Crónica de una tarde de sábado dedicada a aprender de la experiencia anarquista de Mujeres Libres y a poner en común lo que nos sitúa en el mismo camino.
El pasado sábado 18 de febrero se presentó en los locales de la CNT en Valladolid el libro “Mujeres Libres y feminismo en tiempos de cambio”. Hablar del libro dio pie a un interesantísimo intercambio entre el público asistente y José Ramón Palacios -representante de la Fundación Anselmo Lorenzo-, Silvia Sanz –representante de la Plataforma por la Sexualidad y el Aborto Libres de Valladolid- y Sonia Turón –responsable del libro por la Fundación Anselmo Lorenzo-.
Se habló de un libro de historia, pero también del presente. El colectivo Mujeres Libres, junto a otras luchadoras de las que también trata el libro, combatió al fascismo que impuso cuarenta años de dictadura en el estado español; pero lo hizo con iniciativas que, según indicó José Ramón Palacios, iban entonces mucho más allá de lo que hoy proponen las “nuevas izquierdas” que copan los medios de comunicación como si hubiesen descubierto algo nuevo. La revolución de Mujeres Libres fue una revolución dentro de otra revolución que, en el combate contra el fascismo, hizo real esa sociedad sin dinero, autoridad y poder que ha reclamado el quizás ya extinto 15-M.
La Fundación Anselmo Lorenzo es un organismo ligado a la CNT creado para combatir el exterminio físico, documental y cultural que han sufrido las iniciativas revolucionarias anteriores al franquismo. Un exterminio del que han sido cómplices las fuerzas políticas que traicionaron a la clase obrera a cambio de poder vivir del Estado durante la que llaman “transición” y que más bien podría llamarse transacción «de un plato de lentejas» a cambio de olvido. Los medios de la Fundación son la conservación de documentación y su difusión, un trabajo que sale adelante a pesar de las esperables trabas institucionales; parte de él es la edición del libro que se presentó este sábado.
Mujeres Libres fue un colectivo que, según subrayó Sonia Turón, ha sido triplemente olvidado: ha sido olvidado por ser un colectivo de mujeres, por ser un colectivo de trabajadoras y por ser un colectivo de anarquistas, palabras que evocan aquello que la cultura dominante prefiere ocultar o deformar. Recordar a Mujeres Libres es recordar cómo “la mera aplicación del sentido común a los problemas cotidianos” pudo poner en pie un mundo muy distinto a éste en que malvivimos y del que viven tantos parásitos institucionales.
No deja de ser ilustrativo que un autodenominado ‘sindicato’ como CCOO haya celebrado recientemente que por primera vez uno de sus altos cargos es una mujer, mientras que personas de Mujeres Libres fueron ya cargos de la CNT en aquellos años. La guerra antifascista hizo obsoletas las barreras machistas y muchas mujeres pudieron incorporarse a la gestión social directa y responsablemente –un hecho silenciado y que la Fundación Anselmo Lorenzo está empezando a documentar-; ahora bien, todo ello fue viable también gracias a los esfuerzos que hizo el movimiento obrero durante décadas por construir una sociedad paralela, no dependiente del Estado.
“Construcción, construcción, construcción” es la palabra que aparece una y otra vez en los números de la revista ‘Mujeres Libres’, la publicación desde la que este colectivo intentaba, en medio de las intensas luchas sociales de aquellos años, “que las mujeres reconocieran su propia voz”, tan perseguida por poderes y tradiciones. En vez de discutir hasta la náusea sobre los problemas de las mujeres y de la sociedad, las Mujeres Libres se pusieron manos a la obra y crearon nuevas instituciones: escuelas, salud femenina… Los liberatorios de la prostitución creaban alternativas para las mujeres que eran usadas como mercancía o animales domésticos por el machismo, pero lo hicieron sin moralismo y sin obviar los problemas del día a día.
La necesidad de construcción y de movilización que inspiró a Mujeres Libres ha hecho surgir en los últimos años en Valladolid a la Plataforma por la Sexualidad y el Aborto Libres. Según comentó Silvia Sanz, el detonante fue la represiva ley antiaborto promovida por el ministro Gallardón, pero esta plataforma ha venido a cubrir un vacío de la movilización feminista y a servir como punto de encuentro de personas y colectivos de distintas procedencias preocupadas por demostrar que la lucha sirve y que se han atrevido a hacerlo.
La Plataforma ha combatido con múltiples iniciativas la violencia estructural machista y humillante a la que están sometidas las mujeres. Todo ello unido a la denuncia de las causas profundas de esta violencia, el capitalismo y el patriarcado. Un trabajo que ha despertado suspicacias entre el feminismo institucionalizado –según se comentó en el coloquio- por buscar soluciones de las mujeres y para las mujeres, no falsas soluciones usadas por el Estado y el capitalismo para legitimarse. Colectivos como Mujeres Libres hace ochenta años y como la Plataforma por la Sexualidad y el Aborto Libre en la actualidad hacen real una revolución que ya se sienta en la vida cotidiana y que no la ignore.
Los actos que la Plataforma está preparando para el 8 de marzo, y otras iniciativas como las jornadas Marcando Pezón de la primavera, son las ocasiones más inmediatas en que se podrá avanzar en Valladolid en este sentido.
Sonia Turón hizo notar que, a pesar de la dureza de la experiencia de la lucha, en las fotos que testimonian la experiencia de Mujeres Libres lo primero que se ve en los rostros es la sonrisa de la liberación. Este encuentro de tarde de sábado fue una nueva ocasión para conocer y discutir experiencias pasadas y presentes que nos inspiren para llevar esa sonrisa tanto a la luz pública que puede salir en las fotos como a lo que ocurre en nuestras vidas privadas y sus entreactos. El piscolabis posterior, celebrado en los mismos locales de la CNT, permitió seguir acercándonos a estos temas tan importantes.
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