Otro 8 de marzo, el feminismo combativo y apasionado ha alegrado las calles de Valladolid. En este 2020, en una convocatoria impulsada de manera totalmente autogestionaria, la Asamblea 8M salió junto a más de 4000 personas el domingo a las siete de la tarde. Esta manifestación complementó a la matutina con respaldo institucional, y logró que el 8 de marzo fuese una jornada de lucha y no un día de manifestación antes del vermut. Actos de convivencia y una cacerolada completaron un programa que llamaba a trabajadoras, precarias y libres a dejar claro que esté es el Día de la Mujer Trabajadora y sus necesidades, no el día de un feminismo que iguala a Patricia Botín con la kelly que se desloma limpiando las habitaciones de su hotel.
Adjuntamos el manifiesto que se leyó al final de la manifestación. Ahora, con las pilas cargadas, nos queda hacer que la reivindicación de los derechos de la mujer trabajadora llene todos los días de todos los años.
POR UN FEMINISMO DE CLASE, INTERSECCIONAL Y COMBATIVO
Desde la Asamblea 8M Valladolid, gracias a todas por estar aquí.
El 8 de marzo hemos vuelto a organizar una jornada de lucha feminista porque no vamos a dejar de organizarnos hasta que caiga este sistema patriarcal, capitalista, colonial y racista. El 8 de marzo vuelve a ser jornada de lucha para las trabajadoras y por tanto también para la clase obrera que avanza en su conciencia feminista de la lucha.
No queremos una jornada simbólica ni festiva, y que al día siguiente todo siga igual. Queremos una jornada de lucha combativa para, no sólo visibilizar nuestras reivindicaciones, sino conseguirlas, como tantas cosas se consiguieron con la organización obrera.
Nos negamos a que el Día de la Mujer Trabajadora y nuestra lucha feminista de clase sean instrumentalizadas por intereses políticos, electorales y económicos, desmovilizando y manipulando lo que es este día de lucha, vaciándolo de todo contenido anticapitalista.
Quienes borran “Trabajadora” del Día de la Mujer Trabajadora lo hacen con una perspectiva burguesa de nuestra lucha, que no vamos a aceptar:
-Porque las mujeres trabajadoras estamos en el mercado laboral en las peores condiciones, con parcialidad en el trabajo, formando parte de la llamada economía sumergida, es decir sin regulación laboral y con una precariedad marcada por la diferencia salarial y el acoso laboral y sexual.
-Porque nos coloca a las mujeres trabajadoras en el punto de mira de la represión, tanto laboral como política. Las habituales represalias de los empresarios frente a quien denuncia las vergonzosas condiciones laborales parecen inexistentes.
-Porque nos instrumentaliza. Las organizaciones y partidos que forman parte de las instituciones están utilizando al movimiento feminista en pro de sus intereses electorales. Recordamos que el derecho al aborto se regula como un delito en el Código Penal y no fue propuesta precisamente de la extrema derecha.
-Porque han boicoteado las huelgas generales de los dos últimos años para no perturbar los intereses de la patronal.
No olvidamos que aquellos sindicatos que viven de sus pactos económicos y sociales con la patronal (CCOO, UGT…) a cambio de entregar en bandeja de plata derechos e intereses de trabajadoras y trabajadores.
El patriarcado y el capitalismo con su lógica del beneficio y de la acumulación, generan fuertes desigualdades, relaciones de poder y destrucción de los recursos y las condiciones necesarias para una vida digna. La división sexual del trabajo fundamenta la doble explotación que sufrimos las mujeres trabajadoras, que resolvemos al capitalismo la cuestión de la reproducción de la especie y de la fuerza de trabajo.
El trabajo doméstico y de cuidados que realizamos las trabajadoras es imprescindible para el sostenimiento de la vida. Que mayoritariamente sea gratuito o esté devaluado es una trampa en el desarrollo del capitalismo. Reivindicamos que el trabajo de cuidados sea reconocido y exigimos la redistribución de este tipo de tareas y su corresponsabilidad entre hombres y mujeres.
