CNT Valladolid se suma a la huelga general de la enseñanza del 9 de marzo junto a la Federación de Estudiantes Libertarios, desmarcándose de la burocracia sindical y llamando a formar asambleas y a la renovación de la enseñanza. Compartimos nuestra visión en este editorial del mes de marzo.
CNT Valladolid EXPRESA, con este comunicado, su intención de sumarse a la huelga general convocado en todos los sectores de la enseñanza el día 9 de marzo. Entendemos que es necesario derogar una ley segregadora como la LOMCE que ha generado recortes en los presupuestos y plantillas, un aumento de “la ratio” por clase, mayor adoctrinamiento religioso, ha beneficiado más a la enseñanza privada a través de los conciertos, permitido una mayor influencia y control de entidades privadas hacia la Universidad pública… Porque entendemos, en definitiva, que esta ley ha hecho una enseñanza al servicio e interés del sistema capitalista en lugar de al interés comunitario.
Criticamos a la burocracia sindical (CC:OO, FETE-UGT,CSIF, ANPE,…) y al resto de colectivos de la Plataforma por la Escuela Pública por la forma de hacer la convocatoria, desde la cúpula de esa burocracia sindical, sin hacer ningún tipo de asambleas ni siquiera informativas, limitándose a pedir al profesorado, alumnado y familias que se sumen a la misma sin tener en cuenta sus opiniones.
Consideramos que una convocatoria de huelga tan importante como ésta debe hacerse impulsando asambleas en todos los centros con todos los implicados en la educación: familias, alumnado, profesorado y personal de servicios; y, de esta forma, configurando estrategias que sirvan no solo para abolir la LOMCE sino también para desarrollar un nuevo modelo educativo gratuito, autogestionado, feminista, inclusivo, laico, sostenible, crítico, sin reformas marcantilizadoras, planes Bolonia, servicios privatizados: deportes, comedor, madrugadores, con derechos a la libertad de asociación, de expresión… libre de explotación a las trabajadoras, becarias, estudiantes en prácticas y sin empresas controlando los órganos de gobierno.
La burocracia sindical pide un pacto educativo como si fuese algo nuevo, urgente y necesario que nos traerá una ley que dejará al margen de la guerra política a la Enseñanza cuando por experiencia sabemos que las distintas leyes habidas hasta ahora -LODE, LOGSE, LOPEG, LOE- fueron ampliamente consensuadas por una parte importante del mundo social, sindical, corporativo, empresarial, religioso y político. Aunque el PP, por cuestiones electorales no apoyó la LOE, sí estaba de acuerdo con muchas de las medidas que planteaba; de hecho la LOMCE solo modificó un pequeño porcentaje del articulado de la LOE que consistió en incluir algunos artículos que aumentaban la privatización, segregación, jerarquización y la confesionalidad que ya apuntaba la LOE y que no hacía más que seguir los acuerdos europeos firmados en 2007 en Lisboa.
El pacto, al que sin duda se llegará como en anteriores ocasiones, será un simple maquillaje.
¿Qué dice en sus pasquines esa burocracia sindical sobre los conciertos educativos?¿Hablan de eliminarlos? En los últimos años ha habido un descenso demográfico que se traduce en menos alumnos. La oferta de plazas es superior al censo escolar. Sobran puestos escolares y el gobierno tripartito de Rajoy, en connivencia con los autonómicos, se plantea cerrar aulas. Pero, ¿dónde se van a cerrar unidades escolares: en los colegios públicos o en los privados concertados? ¿Se seguirán subvencionando colegios que segregan por sexo? Los conciertos suponen, ya de por sí, una privatización encubierta de la escuela y hay que eliminarlos.
Pensamos que lo que debe hacerse es bajar las “ratios” en las aulas pasando a 10/12 alumnos por aula consiguiendo una mejora de la calidad educativa y un mayor número de empleos en el sector.
¿Todos los sindicatos ven del mismo modo la enseñanaza de religión financiada con fondos públicos? La casi totalidad de sindicatos, entran en contradicciones de gran tamaño: algunos piden estabilidad laboral para los adoctrinadores de religión a la vez que firman manifiestos laicistas (FETE-UGT, CC.OO.) otros aceptan el concordato y argumentan que la enseñanza religiosa ahorra dinero al Estado (CSIF, USO); incluso STEs, que manifiesta su oposición a la religión en la escuela, ¡están en contra de que los adoctrinadores tengan que renovar anualmente su contrato!
