante el Proceso de Bolonia), o la sanidad (un claro ejemplo es el caso madrileño que se está comenzando a implantar en el resto del país, como ocurre con el nuevo hospital de Burgos). En esta situación, el estado queda como mero instrumento represivo y recaudador.
La crisis económica está golpeando fuertemente a los trabajadores, con tasas de paro que aumentan a niveles de hace décadas, y los gobiernos no pueden, no saben o no quieren tomar medidas, echando balones fuera y cargando contra los más débiles. En Italia criminalizando y haciendo limpieza étnica contra los inmigrantes, en Austria aupando al poder a la extrema derecha, esa misma que niega el holocausto, en los demás países engendrando el odio contra los extranjeros y blindando las fronteras. Una política del miedo que cala en las clases trabajadoras, véase el lema “nosotros primero”, nacionalismo localista que no resuelve ningún problema y que nos lleva a repetir historias que deberíamos tener más que desterradas.
El engaño del mercado común europeo, la moneda única, grandes salarios para más parlamentarios, en definitiva, otra vuelta de tuerca en donde preparan una constitución impuesta de “paz y de igualdad”, pero que los trabajadores solo vemos en ella más ansias de guerra y capitalismo (la jornada laboral de 65 horas, la directiva Bolkestein…), en definitiva, un regreso a los tiempos oscuros.
El dato: El Euro ha supuesto un incremento de precios de entre el 30% y el 50% en el periodo 2002-2008.
::: EL CASO ESPAÑOL :::
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar…, eso es lo que piensa aquí todo el mundo. El miedo que llega desde el Tío Sam ha impregnado la economía española, encontrándose al borde del colapso. Las manifestaciones se suceden por toda Europa, y la crisis está dejando en la calle a miles de trabajadores mediante despidos, jubilaciones, expedientes de regulación y deslocalizaciones de empresas. Nada diferente sucede en España, con los mismos problemas pero agravados por la precariedad del sistema laboral, gracias a los famosos Pactos de la Moncloa y los Pactos de Toledo, así como a las sucesivas reformas (1992, 1994, 1997, 2002, 2006…) que nos han venido imponiendo gobierno, patronal y los sindicatos CC.OO. y UGT.
Desde mediados de 2008 se están destruyendo 3000 empleos diarios. La falta de liquidez está desmembrando el sistema laboral. El descontento por parte de los trabajadores se va generalizando, especialmente en Cataluña, lugar donde la sangría está siendo mayor. Primero se hundió el sector de la construcción (el más productivo de la economía), detrás la automoción y ahora le toca al resto de la industria. Ante todo esto los sindicatos mayoritarios tienen más miedo que vergüenza, en donde su única preocupación es la de mantener sus privilegios, plegándose a las exigencias de la patronal y un gobierno que nada hace por los parados, por los jubilados, por las amas de casa, por los trabajadores extranjeros, por los jóvenes, por los hipotecados… ¡por los que estamos en crisis! Y estos que se autodenominan como sindicalistas tampoco deben de mirar las cifras de accidentes laborales, la más alta de la Unión Europea, ni la tasa de empleo temporal (también la más alta de Europa), no es momento de mirar hacia otro lado cuando el pueblo productor está en bancarrota, menos mal que hemos ganado la Eurocopa…
El dato: Los salarios en España son un 40% más bajos que en el resto de la UE de los 15, sin embargo, es el 9º país del mundo con mayor número de millonarios. El contraste: el 20% de los españoles viven bajo el umbral de la pobreza.
A MODO DE REFLEXIÓN
La clase política de primer orden está en su sitio, desde el G8 o el G20, el Banco Mundial o el FMI, quieren reinventar el sistema, hacerlo más humano y controlarlo más. Y mientras ellos juegan a la guerra, al Monopoly y van esquilmando nuestros derechos ganados por nuestras familias durante siglos, nosotros los trabajadores, los uqe tenemos el deber moral de luchar, estamos de espectadores, con la sensación de no poder hacer nada, de que la historia no va con nosotros, cuando lo que negocian estos caraduras es el futuro de la humanidad, ni más ni menos.
Todos los imperios, habrán durado más o menos pero en algún momento han caído. Solamente las personas que practican el apoyo mutuo y la solidaridad son lo bastante fuertes como para soportar los golpes. Los trabajadores tenemos que dejar de ser espectadores y pasar a ser protagonistas de los cambios que se van a producir, para que vayan encaminados hacia un mundo mejor, más justo. Esa es la conciencia que debemos tomar ahora, anticiparnos a lo que está por venir, unirnos y volver a crear organizaciones utópicas para que nuestros pensamientos vayan por delante. Este pueblo, junto con los demás pueblos del mundo no se tiene que dejar abatir por el miedo.
La historia nos dice que cuando los trabajadores se unen, siempre se producen cambios que mejoran la vida y las condiciones de las personas. Sucedió a principios del siglo XX o en las huelgas de la llamada Transición, pero también en las luchas obreras actuales, las que han mantenido viva la llama de la resistencia.
Nuestro sindicato, la Confederación Nacional del Trabajo, está abierto para esa lucha, lejos de las subvenciones o de los liberados, lo que hace de nuestra organización la más fuerte en este momento, la que más autonomía tiene, lejos de los partidos políticos (auténtico lastre de otras centrales sindicales). Te proponemos trabajador, que te unas a nosotros, la CNT es tu herramienta de lucha. No tenemos miedo a nada y vamos a cambiar el mundo.
Ahora más que nunca…
CNT, ¡un sindicato para luchar!
Las imágenes que acompañan al artículo han sido extraídas de Barricada Visual
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