Sobre el final del conflicto entre el compañero de CNT y Treves o de cómo «dar la tabarra» sirve para algo.
Nada de despidos “disciplinarios”, como ya explicamos anteriormente, despidos en fraude de ley: un despido colectivo encubierto que le ahorraba a Treves la posible no aprobación de tal canallada por la autoridad laboral, además de unos cuantos euros… En eso es en lo que consistió la remesa de despidos del mes de diciembre. Y allí los únicos que realizaron un “incumplimiento grave con sus obligaciones”, tal es el motivo de un despido disciplinario real, fueron los que decidieron (amén de los que consintieron) el incumplimiento de los contratos con decenas de trabajadores mandándoles a las listas del paro.
Pues bien, entre los trabajadores afectados por la jugada de la empresa se encontraba un compañero de nuestro sindicato, que no accedió a firmar la carta de despido. Desde CNT exigíamos el despido nulo y la readmisión del compañero. Inmediatamente la asamblea del sindicato comenzó a movilizarse: se repartió propaganda a la salida de la fábrica denunciando la situación, se difundió el conflicto en páginas web contra-informativas así como en medios de comunicación ordinarios (prensa y radio), se pidió ayuda a otras federaciones locales de CNT que bombardearon tanto a Treves como a Trety en Gerona con faxes de apoyo al compañero, etc.
Finalmente, el día 20 de enero, se realizó el acto de conciliación con la empresa, que veía como su mierda se estaba removiendo demasiado y olía más de la cuenta. El resultado fue un acuerdo por el cual se recibían todos los salarios correspondientes hasta el último día del contrato, 16 de marzo. Aunque el éxito total hubiera sido la readmisión, la realidad es que la herencia obtenida tras las sucesivas reformas laborales firmadas por la patronal y los “representantes” de los trabajadores, nos deja un panorama laboral de temporalidad y precariedad tan jodido que nos obligaría a estar pidiendo readmisiones cada cuatro meses. No obstante el acuerdo con la empresa es una readmisión económica, pues ha pagado todos los salarios del contrato y podemos decir que es toda una victoria.
Otro gallo hubiera cantado, eso sí, si todos los trabajadores fueran conscientes de sus derechos y se hubieran movilizado conjuntamente por su readmisión. No nos cabe duda de que Treves hubiera temblado, sobre todo teniendo en cuenta que estaba despidiendo fraudulentamente y que la podía costar un buen disgusto.
Como último apunte, decir que cuando el capital marcha viento en popa obteniendo beneficios astronómicos de las riquezas que los trabajadores mismos generamos, nunca nos enteramos, siempre andamos con nuestros sueldos de “a ver si llego a fin de mes”. Sin embargo en cuanto hay la más leve bajada de producción nos enteramos de sobra, lo primero que hace el capital es repartir las pérdidas entre los trabajadores: despedir obreros, congelar salarios, precarizar el empleo… Así que, que no nos vengan con cuentos, ni nos interesan sus problemas, ni tenemos la culpa de ellos. Si pierden dinero que se jodan, pero que no nos arruinen la vida a nosotros que bastante tenemos con ser explotados.