Editorial de CNT Valladolid correspondiente al mes de octubre de 2016
Empezamos el mes de octubre con el cierre de la factoría de LAUKI a la orilla de la esgueva. Crónica de una muerte anunciada en un caso que nada tiene de especial. El cierre de empresas, las reestructuraciones, los despidos y el aumento constante de la explotación son el día a día con el que nos enfrentamos todas las trabajadoras.
Aunque al boletín propagandístico de Vocento en la provincia – El norte de castilla- le sorprenda, que haya empresas despóticas que toman decisiones arbitrarias por puro interés no se debe a que sean “francesas”, como constantemente nos recuerdan. Lactalis, Bricomart o Renault siguen la misma lógica que las PYMES nacionales que se nos pintan como santas creadoras de empleos: el aumento constante de las ganancias a costa de exprimir al trabajador.
El cierre de LAUKI no es un ataque a Valladolid, como la casta política y mediática se ha empeñado en señalar. El cierre de LAUKI es OTRO ataque a nuestra clase, como lo son las leyes regresivas o cada hora extra gratuita que hace un trabajador. Sin ese enfoque no hay solidaridad posible y el resultado de las luchas es muy pobre. El apoyo a las movilizaciones de LAUKI ha sido muy vago por parte de los trabajadores de la ciudad, eso es un hecho, pero a eso nos tienen acostumbrados los representantes de los trabajadores. Cuando hay una crisis, los representantes de los distintos comités de empresa se dedican a visitar despacho tras despacho y a dar entrevista tras entrevista, dejando en vía muerta la solución sindical.
Por eso es imprescindible reconstruir el sindicalismo y que sean los sindicatos quienes lleven la iniciativa en las luchas laborales. Es imprescindible que cuando cierre une fábrica, sean las secciones sindicales del resto de empresas las primeras en movilizarse, porque ahí está la solidaridad entre iguales que puede hacer cambiar las cosas. Es imprescindible porque nos lo jugamos todo.
La simple movilización no lo es todo, eso está claro. Necesitamos conocer y ampliar los derechos que durante nuestra historia hemos conquistado, pero eso también se hace desde el sindicalismo y sus aliados como hemos visto recientemente. [1][2]
Ejemplar ha sido la lucha sindical de los trabajadores de CocaCola en Fuenlabrada durante años, o la de los mineros de las cuencas astur-leonesas. Ejemplar es la lucha sindical en el telemarketing. Ejemplar es la lucha de los trabajadores en Francia contra la reforma laboral o en la India por el aumento de salarios. Luchas sindicales que pueden dar victorias, porque se apoyan en nuestra única fuerza: la solidaridad de clase.