¿Cómo puede ser que a estas alturas demos credibilidad a las promesas que puedan lanzar nuestros gobernantes o candidatos a serlo? Si hay algo que de verdad debamos valorar son los hechos, y estos hablan por si solos.
Si de algo está sirviendo la actual crisis económica y social que estamos padeciendo, es de romper ese mito que se estaba construyendo en los últimos años desde las esferas del poder, y que no pocos se tragaron, de que la existencia de las clases sociales era algo del pasado, incluso así te lo hacen entender de una forma más o menos descarada en los libros de texto, y es que el capitalismo no iba a dejar de lado su mejor foco de adoctrinamiento: la educación.
Si para las democracias occidentales la distribución de la riqueza es el factor esencial que analiza la justicia social de un determinado país, no podemos decir que España sea un país democrático. Si en tiempos de bonanza económica ya era el país con los salarios más bajos de la UE de los 15 (un 40% menos que el resto), podéis imaginaros como será la situación actual en tiempos de crisis. Así lo indicábamos en el primer informe detallado en el que analizábamos las diferentes causas por las que habíamos llegado a esta situación.
Pero no todo son malas noticias, aparte de haber conseguido recientemente el record de victorias de nuestra gloriosa selección a nivel mundial, nuestro país también está en los primeros puestos (el 9º) en cuanto al número de millonarios ¿y todavía se pregunta la gente que de donde se sacará Florentino Pérez la millonada para fichar a Cristiano Ronaldo y Kaká? El contraste de todo esto: el 20% de los españoles viven bajo el umbral de la pobreza. Con este balance no es de extrañar que se hayan multiplicado por cinco los robos de alimentos en los supermercados.
Esta terrible situación en donde vale más y se le da toda la bola del mundo -nunca mejor dicho- a la vida y obra de un futbolista, quedando a un segundo o tercer plano -si hay suerte- la dramática situación que estamos padeciendo millones de familias, refleja a la perfección el mundo en el que vivimos.
Uno se pregunta cuál será el límite de indignidad que tengamos que soportar para darnos cuenta de que nos están robando descaradamente y en lugar de reaccionar les reímos sus gracias cuando no, nos arrollidamos ante ellos. Varios son los recientes ejemplos que relatan la tomadura de pelo que estamos padeciendo día tras día: por un lado, con la ampliación de los impuestos indirectos en detrimento de los directos, o lo que es lo mismo, que seamos los trabajadores y no los ricos los que sostengan el aparato estatal. Por otra parte, la millonada que se van a llevar nuestros eurodiputados por representarnos y defender nuestros derechos -con ideas tan brillantes como la Directiva Bolkestein o la Directiva de las 65 horas– en el Parlamento Europeo gracias a nuestro respaldo en las urnas en las pasadas elecciones europeas. De esta forma podremos seguir sosteniendo a una clase política que lleva los valores de la corrupción y la falsedad por bandera.
Y es que como dice la canción de la ya extinta banda vallisoletana Puagh! que da título a este comunicado, el agua y el aceite son dos elementos imposibles de mezclar, al igual que ocurre con el poder y la honradez. ¿Cómo puede ser que a estas alturas demos credibilidad a las promesas que puedan lanzar nuestros gobernantes o candidatos a serlo? Si hay algo que de verdad debamos valorar son los hechos, y estos hablan por sí solos: el rescate con el dinero de todos nosotros de las empresas y entidades financieras por parte de este -por ejemplo con el caso de Caja Castilla la Mancha (CCM)- y tantos otros gobiernos sin que se exista responsabilidad de ningún tipo por llevarnos a la quiebra, o el visto bueno en la aplicación de los ERE´s que se están produciendo a lo largo y ancho del territorio -que a pesar de lo que diga el ministro Corbacho, estos se producen con una permisividad espantosa– por no hablar de la iniciativa del gobierno de abaratar el despido, eso si, dialogándolo como personas civilizadas con los agentes sociales, de cara a una nueva reforma laboral que permita flexibilizar aún más el mercado laboral, con medidas como el fortalecimiento de las ETT´s en el sector público. Con estas perlas, ¿a alguien le queda alguna duda de quien va a pagar nuevamente los platos rotos de la crisis?
Cuando la cosa no podía ir a peor nos encontramos con una ingeniosa estrategia para salir de la crisis. Ni a la mismísima CEOE se le hubiera ocurrido plantear tan maravillosa idea. Resulta que la aerolínea británica British Airways ha hecho un llamamiento a sus trabajadores para que trabajen durante un mes gratis, mientras el presidente de la compañía se desembolsa 70000 euros mensuales. Pues bien, de los 30.000 trabajadores que tiene la empresa, 1000 de ellos ya han dado el visto bueno, por lo que de triunfar la medida no nos extrañe que dentro de poco nos vengan exigiendo por aquí tres cuartas partes de lo mismo.
Estas situaciones, por estrambóticas que parezcan, lo único que hacen es evidenciar la tremenda falta de conciencia social y de clase que padecemos los trabajadores actualmente -que salvo casos excepcionales y de pura desesperación como es el caso de las trabajadoras de la tienda de ropa Caramelo que respondieron a la imposición del ERE con el saqueo de la fábrica- se queda paralizada ante el discurso del miedo en lugar de tomar las riendas de su propio destino de forma definitiva y acabar con todos esos vividores y embaucadores que hace que para mantenerles tengamos que padecer la mayor tasa de paro de la historia.
¿Estresado con toda esta información? Pues que no se te ocurra enfermar porque en Canarias aquellos que estén parados y se les haya terminado la prestación por desempleo pueden perder la tarjeta sanitaria. Esos rumores ya se están extendiendo a Castilla y León… ¿Tendrá algo que ver todo esto con el proceso de privatización de la sanidad?
Por lo tanto, parece claro que nuestra única salida para salir de este atolladero es la de buscar la organización de los trabajadores y luchar por nuestros derechos. Y es que aunque pueda sonar redundante en nuestros escritos, si no llevamos a cabo esta principal tarea seguiremos en las mismas de siempre, nos empeorarán las mínimas condiciones laborales y recortarán nuestros derechos, mientras los de siempre seguirán engordando sus bolsillos. Por ello, si eres de esas personas que todavía tienes un mínimo de orgullo y de dignidad y estás harto de que te pisoteen, te esperamos en este sindicato para demostrarles que los trabajadores todavía no hemos dicho -recordando a otro de los trabajos de Puagh!- la última palabra.
Secretaría de Prensa y Comunicación
Para no dejaros con tal mal sabor de boca aquí os dejamos un vídeo en donde podemos observar como no todo es tan malo como lo pintamos, todavía existen currelas que disfrutan de una buena paga y con contrato indefinido…
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