¿Puede un sistema educativo nacional compensar la desigualdad de oportunidades? ¿Qué dice la burocracia sindical del fracaso escolar? Que el Estado decida el qué y el cómo tienen que aprender los ciudadanos obligatoriamente no va a conseguir que el fracaso escolar termine. En este sistema no es posible un verdadero aprendizaje. Ni el aprendiz ni el enseñante tienen autonomía para organizarse en función de sus necesidades y posibilidades.
La obligatoriedad disminuye el nivel de motivación y lo que podría ser una oportunidad de desarrollo se identifica con una imposición frente a la que rebelarse.
El sistema capitalista se nutre de un desarrollo desigual. El llamado fracaso escolar no es un problema para la clase dominantes, sino una necesidad, como el despido es esencial para los patronos. De existir este fracaso, la lucha contra él habría de contextualizarse en la lucha contra el fracaso humano de este sistema socioeconómico que prevé para nuestro país cierto nivel de instrucción requerido por el sector laboral en la próxima década: 15% de empleos para personas sin cualificación, 85% para las que tengan formación profesional de grado medio y bachillerato. Y el sistema educativo tiene que proporcionar ese 15% de fracasados para las necesidades del capitalismo del año 2020/25. Y como las previsiones son cambiantes, esperemos que no lleguen a necesitar un 50%.
Los objetivos del Sistema capitalista y el Estado que lo sustenta, son privados y nunca tendrán en cuenta las necesidades de la población.
¿Es posible una educación libertaria? Hay miles de experiencias educativas impregnadas de elementos libertarios, aunque sus protagonistas no sean conscientes de ello y no se reconozcan en la denominación. Para poder reconocer una práctica educativa libertaria basta con apreciar que el proyecto educativo que se está ejecutando en el aula es integral, autogestionario, antiautoritario, solidario, en armonía con la naturaleza, comprometido con la transformación social, coherente entre medios y fines, colectivista, coeducativo, cooperativa, diversa, placentera, con autodisciplina para beneficio de la colectividad, pero sin dilución de la individualidad.
Que es rebelde contra cualquier forma de opresión, coacción o adoctrinamiento.
Que no se adapta al orden establecido por la religión, el Estado, la familia y la cultura oficial de los medios.
Que potencia el impulso natural hacia la libertad interior y exterior, desde el favorecimiento de la razón, la iniciativa, la responsabilidad y el respeto a la convivencia.
Que huye de la homogeneidad, respeta el ritmo individual de aprendizaje. No acepta programas establecidos.
Hay una educación que libera y que fomenta el espíritu crítico y hay otra educación que constriñe aún más la mente humana y que empobrece el pensamiento crítico. El capitalismo ha fomentado una educación cuya finalidad básica es preparar trabajadores eficaces y disciplinados, así como ciudadanos dóciles y obedientes.
Sólo se construirá una sociedad igualitaria, cooperativa y solidaria apoyándose en la educación. La transformación social sólo podrá provenir de un cambio radical de mentalidad de la mayoría de la ciudadanía y sólo cuando, gracias a la cultura y la educación, se haya creado un número considerable de seres conscientes de sus derechos y liberados personalmente del militarismo, la religión, los vicios y la ignorancia de la sociedad actual, será posible una acción revolucionaria capaz de derribar las estructuras sociales y sustituirlas por otras en las que esos individuos transformados previamente puedan iniciar la práctica de la libertad. Hay, pues, que promover desde las aulas el pensamiento crítico, la libertad y los valores de igualdad y solidaridad entre todos los seres humanos.
Ésta fue siempre uno de los principales objetivos de los anarquistas: propagar una educación realmente libre, cooperativa y solidaria que pueda transformar radicalmente la sociedad, frente a la escuela oficial que lo que pretende es justamente lo contrario, es decir, reproducir tanto las diferencias sociales como la misma sociedad actual desigual e injusta.
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