Si algo debemos hacer los anarquistas y anarcosindicalistas, como bien dice la secretaría de prensa y propaganda de nuestro Comité Nacional, es recuperar nuestra memoria histórica al márgen de los chupatintas representados en la clase política, la cual gusta de traficar con las ideas y sentimientos.
“A veces los pueblos simulan dormir, pero es el sueño que precede al ataque” Laureano Cerrada Santos
Si algo debemos hacer los anarquistas y anarcosindicalistas, como bien dice la secretaría de prensa y propaganda de nuestro Comité Nacional a raíz del anuncio del juez Garzón de revisar los crímenes cometidos durante el franquismo, es recuperar nuestra memoria histórica al margen de los chupatintas representados entre otros por la clase política -la cual gusta traficar con las ideas y sentimientos- y sobretodo, al margen de cualquier moda temporal que solo sirve para adoptar una imagen que ni sienten ni padecen.
Lo nuestro es y debe ser un ejercicio profundo y sincero de querer recuperar nuestro pasado para comprender el presente y de esta forma poder utilizar sus enseñanzas para el futuro. De lo contrario, perderemos la esencia que nos ha caracterizado hasta el momento de coherencia, respeto y compromiso con la idea, cosa que no pueden afirmar otros como por ejemplo esa otra tendencia autodenominada también como anarcosindicalista, en donde los principios (aquello que da contenido y fuerza a un proyecto) fueron abandonados a las primeras de cambio.
Formado en su juventud dentro del movimiento de escuelas racionalistas de Barcelona, concretamente fue alumno de uno de los maestros más destacados como José Alberola. Participó muy activamente en la defensa de Barcelona durante la rebelión fascista de 1936, actuando en la toma del cuartel de Ataranzas entre otras acciones. En el inmediato período revolucionario estaría a cargo de la caja central de la administración de ferrocarriles, destacando de manera sobresaliente en esta labor. Una vez terminada la experiencia revolucionaria y con el fascismo triunfante, toma rumbo hacia exilio, vía Francia como muchos otros compañeros, para incorporarse a la resistencia antinazi, en la cual realizaría actividades muy peligrosas como fueron el robo de armamento o la creación de una red de fabricación y distribución de documentos para los judíos perseguidos. Terminada la guerra mundial participaría activamente en la CNT (a la cual pertenecía desde sus comienzos de su lucha anarquista), de la cual llegaría a ser expulsado por sus métodos considerados por el Movimiento Libertario del Exilio como inadmisibles. Cierto es que sus planteamientos y estrategias son cuanto menos discutibles y criticables como es el caso de plantear un atentado en el cual se preveía una masacre de personas inocentes, a lo cual Cerrada despachó con un simple “Dios reconocerá a los suyos”.
Laureano Cerrada no era persona que pasara desapercibida con ese historial, lo que ha hecho que existan diversas opiniones respecto a su vida militante, pero lo que no se puede negar es su enorme entrega por el ideal ácrata y su lucha contra toda autoridad. De él se dice (y así lo demuestran los hechos) que era una persona muy enérgica e infatigable (basta con decir que era el hombre de aquella época más buscado por la Interpol ¡con la nada despreciable edad de 73 años!), se trataba de una persona que se imponía a las circunstancias por muy adversas que fueran éstas, caracterizado por su audacia e imaginación y siempre teniendo en mente grandes proyectos. Su objetivo de acabar con Franco o el de raptar a Abd-el-Krim para exigir la independencia de Marruecos así lo demuestran. Pero por diversas circunstancias estos planes solo se quedaron en deseos de conseguirlo.
De vuelta a la acción del atentado, los preparativos formaban parte de la “Operación pánico”, la cuál se debía de desarrollar satisfactoriamente para poder culminar la estrategia general denominada “Plan X” con el objetivo definitivo de acabar con la vida del dictador. Este plan se llevó a cabo de forma ultrasecreta para que no se viera involucrado en él nadie más que aquellos que iban a participar directamente, con el fin de que todo saliera correctamente. También se llevó a cabo de esta manera para evitar que los dirigentes históricos del Movimiento Libertario español en Francia desaprobaran su plan.
A las 13.00 horas sobrevuelan La Concha levantando las sospechas. Cuando descienden a 300 metros, un hidroavión Dornier se les coloca detrás. Después, se suman otros cuatro cazas que también recelan, luego serán dos más. Los anarquistas localizan el barco de Franco, pero también pueden observar como las torretas de los torpederos que protegen al Caudillo siguen su trayectoria con sus cañones. Dan alguna vuelta, pero no se deciden a actuar. Nuevamente gracias a los confidentes de la policía lograrían entorpecer la acción anarquista.
Este hecho al igual que tantos otros relacionados con la lucha clandestina antifranquista y encabezada por los anarquistas (el maquis anarquista en Cataluña, el Grupo Ponzán, la formación de DI (Defensa Interior) con los intentos de Stuart Christie o el caso Granados y Delgado son un ejemplo de ello) nos dan una muestran de cómo a pesar de las calumnias o la infravaloración, el movimiento libertario siempre ha estado a la cabeza y ha dado el todo por el todo en situaciones que incluso le podían llegar a desfavorecer o que simplemente no le correspondía encabezar (como en su lucha en defensa de la II República, una República que no lo olvidemos había sido muy poco benevolente con el movimiento obrero), quizás por pecar de cierta ingenuidad (con la utilización de los anarquistas y anarcosindicalistas en primera línea de combate una vez lograda la militarización de las milicias durante la guerra civil española) o muy probablemente por esa característica intrínseca que llevan los anarquistas fieles a su ideario en el que la dignidad y la propaganda por los hechos están por encima de cualquier otra circunstancia.
* Artículo elaborado por Iván N. militante del sindicato de CNT en Valladolid
Bibliografía consultada
Los atentados contra Franco (1976), de Carlos Bayó
La gaceta de los negocios (versión digital)
Bibliografía relacionada
Historia de un atentado aéreo contra el general Franco (1993), de Téllez Solá
Los que quisieron matar a Franco (2006), documental dirigido por Pedro Costa y José Ramón da Cruz
* César Galiano Royo, autor entre otros del libro El día de Barcelona, está preparando una crónica novelada sobre la vida de Laureano Cerrada que esperemos tenga pronta aparición.