La juez reconoce como hecho probado las lesiones sufridas por la víctima pero fundamenta la absolución del acusado en las contradicciones en las que incurrieron la víctima y sus amigos
Fuente: El norte de castilla
El Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid ha absuelto de un delito de lesiones al portero del pub ‘El Gueto’ de la capital, Eduardo P.S, al no considerar probado que fuera él quien en enero de 2005 y ante las puertas del local propinara un puñetazo con un guante de plomo a un joven de ideología neonazi, José Antonio P.G, que sufrió fractura de mandíbula.
En su sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press en fuentes jurídicas, la juez reconoce como hecho probado las lesiones sufridas por la víctima pero fundamenta la absolución del acusado en las contradicciones en las que incurrieron la víctima y sus amigos, junto con las graves dificultades para citar a estos últimos al acto del juicio oral. «Todo ello son datos añadidos a esa falta de credibilidad», sentenció la magistrada.
Así, se da la circunstancia de que el denunciante de los hechos, José Antonio P.G, y dos amigos suyos, Alberto G. de J. y Pablo R, también de ideología neonazi como él, no sólo no han conseguido la condena del acusado sino que, por contra, han visto cómo la juez ha impuesto a los tres multas de 600 euros por no comparecer el primer día del juicio y provocar la suspensión del mismo. El tercero de ellos, que ni siquiera acudió a testificar en la segunda jornada, se encuentra en situación de busca y captura para su ingreso en prisión por este motivo.
El Ministerio Fiscal había solicitado para el portero de ‘El Gueto’, Eduardo P.S, una pena de 2,5 años de cárcel, además del pago de una indemnización de 3.020 euros en favor del agredido por lesiones y secuelas, así como otros 3.786 euros a favor del Hospital Universitario Río Hortega, mientras que la acusación particular, en representación de Sacyl, reclamó esta última cantidad por los gastos derivados de la intervención quirúrgica que hubo que realizar al lesionado.
Durante el juicio, el agredido, José Antonio P.G, se ratificó en que el acusado, de ultraizquierda, fue la persona que en la madrugada del 30 de enero del pasado año se acercó hasta él y le propinó un puñetazo armado con un guante de plomo mientras otras personas le tenían agarrado por los brazos.
El ‘skin’ explicó también que se había acercado hasta la puerta del pub ‘El Gueto’, cuyas puertas guardaba el acusado, para pedirle explicaciones sobre por qué habían abierto dicho local en la calle Francisco Suárez, precisamente a pocos metros de otro local frecuentado por amigos suyos, también neonazis, lo que consideraba como una provocación.
Implicado en otras peleas
El lesionado, que se declaró abiertamente en contra del acusado desde el punto de vista ideológico, reconoció haber estado implicado en otras peleas de este tipo, en una de las cuales llegó a recibir una puñalada en la espalda, aunque en esta ocasión negó haber iniciado la reyerta ni siquiera la autoría de las pintadas amenazantes de tendencia ‘skin’ que días antes de la inauguración de ‘El Gueto’ aparecieron en sus paredes con alusiones tanto al local como al portero del mismo.
Un amigo del herido, Alberto G. de J, testigo de los hechos y también ‘skin’, reiteró que ambos y otro amigo acudieron a la puerta del pub y que fue entonces cuando, de improviso, una veintena de jóvenes que había dentro salió a la calle y se abalanzó sobre los tres. «Vi a varios agarrar a mi colega y cómo el acusado cogía carrerilla y le golpeaba con un guante de plomo», apuntó el testigo, quien añadió que nada más recibir el impacto José Antonio P.G. «escupió al suelo un chorro de sangre increíble».
Otros testigos, amigos del acusado, entre ellos el ‘pincha’ de ‘El Gueto’, coincidieron al asegurar que desconocían la autoría de la agresión sufrida por el neonazi y achacaron lo ocurrido a las provocaciones de los jóvenes de extrema derecha, a los que acusaron de haber calentado el ambiente con pintadas y mensajes amenazantes por internet días antes de la inauguración del pub.
Frente a la postura de las acusaciones pública y particular, la defensa del imputado solicitó una sentencia absolutoria por falta de pruebas objetivas sobre la autoría de la agresión, tal y como ha ocurrido finalmente, y atribuyó la denuncia a la «inquina» manifiesta existente entre ambos bandos enfrentados ideológicamente.