Un vistoso pasacalles recorrió las calles de Valladolid mostrando su rechazo a la Shopping Night 2016.
El pasado 27 de Mayo, CNT nos manifestamos en Valladolid contra la Shopping Night. Esta iniciativa, organizada desde la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (FECOSVA), y con el total apoyo del Ayuntamiento, supone, en palabras de la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, y el presidente de Fecosva, Javier Labarga, una “gran oportunidad para la ciudad y sus establecimientos”.
Las personas que integramos CNT, sin embargo, preferimos centrarnos en las oportunidades de aquellas que sufren para mayor gloria de ciudades y establecimientos: las que integramos las clases trabajadoras. Aquí, en occidente, y en el “sur global”, donde se producen en condiciones de esclavitud los productos con los que brillan las pretensiones de la burguesía hortera de nuestra ciudad.
Es por ello que desfilamos por las principales calles del centro de Valladolid, portando con nosotras un magnífico “photocall” en el que inmortalizar la emoción de un evento como la Shopping Nightmare, parando en los establecimientos adheridos a esta iniciativa y haciéndoles constar nuestro total rechazo a la misma. Además, tuvimos la magnífica oportunidad de recordarle al dueño del bar “Sabores de Valladolid”, con el que una compañera del sindicato mantiene un conflicto laboral, su carácter de explotador. Sin embargo, la responsabilidad de este evento no se limita a las dueñas de los comercios, sino que descansa, en última instancia, en el equipo de gobierno de la ciudad; siempre de la mano de la asociación patronal de turno. Es por ello que invitamos repetidas veces a Oscar Puente a currar él de dependiente.
Si algo pudimos comprobar en nuestra marcha, fue la escasa afluencia a los comercios adheridos y a las actividades programadas; cómo olvidar a esos jóvenes DJ,s, predicando su música en el desierto. Y no es de extrañar, pues este tipo de eventos, apoyados únicamente sobre la filosofía del consumismo y la distinción social, rallan lo ofensivo para una mayoría de la población que ha sufrido sobre sus espaldas el proceso de reordenación social que la oligarquía capitalista necesitaba para aumentar sus tasas de acumulación de capital.
Una acumulación que se hace a costa de las personas trabajadoras, a las que, como si no tuvieran suficiente con las draconianas condiciones laborales, se les exige en estos eventos dejar de lado su tiempo de vida para hacer brillar las lentejuelas de los vestidos hasta las doce de la noche. Y como suele suceder en el capitalismo, son las mujeres las más perjudicadas; pues además de productoras desarrollan mayoritariamente las labores de cuidados, repercutiendo en la doble carga de trabajo que llevan a cabo. Además, sus cuerpos se exponen de manera grosera como reclamo, en situaciones como la vivida en el establecimiento “Teria Yabar”, donde dos trabajadoras bailaban en el escaparate a modo de maniquís humanos. A todo esto, hay que sumar los efectos perjudiciales que sobre el medio ambiente tiene el consumo desmedido con el que en occidente tratamos de situar sobre el mapa de la moda nuestras poblaciones. Quizá podríamos preguntar a quienes sufren la contaminación de las aguas, la implantación de monocultivos y la polución del aire qué les parecen los magníficos “outfits” con los que se adornan algunos y algunas en nuestras ciudades.
Por ello, el 27 de Mayo nos manifestamos contra la materialización frívola, infantil e irrespetuosa, en nuestra ciudad, de un modelo de ocio y consumo deshumanizado y acrítico, perfectamente funcional para la reproducción del estado de las cosas que permite los privilegios que disfrutan una pequeña minoría. Por todo esto, como anarquistas nos revelamos.
Contra el Estado y el Capital
por la transformación social
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