El pasado miércoles 2 de octubre se inauguraba en Valladolid el III Encuentro Anarquista del Libro y del Fanzine en la Facultad de Filosofía y Letras, con la presentación del libro “Anarquismo Básico: Habla la anarquía”, obra coral editada por la Fundación Anselmo Lorenzo.
Jose Ramón Palacios, el actual presidente de dicha fundación, presentó este libro, de tono coloquial e insinuante, como un “manual que sirve tanto para quien quiera acercarse por primera vez a las ideas anarquistas […] como para los que llevamos más tiempo conviviendo con dichas ideas y prácticas«. Un libro que tiene por objetivo “simplificar conceptos y desarrollar prácticas”, y que constituye, junto con ‘Entre campesinos’ de Enrico Malatesta y ‘La anarquía explicada a mi hija’ de Pippo Gurrieri, lo que denominó “la trilogía elemental del anarquismo”.
A lo largo de sus trescientas páginas iremos viendo cómo se exponen con sabia sencillez conceptos de sobra conocidos como lo son el Estado, el Capital o la Burguesía; se desglosarán las herramientas que el Poder desarrolla para afianzarse, como son la policía, el ejército o la religión, así como “las funestas consecuencias de sus actos”. En contrapartida, se exponen los rudimentos y funcionamientos del anarquismo en su aspecto práctico: cómo se desarrolla una organización de dicha clase, con sus asambleas, comités, plenarias, cómo debe funcionar una representación directa sin constituir un poder ejecutivo, etc…
Sobre el sistema legal señaló lo paradójico de equiparar Ley y Justicia. “Aplicar la ley es aplicar la ley. Hacer justicia es otra cosa, y generalmente opuesta”, “una sociedad, cuanto más justa, menos leyes necesitaría para su funcionamiento”. Y en referencia a la Democracia, “la democracia se nos presenta como un sistema social en el que se pueden resolver todos nuestros problemas, como el juego natural al que estamos destinados […] durante el franquismo, organizándonos, arrancamos conquistas a la dictadura. Hoy en día, es la democracia la que legitima la actuación del capital, que sigue siendo el mismo capital que en la época de Franco. Por tanto, en coherencia, debemos aprender a luchar contra la democracia si queremos llegar en algún momento a solucionar los problemas que nos aquejan”.
Por otra parte, Palacios dedicó parte de su exposición a hacer unos concisos pero directos apuntes sobre la Ley de Memoria Histórica afirmando que “no está de más restituir el honor y la dignidad de los represaliados” pero sentenciando que dicha ley es una ley sesgada y que reduce la historia a un mero golpe de estado contra un gobierno republicano, haciendo que desaparezcan de la memoria las “producciones revolucionarias” que se pusieron en práctica en las colectividades de Aragón, en la ciudad de Barcelona, en las escuelas libres, en los Ateneos, así como el primer proyecto de ley del aborto. En definitiva, Palacios propone una Memoria Histórica que “recupere esa praxis anarcosindicalista” para que “más allá de la memoria histórica, esta se convierta en recuerdo vivo”.
Tras esta primera intervención se dio paso a dos colectivos anarquistas de Valladolid para que ejemplificaran con sus propias experiencias los planteamientos suscritos en el libro.
Berta presentó el Grupo Anarquista Cencellada, que hace unos meses retomó su actividad tras un parón “tras analizar el pulso de la ciudad y obtener un análisis catastrófico” al ver cómo “las luchas han sido canalizadas por la vía institucional” produciendo desmovilización y descontento con “al parecer que no hay otra alternativa”. Por esa razón, afirmó Berta, es relanzado Cencellada, “por la necesidad de plantear utopías”.
De forma asamblearia, en este grupo de afinidad se reflexiona sobre la dominación ya que “para actuar sobre la cotidianeidad hay que conocerse”. Fruto de numerosos encuentros han sido escritos varios textos que canalizan las conclusiones alcanzadas. Como el hecho de que la propiedad privada es algo “que se justifica culturalmente para perpetuar las desigualdades”, que los nacionalismos son “el sustento ideológico de los estados” y que estos a su vez, y como cierre, se definen como la “esfera militar y política que defiende la propiedad privada”. Criticó lo que llamó la “ideología ciudadanista”, la necesidad de tutelaje por una instancia superior, en base a la dependencia y la delegación.
Frente a la visión lineal, cerrada y determinista de la historia “afirmamos que la historia depende de los individuos que la conforman, que si creemos en una sociedad distinta tenemos que empezar a practicarla”, concluyó
En último lugar participaron en la mesa Eva y Almudena, integrantes del GAM (Grupo Anarconsidicalista de Mujeres).
“Si bien somos conscientes de que el feminismo ha comenzado a convertirse en un tema de moda, que tanto las clases dominantes como el capitalismo están intentando apropiarse, nos gustaría remarcar que el feminismo lleva implícita nuestra anarquía máxima hacia cualquier tipo de dominación” remarcó Eva.
“La CNT ha hecho un gran avance en el último congreso definiéndose feminista”, prosiguió Almudena. Así como Mujeres Libres, la organización de mujeres ligada a la CNT en los años de la Guerra Civil, se constituyó sobre la idea de que las mujeres necesitan un espacio específico de desarrollo desde donde llevar a cabo su lucha, el actual GAM (Grupo Anarcosindicalista de Mujeres) pretende seguir la misma línea. Se trata un grupo de trabajo no mixto del propio sindicato para “empoderarnos e incidir en el cambio social que queremos lograr” así como “enfocar todas las luchas del sindicato de una forma feminista”, concluyó.
Durante el acto se proyectaron diversas obras de la artista Marisol Caldito, fallecida este mismo verano, autora de la portada de ediciones anteriores de este libro entre otros de CNT.
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