La explotación patriarcal se materializa por tanto, en el trabajo doméstico, las tareas reproductivas y relativas a la crianza de los hijos e hijas, los cuidados y asistencia a las personas dependientes, en situaciones de enfermedad o también a las personas con diversidad funcional y en el intercambio desigual en las relaciones afectivas y sexuales, en los diferentes contextos de pareja, familiares y en la sociedad en general.
Llamamos a boicot al consumo para esta jornada. Para mantener el nivel de consumo primer-mundista, el capitalismo salvaje explota y expolia el sur global, dejando a su paso todo tipo de desestabilizaciones políticas, económicas y medioambientales. ¡No será la clase trabajadora quien pague este colapso ecológico que han provocado las élites!
Recordamos los asesinatos de mujeres activistas indígenas defensoras del territorio, no nos olvidamos de las temporeras de la fresa, mujeres marroquíes que sufrieron en Huelva todo tipo de abusos sexuales y laborales a manos de sus jefes españoles. Denunciamos la industria textil que explota a tantas mujeres del mundo quienes fabrican las prendas que se venden en tiendas como Zara, Pull and Bear, Bershka, Stradivarius, y un largo etc. El secxto billonario más rico del mundo es un hombre español, Amando Ortega, dueño de todas estas tiendas y de la fábrica de Bangla Desh en cuyo derrumbe, por negligencia, murieron 1.127 trabajadoras en el año 2013.
Exigimos la derogación de la LOMCE en los institutos, porque favorece la enseñanza privada y religiosa, y la derogación del plan Bolonia en las universidades, ya que impone una carga de trabajo que nos imposibilita la conciliación y vende nuestra educación. Queremos una educación con perspectiva de género, formación afectivo-sexual, que eduque en valores antirracistas y anticolonialistas, reconociendo cada cultura, especialmente al pueblo gitano, cuya persecución y resistencia es totalmente invisibilizada en nuestros libros de historia. Por ello, nos posicionamos en contra del veto o “pin” parental. ¡Exigimos la aplicación real de los protocolos contra todas las violencias en el aula!
La lucha feminista persigue acabar con los privilegios patriarcales y con las violencias ejercidas contra las mujeres. Los feminicidios son la expresión más alta de la violencia de género. Las mujeres que sufren este maltrato tienen que lidiar, además, con la violencia de la justicia burguesa y de sus instituciones que las revictimiza, las juzga y en muchos casos condena a sus hijas a seguir viendo a un maltratador. Señalamos y denunciamos la violencia sexual como expresión de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad como mujeres migradas, racializadas, con discapacidad, enfermedad mental y trabajadoras domésticas.
Exigimos la derogación de la Ley de Extranjería y el cierre de los CIES puesto que vulneran los derechos más básicos de las personas migrantes. Los CIES son cárceles en las que se criminaliza y priva de libertad a personas por el mero hecho de migrar, dándose en estas cárceles todo tipo de abusos, incluso muertes.
Creemos que la cárcel no es la solución sino parte del problema, apoyamos las reivindicaciones de las huelgas de hambre del colectivo Presas en Lucha, entre las cuales subrayamos: la erradicación de las torturas, la eliminación del régimen de aislamiento, el fin de la dispersión de todas las personas privadas de libertad y la aplicación inmediata de los derechos de todas las personas enfermas crónicas que se encuentran en prisión.
Nos quieren dóciles, sumisas y calladas. Denunciamos la grave represión y recortes de derechos que estamos sufriendo y exigimos la derogación de la Ley Mordaza y la Ordenanza municipal aprobada por el actual equipo de gobierno. ¡Nuestra libertad no se coarta!
Para acabar, queremos cerrar dando las gracias a todas nuestras compañeras de la Asamblea 8M Valladolid, por su enorme trabajo, compromiso, y por apostar por un modelo de lucha asambleario, horizontal y autogestionado.
Todas las violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas que vivimos las trabajadoras se perpetúan si permitimos que quienes sostienen el sistema capitalista y patriarcal desde las instituciones, instrumentalicen la lucha feminista y el 8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora.
Seguiremos luchando por un feminismo de clase, interseccional y combativo, desde abajo, y no sólo el 8 de marzo sino todos los días del año.
¡Nos queremos vivas!
¡Nos queremos libres!
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