Esa filantropía desmesurada de la que hacen gala cuando en una huelga los trabajadores crean dificultades a la empresa deberían tenerla cuando piden la privatización de cuantos servicios públicos les parezcan lucrativos, cuando piden y logran que el despido sea más barato, cuando se quejan de los “altos” salarios que pagan a sus empleadas y cuando ganando millonadas nos piden a los curritos que nos apretemos el cinturón.
Para la población que vivimos sus políticas laborales en los puestos de trabajo la situación está clara: cuanto más nos quiten a nosotras más beneficios tienen ellos. Para combatir esa imagen y para edulcorar la figura del empresario sus agencias de comunicación nos venden la imagen del emprendedor, del autónomo, de la persona hecha a sí misma. Como ejemplo nos ponen a Amancio Ortega y nada como escarbar un poco tras su imagen para ver que sus beneficios disparados (dividendos en 2016 de 1.256 millones sobre un beneficio total de la empresa de 3.157 millones de euros) tienen mucho que ver con deslocalizar la producción a países sin derecho laboral para bajar costes de los productos y con pagar mal a las trabajadoras que venden esa producción.
En este punto no podemos menos que felicitar a las compañeras de Bershka en Pontevedra, por haber sacado adelante con éxito la primera huelga de trabajadoras en los dominios del famoso empresario después de nueve días manteniendo las tiendas cerradas. Una victoria que se encuadra en unos días de éxitos para huelgas de mujeres.
La voracidad del empresariado es interminable en todos los aspectos, pero nos vamos a ceñir al ámbito laboral: Legislaron a su favor el derecho a huelga, consiguieron legalizar la subcontratación con las ETTS, cada nueva reforma laboral ha significado despidos más fáciles de hacer y más baratos, contratos cada vez más precarios y temporales, extensión de las prácticas de empresa gratuitas en todos los sectores, han creado imperio del miedo al despido gracias a las ETTs y empresas de servicios….
No sólo nos quieren precarias, nos quieren sin derechos y sin posibilidad de defendernos.
Ahora empiezan a hablar de la revisión del derecho de huelga, de contrato único. Es momento de empezar a defendernos, a organizarnos, a defender cada uno de los derechos que nos quieren quitar, a fortalecernos como colectivo de trabajadoras y trabajadores para recuperar cada derecho que nos han ido quitando y para conquistar los que realmente merecemos.
Para darnos cuenta de cómo nos van arrancando derechos solo tenemos que fijarnos en nuestro entorno laboral y el de nuestras personas más cercanas, su situación laboral, sus contratos, su salario…
Si crees que esto no es aceptable solo te queda un paso que dar: acércate a la sede de CNT más cercana y organízate con tus iguales para que juntas seamos mas fuertes.